Blog de Arinda

OBJETIVO :En este Blog vas a encontrar mis producciones en pintura y escultura. Además, material recopilado a través de mi trabajo como maestra, directora e inspectora, que puede ser de interés para docentes y estudiantes magisteriales .

domingo, 14 de septiembre de 2025

14 DE SETIEMBRE DE 1920 NACIA MARIO BENEDETTI - ANÁLISIS DE SU OBRA

 

Mario Benedetti: un análisis literario integral


POEMAS


BOTELLA AL MAR

                         
El mar es un azar
                             Vicente Huidobro

Pongo estos seis versos en mi botella al mar
con el secreto designio de que algún día
llegue a una playa casi desierta
y un niño la encuentre y la destape
y en lugar de versos extraiga piedritas
y socorros y alertas y caracoles. 

Del libro "Cotidianas" - 1978-1979
***


DE ÁRBOL A ÁRBOL


                a ambrosio y silvia

      Los árboles
      ¿serán acaso solidarios?

      ¿digamos el castaño de los campos elíseos
      con el quebrancho de entre ríos
      o los olivos de jaén
      con los sauces de tacuarembó?

      ¿le avisará la encina de westfalia
      al flaco alerce de tirol
      que administre mejor su trementina?

      y el caucho de pará
      o el baobab en las márgenes del cuanza
      ¿provocarán al fin la verde angustia
      de aquel ciprés de la mission dolores
      que cabeceaba en frisco
      california?

      ¿se sentirá el ombú en su pampa de rocío
      casi un hermano de la ceiba antillana?

      los de este parque o aquella floresta
      ¿se dirán de copa a copa que el muérdago
      otrora tan sagrado entre los galos
      ahora es apenas un parásito
      con chupadores corticales?

      ¿sabrán los cedros del líbano
      y los caobos de corinto
      que sus voraces enemigos
      no son la palma de camagüey
      ni el eucalipto de tasmania
      sino el hacha tenaz del leñador
      la sierra de las grandes madereras
      el rayo como látigo en la noche?

Del libro "Cotidianas" - 1978-1979
***
SIRENA

Tengo la convicción de que no existes
y sin embargo te oigo cada noche
te invento a veces con mi vanidad
o mi desolación o mi modorra
del infinito mar viene su asombro
lo escucho como un salmo y pese a todo
tan convencido estoy de que no existes
que te aguardo en mi sueño para luego.

Del libro "Yesterday y mañana" - 1987
***
CUENTOS

A IMAGEN Y SEMEJANZA

Era la última hormiga de la caravana, y no pudo seguir la ruta de sus compañeras. Un terrón de azúcar había resbalado desde lo alto, quebrándose en varios terroncitos. Uno de éstos le interceptaba el paso. Por un instante la hormiga quedó inmóvil sobre el papel color crema. Luego, sus patitas delanteras tantearon el terrón. Retrocedió, después se detuvo. Tomando sus patas traseras como casi punto fijo de apoyo, dio una vuelta alrededor de sí misma en el sentido de las agujas de un reloj. Sólo entonces se acercó de nuevo. Las patas delanteras se estiraron, en un primer intento de alzar el azúcar, pero fracasaron. Sin embargo, el rápido movimiento hizo que el terrón quedara mejor situado para la operación de carga. Esta vez la hormiga acometió lateralmente su objetivo, alzó el terrón y lo sostuvo sobre su cabeza. Por un instante pareció vacilar, luego reinició el viaje, con un andar bastante más lento que el que traía. Sus compañeras ya estaban lejos, fuera del papel, cerca del zócalo. La hormiga se detuvo, exactamente en el punto en que la superficie por la que marchaba, cambiaba de color. Las seis patas hollaron una N mayúscula y oscura. Después de una momentánea detención, terminó por atravesarla. Ahora la superficie era otra vez clara. De pronto el terrón resbaló sobre el papel, partiéndose en dos. La hormiga hizo entonces un recorrido que incluyó una detenida inspección de ambas porciones, y eligió la mayor. Cargó con ella, y avanzó. En la ruta, hasta ese instante libre, apareció una colilla aplastada. La bordeó lentamente, y cuando reapareció al otro lado del pucho, la superficie se había vuelto nuevamente oscura porque en ese instante el tránsito de la hormiga tenía lugar sobre una A. Hubo una leve corriente de aire, como si alguien hubiera soplado. Hormiga y carga rodaron. Ahora el terrón se desarmó por completo. La hormiga cayó sobre sus patas y emprendió una enloquecida carrerita en círculo. Luego pareció tranquilizarse. Fue hacia uno de los granos de azúcar que antes había formado parte del medio terrón, pero no lo cargó. Cuando reinició su marcha no había perdido la ruta. Pasó rápidamente sobre una D oscura, y al reingresar en la zona clara, otro obstáculo la detuvo. Era un trocito de algo, un palito acaso tres veces más grande que ella misma. Retrocedió, avanzó, tanteó el palito, se quedó inmóvil durante unos segundos. Luego empezó la tarea de carga. Dos veces se resbaló el palito, pero al final quedó bien afirmado, como una suerte de mástil inclinado. Al pasar sobre el área de la segunda A oscura, el andar de la hormiga era casi triunfal. Sin embargo, no había avanzado dos centímetros por la superficie clara del papel, cuando algo o alguien movió aquella hoja y la hormiga rodó, más o menos replegada sobre sí misma. Sólo pudo reincorporarse cuando llegó a la madera del piso. A cinco centímetros estaba el palito. La hormiga avanzó hasta él, esta vez con parsimonia, como midiendo cada séxtuple paso. Así y todo, llegó hasta su objetivo, pero cuando estiraba las patas delanteras, de nuevo corrió el aire y el palito rodó hasta detenerse diez centímetros más allá, semicaído en una de las rendijas que separaban los tablones del piso. Uno de los extremos, sin embargo, emergía hacia arriba. Para la hormiga, semejante posición representó en cierto modo una facilidad, ya que pudo hacer un rodeo a fin de intentar la operación desde un ángulo más favorable. Al cabo de medio minuto, la faena estaba cumplida. La carga, otra vez alzada, estaba ahora en una posición más cercana a la estricta horizontalidad. La hormiga reinició la marcha, sin desviarse jamás de su ruta hacia el zócalo. Las otras hormigas, con sus respectivos víveres, habían desaparecido por algún invisible agujero. Sobre la madera, la hormiga avanzaba más lentamente que sobre el papel. Un nudo, bastante rugoso de la tabla, significó una demora de más de un minuto. El palito estuvo a punto de caer, pero un particular vaivén del cuerpo de la hormiga aseguró su estabilidad. Dos centímetros más y un golpe resonó. Un golpe aparentemente dado sobre el piso. Al igual que las otras, esa tabla vibró y la hormiga dio un saltito involuntario, en el curso del cual, perdió su carga. El palito quedó atravesado en el tablón contiguo. El trabajo siguiente fue cruzar la hendidura, que en ese punto era bastante profunda. La hormiga se acercó al borde, hizo un leve avance erizado de alertas, pero aún así se precipitó en aquel abismo de centímetro y medio. Le llevó varios segundos rehacerse, escalar el lado opuesto de la hendidura y reaparecer en la superficie del siguiente tablón. Ahí estaba el palito. La hormiga estuvo un rato junto a él, sin otro movimiento que un intermitente temblor en las patas delanteras. Después llevó a cabo su quinta operación de carga. El palito quedó horizontal, aunque algo oblicuo con respecto al cuerpo de la hormiga. Esta hizo un movimiento brusco y entonces la carga quedó mejor acomodada. A medio metro estaba el zócalo. La hormiga avanzó en la antigua dirección, que en ese espacio casualmente se correspondía con la veta. Ahora el paso era rápido, y el palito no parecía correr el menor riesgo de derrumbe. A dos centímetros de su meta, la hormiga se detuvo, de nuevo alertada. Entonces, de lo alto apareció un pulgar, un ancho dedo humano y concienzudamente aplastó carga y hormiga.
Mario Benedetti del libro "La muerte y otras sorpresas" - 1968

LOS BOMBEROS



Olegario no sólo fue un as del presentimiento, sino que además siempre estuvo muy orgulloso de su poder. A veces se quedaba absorto por un instante, y luego decía: "Mañana va a llover". Y llovía. Otras veces se rascaba la nuca y anunciaba: "El martes saldrá el 57 a la cabeza". Y el martes salía el 57 a la cabeza. Entre sus amigos gozaba de una admiración sin límites.

Algunos de ellos recuerdan el más famoso de sus aciertos. Caminaban con él frente a la Universidad, cuando de pronto el aire matutino fue atravesado por el sonido y la furia de los bomberos. Olegario sonrió de modo casi imperceptible, y dijo: "Es posible que mi casa se esté quemando".

Llamaron un taxi y encargaron al chofer que siguiera de cerca a los bomberos. Éstos tomaron por Rivera, y Olegario dijo: "Es casi seguro que mi casa se esté quemando". Los amigos guardaron un respetuoso y afable silencio; tanto lo admiraban.

Los bomberos siguieron por Pereyra y la nerviosidad llegó a su colmo. Cuando doblaron por la calle en que vivía Olegario, los amigos se pusieron tiesos de expectativa. Por fin, frente mismo a la llameante casa de Olegario, el carro de bomberos se detuvo y los hombres comenzaron rápida y serenamente los preparativos de rigor. De vez en cuando, desde las ventanas de la planta alta, alguna astilla volaba por los aires.

Con toda parsimonia, Olegario bajó del taxi. Se acomodó el nudo de la corbata, y luego, con un aire de humilde vencedor, se aprestó a recibir las felicitaciones y los abrazos de sus buenos amigos.

Mario Benedetti del libro "La muerte y otras sorpresas" - 1968


INTRODUCCIÓN DEL ANÁLISIS LITERARIO

 

Mario Benedetti (1920–2009) constituye una de las voces más influyentes y queridas de la literatura latinoamericana del siglo XX.

Su vasta producción, que supera los ochenta libros entre poesía, narrativa, ensayo, teatro y crítica, lo consolidó como un autor de alcance continental. Benedetti no solo reflejó con sencillez y profundidad la vida cotidiana, el amor y el compromiso político, sino que también supo articular un lenguaje accesible, cargado de ternura y, al mismo tiempo, de denuncia.

 

Su obra se ubica en la llamada Generación del 45 en Uruguay, junto a figuras como Idea Vilariño y Juan Carlos Onetti.

Sin embargo, Benedetti destacó por una escritura menos experimental y más cercana al lector común, lo que le otorgó una popularidad singular.

El suyo es un caso paradigmático: logró combinar profundidad intelectual y rigor literario con un estilo claro y directo que trascendió círculos académicos para instalarse en la vida cultural de las masas.

 

En este análisis revisaremos la obra de Benedetti desde distintos ángulos: sus contextos, los temas recurrentes, los géneros que cultivó, su poética, y su legado en la literatura hispanoamericana.

 

Contexto histórico y cultural

 

La obra de Benedetti no puede entenderse sin el marco político y social del Uruguay y de América Latina en el siglo XX.

 

Uruguay en el siglo XX: El país vivió un proceso de modernización temprana y estabilidad relativa durante la primera mitad del siglo, lo que le dio un prestigio de “Suiza de América”.

Sin embargo, desde los años 60 comenzó a sufrir crisis económicas, polarización política y la dictadura militar (1973–1985), que generó censura, persecución y exilio.

 

Compromiso político: Benedetti fue un intelectual comprometido con la izquierda. Integró el Movimiento de Liberación Nacional-Tupamaros y luego el Frente Amplio.

 El exilio (Argentina, Perú, Cuba, España) marcó profundamente su literatura, impregnándola de nostalgia, desarraigo y denuncia.

 

Latinoamérica: En un continente atravesado por dictaduras, desigualdad y luchas sociales, Benedetti se convirtió en portavoz de las esperanzas y frustraciones colectivas, al tiempo que defendía una literatura de compromiso ético y político, siguiendo la línea de Jean-Paul Sartre, pero con un matiz latinoamericano.

 

Estilo y poética

 

Uno de los rasgos más destacados de Benedetti es su lenguaje claro y directo, alejado de las oscuridades herméticas. Su objetivo no era impresionar al lector con artificios, sino comunicar con honestidad.

 

Lenguaje coloquial: Usa expresiones cotidianas, modismos rioplatenses, humor irónico y un tono conversacional.

Esto lo conecta con el lector común y rompe barreras entre literatura “alta” y “popular”.

 

Sencillez y profundidad: Aunque su estilo es sencillo, sus reflexiones son hondas.

A menudo parte de situaciones triviales para revelar dilemas existenciales o políticos.

 

Ironía y ternura: Su escritura combina ternura con crítica mordaz.

Puede hablar del amor con delicadeza y, en la misma página, denunciar la hipocresía social.

 

Hibridación de géneros: Benedetti cruzó poesía con prosa, ensayo con ficción, humor con tragedia.

Esa hibridez refleja la complejidad de la vida latinoamericana.

 

La poesía: amor y compromiso

 

La poesía fue quizá el género más celebrado de Benedetti. Sus libros, como Poemas de la oficina (1956), Inventario (1963), Cotidianas (1979) y El amor, las mujeres y la vida (1995), lo consolidaron como poeta popular.

 

Temas principales:

 

El amor:

Benedetti escribió sobre el amor en sus múltiples formas: romántico, erótico, cotidiano, frustrado o esperanzado. A diferencia de poetas idealistas, él situó el amor en la vida diaria: entre trámites, cafés, autobuses y rutinas de oficina. Esa visión humaniza la experiencia amorosa.

 

La cotidianidad:

Lo trivial adquiere valor poético. Un ascensor, un reloj de oficina, una reunión aburrida se transforma en símbolos de alienación o ternura.

 

El compromiso social:

Benedetti defendió la idea de que la poesía no podía ser neutral. Sus versos critican la injusticia, la represión y el conformismo. Así, la poesía se vuelve un arma contra la opresión.

 

Exilio y nostalgia:

Durante su exilio, la poesía se impregnó de saudade, extrañamiento y dolor por la ausencia de su país. El tema del desarraigo se vuelve recurrente.

 

Rasgos estilísticos:

 

Versos libres, sin grandes artificios métricos.

 

Uso de juegos de palabras, humor y paradojas.

 

Repetición y enumeración como recursos retóricos.

 

Imágenes sencillas, cercanas al lector común.

 

La narrativa: lo íntimo y lo social

 

Benedetti es también un narrador prolífico. Sus cuentos y novelas exploran tanto la intimidad de los personajes como los conflictos sociales de Uruguay y América Latina.

 

El cuento

 

Obras como Montevideanos (1959) y La muerte y otras sorpresas (1968) muestran su maestría en el relato breve.

 

Personajes comunes: oficinistas, empleados públicos, amas de casa.

 

Ambiente urbano: Montevideo aparece como escenario de rutina, monotonía y pequeños dramas.

 

Humor y sorpresa: Muchos cuentos terminan con giros inesperados, a veces trágicos, a veces irónicos.

 

Crítica social: Tras lo cotidiano, late la denuncia de la mediocridad, la burocracia y la desigualdad.

 

La novela

 

Benedetti cultivó la novela en obras como La tregua (1960), Gracias por el fuego (1965), El cumpleaños de Juan Ángel (1971) y Primavera con una esquina rota (1982).

 

La tregua: probablemente su novela más conocida. Presenta a Martín Santomé, un viudo cercano a la jubilación, que encuentra un amor tardío con Laura Avellaneda.

Escrita en forma de diario, la obra combina introspección psicológica con crítica a la monotonía burocrática. Su final trágico refuerza la idea de que la felicidad es frágil y efímera.

 

Gracias por el fuego: más política, denuncia la corrupción y el poder económico en Uruguay, a través de la historia de un joven que planea asesinar a su padre, un empresario corrupto.

 

El cumpleaños de Juan Ángel: escrita en verso narrativo, es una novela-poema que refleja la militancia política y la guerrilla.

 

Primavera con una esquina rota: aborda el dolor del exilio, la prisión y la fragmentación familiar en tiempos de dictadura. La novela alterna voces y perspectivas, mostrando las múltiples caras del desarraigo.

 

El ensayo y la crítica

 

Benedetti fue también un ensayista lúcido. Libros como El país de la cola de paja (1960) o El escritor latinoamericano y la revolución posible (1974) exploran la realidad uruguaya y el papel de los intelectuales.

 

Crítica social: denunciaba la hipocresía, el conformismo y la indiferencia de la clase media uruguaya.

 

Compromiso del escritor: defendía la idea de que el escritor debía participar activamente en la vida política y no refugiarse en el arte puro.

 

Reflexiones literarias: analizó la literatura latinoamericana y defendió la necesidad de una voz propia, independiente de los modelos europeos.

 

El teatro

 

Aunque menos conocido, Benedetti incursionó en el teatro con obras como Pedro y el capitán (1979), un intenso diálogo entre un torturador y su víctima. La pieza refleja la brutalidad de las dictaduras latinoamericanas y plantea dilemas éticos sobre la dignidad, la resistencia y la crueldad.

 

Su teatro comparte con su poesía y narrativa el compromiso político y el interés por los conflictos humanos.

 

Temas recurrentes en toda su obra

 

El amor como resistencia: El amor no es solo pasión individual, sino refugio frente a la injusticia y la alienación.

 

La rutina y el tedio: Oficinas, trabajos repetitivos y burocracia aparecen como metáforas de una vida sin sentido.

 

La soledad: Personajes que viven aislados, incomunicados, atrapados en su mundo interior.

 

El compromiso político: Denuncia de la injusticia, solidaridad con los oprimidos, fe en la utopía.

 

Exilio y desarraigo: La ausencia del país amado, la nostalgia y la imposibilidad de pertenencia.

 

La esperanza: A pesar de todo, siempre late una esperanza, aunque frágil, en el amor, en la resistencia o en el futuro.

 

Benedetti y la Generación del 45

 

La Generación del 45 en Uruguay se caracterizó por una escritura crítica, reflexiva y comprometida. Si bien Onetti exploraba mundos oscuros y existenciales, Benedetti se orientó hacia lo social y lo cotidiano, con un estilo más accesible.

 

Su singularidad fue conectar con lectores no especializados, lo que algunos críticos le reprocharon como “excesiva simplicidad”. Sin embargo, esa misma accesibilidad lo convirtió en un puente entre literatura y pueblo.

 

Conclusión

 

Mario Benedetti fue un escritor integral: poeta, narrador, ensayista, dramaturgo, crítico y periodista. Su obra refleja la vida cotidiana, el amor, la soledad, el compromiso político y la experiencia del exilio, siempre con un lenguaje accesible y honesto.

 

Su grandeza radica en haber hecho de la literatura un espacio de encuentro entre el pueblo y la palabra, entre la ternura y la rebeldía. Benedetti nos recuerda que la literatura puede ser al mismo tiempo refugio íntimo y herramienta de transformación social.

 

En definitiva, su obra es una invitación permanente a no resignarse, a mantener viva la esperanza y a creer en el poder del amor y de la palabra como formas de resistencia.

FUENTES

 

Benedetti, Mario. La tregua. Montevideo: Alfa, 1960.

Novela emblemática que refleja la rutina y el amor tardío, una de las más estudiadas.

 

Benedetti, Mario. Gracias por el fuego. Montevideo: Alfa, 1965.

Fundamental para analizar su narrativa comprometida con la crítica social.

 

Benedetti, Mario. Primavera con una esquina rota. Madrid: Nueva Imagen, 1982.

Una de sus novelas más potentes sobre el exilio y la dictadura.

 

Benedetti, Mario. Poemas de la oficina. Montevideo: Asir, 1956.

Ejemplo de su poesía cotidiana, coloquial y crítica.

 

Benedetti, Mario. Inventario. Madrid: Visor, 1963 y ss.

Recopilaciones poéticas que muestran la evolución de su voz.

 

Benedetti, Mario. Pedro y el capitán. Buenos Aires: Nueva Imagen, 1979.

Teatro de denuncia política, muy útil para analizar su compromiso ético.

 

Benedetti, Mario. El país de la cola de paja. Montevideo: Arca, 1960.

Ensayo clave para entender su mirada crítica sobre la sociedad uruguaya.

 

Rama, Ángel. La generación crítica (1939-1969). Montevideo: Arca, 1972.

Estudio clásico sobre la Generación del 45 en Uruguay, incluye reflexiones sobre Benedetti.

 

Monegal, Emir Rodríguez. Literatura uruguaya del medio siglo. Montevideo: Alfa, 1966.

Análisis contextual del panorama literario uruguayo con referencias a Benedetti.

 

Collazos, Óscar. Mario Benedetti: el aguafiestas de la literatura complaciente. Bogotá: Oveja Negra, 1987.

Estudio crítico que reivindica el compromiso de Benedetti frente a quienes lo tachaban de “simple”.

 

González Bermejo, Ernesto. Mario Benedetti: El escritor y el hombre. México: Siglo XXI, 1979.

Entrevistas y diálogos que permiten entender la visión del propio Benedetti sobre la literatura y la política.

 

Peri Rossi, Cristina. Mario Benedetti: la pasión de decir. Madrid: Visor, 1994.

Ensayo crítico-literario que explora la dimensión ética y estética de su obra.

 

Rojas, Mario. El compromiso en la poesía de Mario Benedetti. Montevideo: Ediciones de la Banda Oriental, 2001.

Estudio específico sobre la función del compromiso político en su poética.

 

 

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