Blog de Arinda

OBJETIVO :En este Blog vas a encontrar mis producciones en pintura y escultura. Además, material recopilado a través de mi trabajo como maestra, directora e inspectora, que puede ser de interés para docentes y estudiantes magisteriales .

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miércoles, 30 de abril de 2025

30 DE ABRIL DE 1864 NACIMIENTO DE MARÍA OGILVIE GORDON

 

PIONERA DE LA GEOLOGÍA Y LA

 PALEONTOLOGÍA


«El trabajo era una alegría, y ahora miro a aquellos días en los que esperaba hacer un descubrimiento tras cada esquina como la época más feliz de mi vida».

 

Maria Matilda Gordon (Monymusk, nació el 30 de abril de 1864 en en Monymusk, Aberdeenshire, conocida también como May Ogilvie Gordon.

Fue una eminente geóloga y paleontóloga escocesa conocida por su trabajo en la formación de las Dolomitas, un conjunto de montañas en los Alpes, que cuestionó la idea dominante de que se habían formado a partir de restos de un atolón de coral de un mar antiguo. En su lugar, sugirió que las montañas se habían formado a través de la torsión y el plegamiento de la corteza terrestre, lo que habría elevado a cientos de metros sobre el nivel del mar los estratos geológicos que una vez estuvieron a cientos de metros debajo.

Fue la primera mujer en serle otorgado el título de doctor de Ciencia de la Universidad de Londres y la primera mujer en recibir un doctorado por la Universidad de Múnich.

Fue también partidaria y defensora de los derechos e igualdad de niños y mujeres.

Era la hija mayor de Maria Matilda Nichol y el reverendo Alexander Ogilvie, doctor en derecho y directorr de Robert Gordons College.

Tenía cinco hermanos y dos hermanas. Su hermano mayor, Francis Grant Ogilvie, fue también un científico y director del Museo de Ciencia de Londres. ​

Sus padres siempre favorecieron la educación de todos sus hijos y mantenían relación con varias instituciones de enseñanza.

A los 9 años, Maria comenzó a estudiar en la institución femenina Merchant Company Schools’ Ladies College, en Edimburgo.

Ya entonces le fascinaba la naturaleza a su alrededor. Durante las vacaciones estivales disfrutaba explorando los paisajes de las Highlands escocesas junto con su hermano Francis, que más adelante se convertiría en un afamado geólogo, dirigiría el Museo de Ciencia de Londres y obtendría el título de Sir.

A la edad de 18 años estudió piano en la Real Academia de Música de Londres y su vocación aún se debatía entre las ciencias y las artes. Por eso en principio se decantó por la música, y viajó a Londres para convertirse en pianista.

Al mismo tiempo empezó una licenciatura en Ciencias en la Heriot-Universidad de Vatio.

Su interés por las ciencias pesó más, y pasado su primer año cambió su orientación académica. Estudiando entre Londres y Edimburgo.

En el año 1890 completó sus estudios y se especializó en geología, botánica y zoología en la University College London.

​En 1891, realizó un viaje a Alemania para continuar sus estudios en la Universidad de Berlín. No fue admitida ya que en aquella época no se aceptaban en instituciones de educación superior en Alemania a personas del sexo femenino, a pesar de los esfuerzos de varios amigos influyentes y colegas, incluyendo el geólogo Ferdinand Freiherr von Richthofen.

Ella se trasladó con Richthofen y su mujer a Múnich donde estudió con Karl Alfred von Zittel y Richard Hertwig.

En esa época algunos profesores aún se negaban a tener a mujeres en sus clases. Gordon no pudo matricularse oficialmente en los estudios reglados que impartía la universidad: llevó a cabo sus investigaciones a título privado y tuvo que asistir a muchas lecciones y conferencias desde una habitación separada con las puertas abiertas para que pudiese escuchar al profesor.



En julio de 1891, Richthofen la invitó a unirse a un viaje de cinco semanas a las cercanas montañas Dolomitas, visitando el valle de Gröden. 

Desde el primer día, María Ogilvie quedó inmensamente impresionada por el paisaje y aprendió a escalar para explorar mejor las montañas. 

Richthofen introdujo a Maria Ogilvie en la geología alpina y visitaron los pastos de Stuores en el valle de Gader. 

En ese momento, Maria Ogilvie estaba estudiando los corales modernos para convertirse en zoóloga, pero Richthofen, mostrándole los corales fósiles bellamente conservados que se encuentran aquí en los sedimentos del Triásico, la convenció de convertirse en geóloga.

 La geóloga quedó impresionada por el paisaje y sus montañas. Parte de la cordillera de los Alpes, las Dolomitas son muy diferentes del resto de las montañas alpinas.

Se caracterizan por amplios valles cubiertos de bosques entre los que se alzan cortados verticales de cientos de metros de altura, macizos de piedra de aspecto solitario formados por roza caliza de origen marino.

Fue en los Dolomitss con Richthofen que cuando empezó a enfocar su trabajo en la geología.


Fósiles de la Dolomita

Gordon pensaba en aquella época en convertirse en zoóloga, pero tras ver los corales fosilizados preciosamente conservados en estas montañas, el profesor Richtofen y aquel viaje le hicieron decantarse finalmente por la geología y la paleontología.

Maria Ogilvie Gordon con el guía de montaña Josef Kostner en una excursión hacia 1910 (Archivo Renata Pizzinini, Hotel Cappella).

Más allá de la iniciación en ese campo, Richtofen, ya mayor, no podía ser de gran ayuda sobre el terreno. En sus memorias, ella cuenta las dificultades de esa parte del trabajo, que a veces realizaba sola y otras acompañada por un alpinista profesional.



Perfil de paisaje del macizo de Langkofel según un dibujo de Julius Pia y Maria Gordon.

Durante dos veranos trepó, escaló y estudió varias áreas de las Dolomitas, y repartió cuidadosas instrucciones a los recolectores de muestras para que registrasen y describiesen en detalle los fósiles que encontraban.

Región de Schluderbach donde May Ogilvie realizó su trabajo de campo


En 1893 publicó los resultados en un artículo, Contributions to the Geology of the Wengen and St. Cassian Strata in Southern Tyrol en el que incluyó varios dibujos a mano de las Dolomitas y hacía importantes contribuciones al registro estratográfico de estas montañas, por entonces aun poco conocidas.

También hacía un repaso a la ecología de las especies de coral atrapadas en ellas hace millones de años: ella sola describió 345 especies diferentes de corales y moluscos de los que vivieron en la región (hoy se conocen más de 1.400).

Con ese artículo, extracto de su tesis, Gordon consiguió por fin el reconocimiento y el respeto de la comunidad científico.

Ese año de 1893 se le otorgó el título de Doctor de Ciencia en Geología de la Universidad de Londres y fue la primera mujer en recibir este grado en el Reino Unido.

De inmediato se volvió a las Dolomitas, y al año siguiente,1894 publicó otro artículo Coral in the Dolomites of South Tyrol, que supuso su segunda gran contribución a la geología de la zona.

En ella, Gordon hacía especial hincapié en que la clasificación de los corales debía hacerse tras un examen minucioso al microscopio de sus características, y no simplemente por las similitudes superficiales entre especies.


En 1895 se casó con el médico John Gordon, un hombre que, al contrario de lo que era común en aquella época, respetaba y apoyaba la pasión de su mujer por la ciencia y por su trabajo.

Él y los cuatro hijos que tuvieron juntos acompañaban a menudo a la geóloga en sus excursiones por las Dolomitas.

En el año 1900 volvió a la Universidad de Múnich, donde fue la primera mujer en obtener un doctorado en investigación.

Continuó sus estudios y siguió publicando recibiendo una distinción en los campos de geología, paleontología y zoología.

Los picos de los Dolomitas

May Ogilvie Gordon trabajó en el sur del Tirol en la primera década del siglo XX, en una zona de los Alpes italianos cerca de la frontera con Austria. Esta área de los Alpes forma parte del complejo geológico de los Dolomitas, caracterizada por picos altos, que se cree se han formado a partir de los restos de atolones de coral de un mar antiguo.

Estudió cómo se habían formado las Dolomitas, un conjunto de montañas al sur del Tirol, en los Alpes.

Corales fósiles de los pastos de Stuores, lámina de LAUBE (1865)

Debido a la abundancia de fósiles de coral en la zona, la creencia general en su época era que se habían formado a partir de restos de un atolón de coral de un mar antiguo.

Gordon sugirió que las montañas se habían formado por la torsión y el plegamiento de la corteza terrestre, que habría elevado a cientos de metros sobre el nivel del mar los estratos geológicos que una vez estuvieron a cientos de metros por debajo.

Esta idea con su teoría de la 'corteza de torsión', la noción de que las montañas se habían formado por el empuje, torsión y plegamiento de la corteza terrestre. A través de la observación y la medición de las estructuras geológicas en los Dolomitas, se pudo determinar que había dos fases de plegado y deformación estructural, lo que llevó a una nueva interpretación de la estructura tectónica de los Alpes.

En 1913 estaba preparando un importante trabajo sobre la geología y la geomorfología de las Dolomitas, que sería publicado en alemán, pero el comienzo de la Primera Guerra Mundial hizo que sus mapas y manuscritos se perdiesen en el caos general.

Finalizada la Primera Guerra Mundial el 11 de noviembre de 1918 desempeñó un importante papel en las negociaciones de posguerra en el Council for the Representation of Women in the League of Nations.


En 1922 volvió a las Dolomitas, donde se hizo amiga del joven paleontólogo Julius Pia, y entre ese año y 1925, año en el que Maria cumplió 61 años, exploraron juntos varias áreas de las montañas. Publicó libros sobre la evolución tectónica de las Dolomitas, así como otros para los aficionados a la geología, en los que compartía su fascinación por este terreno, que se consideran las primeras guías geológicas modernas de la región.

Compaginó su trabajo científico con una defensa activa de los derechos de las mujeres, teniendo  una etapa muy activa en política como liberal.

La misoginia que experimentó a lo largo de su carrera sin duda impulsó a Ogilvie-Gordon a dedicar gran parte de su tiempo a tratar de mejorar la situación de las mujeres y los niños.

May tenía 74 años antes de que todas las mujeres, mujeres como ella mayores de 21 años, tuvieran derecho a votar en el Reino Unido. 

El 8 de febrero de 1922 fue designada como candidata parlamentaria al partido Liberal por el distrito electoral de Canterbury, con el apoyo de Lloyd George. Se convocó una elección general para noviembre de 1922, pero el 3 de noviembre se retiró.

Después de la reunión liberal entre Lloyd George y H. H. Asquith, disputó las elecciones generales 1923 como candidata liberal al unionista Hastings, empujando al candidato laborista al tercer lugar;

May Ogilvie Gordon escribió más de 30 artículos sobre su investigación y los hallazgos en esta región, algunos de ellos están considerados trabajos seminales.

Es considerada probablemente como la mujer geóloga de campo más productiva de cualquier país a finales del siglo XIX y principios del XX.

Como defensora de los derechos de la mujer, ocupó el cargo de presidente honoraria de la Associated Women's Friendly Society y de la Associated Women's Friendly Society, y también como Presidente de la National Council of Women of Great Britain and Ireland.


De izquierda a derecha: Dr. Hugh Dalton, Dame Maria Ogilvie Gordon, El Canciller Sr. Justice Halse Rogers, el Conde de la Warr y Sir Josiah Stamp, foto, Queensland Times, 11 de febrero de 1938,Biblioteca Nacional de Australia.

May Ogilvie Gordon murió el 24 de junio de 1939 en Regent's Park, Londres.

HOMENAJES


Gordonopteris Iorigae

Para conmemorar su contribución a la paleontología, en el año 2000 se dio nombre a un nuevo género fósil, Gordonopteris Iorigae, dedicado a ella. Se descubrió en los sedimentos triásicos de los Dolomitas.

HOMENAJES

Miembros del Consejo Nacional Australiano de Mujeres con Dame Maria Ogilvie Gordon (centro, frente), Melbourne, c. 1930


El recuerdo de María Ogilvie Gordon se mantiene vivo tanto en la comunidad científica como en la sociedad en general a través de premios, distinciones, lugares geográficos que llevan su nombre (incluso en Marte), publicaciones, y la reivindicación continua de su papel como pionera en la geología y defensora de los derechos de las mujeres.

Su vida y obra siguen inspirando a nuevas generaciones de científicas y científicos.

 

Nominación de colección de mapas

Mapa geológico de los Dolomitas de Cortina d'Ampezzo y Cadore, por Maria Ogilvie Gordon (1934) 

Esta colección de mapas lleva el nombre de Maria Ogilvie-Gordon, quien se convirtió en la primera mujer de la LMU en recibir un doctorado, en 1900. Es conocida por sus contribuciones a la geología y la paleontología de los Dolomitas (Tirol meridional).

1.  Nominación de un paso en Marte

En 2021, más de 80 años después de su fallecimiento, el equipo científico de la misión Mars Curiosity Rover de la NASA nombró un paso en el lado oeste del Monte Sharp (cráter Gale, Marte) como el “Gordon Pass” en su honor, reconociendo su estatus pionero en la geología alpina.

 

2.  Reconocimiento académico y género

Como primera mujer en obtener dos doctorados científicos y en recibir la Medalla Lyell, su trayectoria sigue siendo un caso de estudio en investigaciones sobre género y ciencia.

En 2000, se honró su legado nombrando el género fósil Gordonopteris Iorigae en su honor

 

3.  Publicaciones de Libros y guías

Sus libros y guías de campo sobre la geología de las Dolomitas, publicados en alemán e inglés en 1928, siguen considerándose obras de referencia y las primeras guías geológicas modernas de la región.

Su nombre y figura se destacan en artículos, libros y sitios web dedicados a la historia de la ciencia y a la reivindicación del papel de las mujeres en la geología y la paleontología.

 

4.  Difusión de su historia y ejemplo

Diversos portales de divulgación científica, como “Mujeres con Ciencia” y “Sal&Roca”, han publicado semblanzas y artículos sobre su vida y obra, asegurando que nuevas generaciones conozcan su legado.

Su biografía y contribuciones son citadas en conferencias, exposiciones y materiales educativos sobre geología y la historia de las mujeres en la ciencia.

 

LEGADO



El legado de María Ogilvie Gordon en la ciencia es perdurable por dos  motivos sustanciales.

Su enfoque interdisciplinario (geología, paleontología y activismo) y su rigor metodológico la consolidan como una figura cuya obra sigue influyendo en estudios alpinos, tectónica global y políticas de inclusión científica.

 

1. Teoría sobre la formación de las Dolomitas

Revolucionó la comprensión geológica de los Alpes al desafiar la hipótesis del origen coralino de las Dolomitas.

Propuso que su formación se debió a torsión y plegamiento de la corteza terrestre, un concepto precursor en la interpretación tectónica alpina.

Su trabajo sentó bases para estudios posteriores sobre la deformación cortical en cadenas montañosas.

 2. Contribuciones estratigráficas y paleontológicas

Sus detallados registros estratigráficos de las capas de Wengen y St. Cassian (Tirol) siguen siendo referentes.

Documentó 345 especies de corales y moluscos fósiles, sentando bases taxonómicas para investigaciones posteriores (hoy se reconocen más de 1.400 especies en la zona).

 3. Publicaciones seminales

Sus más de 30 artículos científicos y guías de campo, especialmente los trabajos sobre la evolución tectónica de las Dolomitas (1928), se consideran las primeras guías geológicas modernas de la región. Estos textos combinaban rigor académico con accesibilidad para aficionados.

 4. Metodología innovadora

Introdujo el uso sistemático del microscopio para clasificar corales fósiles, desplazando métodos basados en observaciones macroscópicas.

Este enfoque marcó un precedente en paleontología metodológica.

 5. Reconocimiento institucional

Como primera mujer en obtener dos doctorados científicos (Londres, 1893; Múnich, 1900) y en recibir la Medalla Lyell (1932), allanó el camino para la inclusión femenina en sociedades geológicas.

Su figura sigue citándose en estudios sobre género y ciencia.

 6. Inspiración continua

Es referenciada como modelo en proyectos de divulgación científica y en la reivindicación del papel de las mujeres en geología.

Su cita sobre la "alegría del descubrimiento" permanece como lema motivacional en ámbitos académicos


FUENTES

https://es.wikipedia.org/

http://historyofgeology.fieldofscience.com/

https://lenathehyena.wordpress.com/

 https://mujeresconciencia.com/

https://upaninews.com/

https://www.heroinas.net/

https://www.nls.uk/

martes, 1 de abril de 2025

1 DE ABRIL DE 1899 NACÍA ANNIE JEAN MACNAMARA

 Una Vida Dedicada a la Salud y el Bienestar Infantil


Cronología de Annie Jean Macnamara

Infancia y Educación (1899-1922)

1 de abril de 1899: Annie Jean Macnamara nació en Beechworth, Victoria, Australia, hija de John y Annie Macnamara.

 

1907: Su familia se mudó a Melbourne cuando tenía siete años.

 

Educación temprana: Asistió al Spring Road State School y luego recibió una beca para estudiar en el Presbyterian Ladies' College.

 

1916-1922: Ingresó a la Universidad de Melbourne a los 17 años y se graduó en Medicina, Cirugía y Anatomía (M.B. y B.S.) en 1922.

 

Carrera Médica (1922-1931)

1922: Comenzó como oficial médica residente en el Royal Melbourne Hospital.

 

1923: Se convirtió en residente en el Royal Children's Hospital de Melbourne, donde enfrentó un brote de poliomielitis.

 

1923-1931: Colaboró con Frank Macfarlane Burnet, demostrando que había más de una cepa del poliovirus, un descubrimiento crucial para el desarrollo futuro de la vacuna.

 

1925-1931: Fue consultora y oficial médica responsable ante el Comité de Poliomielitis de Victoria.

 

Investigaciones y Viajes (1931-1934)

Septiembre de 1931 a octubre de 1933: Viajó a Inglaterra y Estados Unidos gracias a una beca Rockefeller para estudiar ortopedia.

 

1933: Regresó a Australia y se centró en el cuidado posterior y la rehabilitación de pacientes con discapacidades.

 

Matrimonio y Consolidación de Carrera (1934-1940)

19 de noviembre de 1934: Se casó con el dermatólogo Joseph Ivan Connor en la Iglesia Presbiteriana de Gardenvale.

 

1934: Tuvo dos hijas, Joan y Merran.

 

1935: Fue nombrada Dama Comandante de la Orden del Imperio Británico (DBE) por sus contribuciones a la salud infantil.

 

1935: Participó en la Comisión Real de Queensland para investigar el tratamiento de Sister Elizabeth Kenny.

 

Lanzamiento del virus mixoma para conejos (hacia 1937). Imagen: Wikimedia Commons.

1937-1938: Supervisó el cuidado de pacientes durante una epidemia de polio en los hospitales Children's y Fairfield.

 

1938: Estableció una clínica en Carlton donde se trataban a diario treinta niños.

 

Contribuciones Ambientales y Posteriores (1940-1968)

1940: Recomendó la apertura del primer centro para niños espásticos en el Hospital de Niños de Melbourne.

 

Década de 1950: Apoyó el uso del virus del mixoma para controlar las plagas de conejos en Australia, lo que resultó exitoso en 1951.

 

Un niño que se recupera de la poliomielitis usa aparatos ortopédicos y muletas para caminar en 1956.Josef Scaylea / Colaborador


1967

13 de octubre de 1968: Murió de un ataque al corazón a los 69 años en South Yarra, Victoria.


 LEGADO


Annie Jean Macnamara dejó un legado duradero en la medicina, especialmente en el tratamiento de la poliomielitis y en la protección ambiental. Su dedicación y contribuciones han sido ampliamente reconocidas y homenajeadas.

 

FUENTES

https://mujeresbacanas.com/dame-annie-jean-macnamara-1899-1968/

https://es.wikipedia.org/wiki/Jean_Macnamara

https://mujeresconciencia.com/2020/05/07/annie-jean-macnamara-1899-1968-el-faro-de-australia-ante-la-crisis-de-la-polio/

https://en.wikipedia.org/wiki/Jean_Macnamara

https://www.eoas.info/biogs/P001288b.htm

https://www.lanacion.com.ar/lifestyle/la-poliomielitis-enfermedad-infecciosa-fue-obsesion-jean-nid2349636/

 

martes, 18 de febrero de 2025

EL 18 DE FEBRERO DE 1908 NACÍA BERTA BENGOCHEA (JULIA CLAVEL)

 

La poetisa minuana



Berta Bengochea  nació en Minas, el 18 de febrero de 1908 Fue una poeta uruguaya que utilizaba el seudónimo Julia Clavel.

Berta Ignacia Bengoechea Olid, hay discrepancias con el primer apellido de la autora y con el nombre ya que se ha encontrado de varias formas en las publicaciones. También utilizaba el apellido de su esposo de la Torre.

Hija de Anastasio E. Bengochea e Ignacia Olid de Bengochea. 

Su padre fue maestro en la Escuela N.º 1 de Minas durante varias generaciones, y entre los alumnos que tuvo se encuentra el célebre narrador Juan José Morosoli, quien en una charla dada en mayo de 1952 en la Escuela N.º 8 de Minas, lo menciona como aquel que despertó en él su pasión por la lectura: “mi amor por el libro y la lectura, cuando yo aún no leía, ni tenía libros, me lo despertó mi maestro, al que abandoné a los diez años”. 

En dicha conferencia, luego recogida como ensayo en un libro del narrador minuano, se menciona como el maestro Anastasio guiaba la lectura de sus alumnos con “sencillez” y “claridad”, y como definía al libro como un “juguete del espíritu”. Anastasio E. Bengochea estuvo a cargo de la Escuela N.º 1 desde 1907 a 1922, siendo el primero que se desempeñara en dichas funciones desde que dicha institución contó con edificio propio (ubicación actual por la calle Roosevelt, entre Sarandí y Florencio Sánchez).

Berta se educó en el Colegio de las Hermanas del Huerto, aunque también  estudió en el Colegio “San José” de Paso Molino, participando más adelante en actos realizados por ex alumnas.

A los 19 años como Químico Farmacéutico siguiendo  posteriormente estudios de Laboratorio.

Supo conciliar los estudios de laboratorio y de investigación, con el cultivo de la literatura que tanto amaba. 

Según dichos de  Morosoli Berta era, “dulce muchacha, pura y alegre” recoge mucho de su padre. 

Surge como escritora en 1936 cuando se le otorga el Premio

 para libros inéditos del Ministerio de Instrucción Pública por la

 obra La otra para el cual había firmado con el seudónimo

 Julia Clavel y que recién se publicó en el año 1941.

El escritor Julio Garet Más la compara con la poetisa Gabriela Mistral ya que afirma que "...nuestra poetisa tiene de común con la chilena cierta especial rudeza que no excluye la mayor dulzura".




Publica La otra en 1936.

Berta se casó en 1938 con el también químico, Florentino de la Torre

En el año 1947 publica Revelación y encuentro.

En 1947 publica Vida retirada.

Estos dos libros “Revelación y encuentro”, escrito en verso e impreso en agosto también por Barreiro y Ramos, y “Vida retirada”, escrito en prosa e impreso en octubre por la Librería Perlado de Buenos Aires. Ambas, obras premiadas en 1945 por el Ministerio de Instrucción Pública, contaron con un prólogo del poeta Álvaro Armando Vasseur, quien además precidió el Jurado del concurso. 

Este autor mencionaría, en su texto introductorio para ambos libros, que “Berta Bengochea constituye el acontecimiento poético de 1946. 

Es uno de los raros artífices lingüísticos, cuya pureza de expresión, magia eufónica y refinada sencillez, más nos han sorprendido y encantado.

Fluyen de ella la gracia y el ímpetu místico-poético que alientan en los elegidos de la sensibilidad y de la fantasía. 

Alma selecta, depurada en el estudio, en las soledades creadoras, enriquecida por la frecuentación de múltiples disciplinas, creemos que continúa, prolonga, en planos diversos, la inspiración lírica de María Eugenia, la soberana de su época”. 

En esa misma edición del concurso, también serían premiados autores como Emilio Oribe, Fernán Silva Valdés, Clara Silva o Gastón Figueira. 

Por su parte, el escritor Horacio Asiain Márquez, escribiría para el diario “El Bien Público” (edición del domingo 14 de noviembre de 1948), en una nota titulada “La poesía mística de Julia Clavel”, lo siguiente: 

“Su estilo revela el dominio consumado de la forma. Su lenguaje es rico, florido, sonoro. Pero cualidades más altas se revelan en su poesía, aparte de las muy admirables de su forma.

Como poetisa cristiana, Julia Clavel ha resucitado, en pleno siglo XX y en esta tierra que no se señala precisamente por su devoción, la poesía mística de los siglos de oro. Pródiga de sus talentos y sus virtudes, Julia Clavel revela al lector las exquisiteces de una bellísima vida interior que se quema en la llama del divino amor; y que se aparta, lenta pero firmemente de las veleidades mundanas”. 

Seguidamente, agrega: “Se ha dicho de ella que es uno de los raros artífices lingüísticos de nuestra época, es decir, bastante y sin embargo no la define. Lo que hace de Berta Bengochea de De la Torre un valor excepcional es la unión de su genio poético y el ímpetu de su fuerza mística. 

En “Revelación y Encuentro” hay pasajes en los que no se sabe si admirar el esfuerzo creado de su mente o la liberación milagrosa de un alma privilegiada que siente lo que muy pocos llegan a sentir en la tierra. En ella se suman dos prodigios: genio poético y alma mística”.

 Finalmente, el crítico Julio Garet Mas (1954) definiría de la siguiente forma sus dos últimas obras:

“En 1947, ofrece dos obras: “Revelación y encuentro”, poesía, y “Vida retirada”, poesía en prosa; ambas ciñen a su frente lauros inmarcesibles; la primera, que contiene sólo creaciones de inspiración religiosa –pero de sentida, ardiente inspiración religiosa–, es libro vasto y de calidad eminente todo él; la última semeja una urna de elevadas imaginaciones y exquisitos sentimientos; trátase de un conjunto de prosas breves que resultan poesía palabra a palabra, sin falta del buen gusto y sin eclipse de la emoción. 

Poco han circulado –lo quiso así quien los produjo– estos dos libros tan considerables. “Revelación y encuentro” está dedicada a su prima María Angélica Bengochea, mientras que en “Vida retirada”, Berta hace lo propio con sus padres Ignacia y Anastasio. 

Gracias a una advertencia escrita en las últimas páginas de su segundo libro, supimos que todo lo recaudado por los ejemplares del mismo fue destinado al Colegio y Liceo “San José”, dirigido por las Hermanas de Nuestra Señora de la Misericordia.

Varios son los que mencionan el silencio que sucedió a estas tres obras, pese a que supimos de la existencia de algún texto inédito. Por ejemplo, el historiador Aníbal Barrios Pintos (1955) mencionaría que hacia 1955, Berta contaba con una producción titulada “Canto y clave”, la cual presentaría en el Concurso de Remuneraciones Literarias del Ministerio de Instrucción Pública. 

Más allá de esta mención, nada más supimos de la publicación de este texto, ni de su contenido. También, hemos encontrado una participación de ella en un texto de Ruben Fernández Pelaggio, “Pantomina del sueño y la muerte”, publicado por la editorial Alfar (Montevideo) en 1953, pero tampoco hemos podido corroborar de que va dicho texto, salvo de que se trata de una presentación de dicha obra, la cual contaba con grabados de Florio Amaro. 

Varios de sus poemas fueron publicados de diversas publicaciones periódicas como la Revista Minas o el Suplemento Dominical de El Día de Montevideo, en este último, acompañado de ilustraciones de los artistas Aguerre y Sifredi. 

Parte de obra fue incluida en célebres antologías como la muy conocida “Exposición de la poesía uruguaya” (1940) de Julio J. Casal.

Berta integró la Asociación Internacional de Prensa de Montevideo, la cual era precedida por el escritor Ángel Falco, y a la cual se encontraban también asociados, artistas como Humberto Zarrilli, Héctor Silva Uranga y José Luis Zorrilla de San Martín.

 En representación de la misma encabezó múltiples actos y recitales realizados en la capital. También en Montevideo, fue dueña de la Farmacia Solís ubicada en la calle Agraciada al 2623. 

La científica y poeta también en Montevideo, fue dueña de la Farmacia Solís ubicada en la calle Agraciada al 2623

Berta Bengochea murió en Montevideo el 7 de marzo de 1992.

SUS POEMAS

Para apreciar el estilo de poemas que escribiera Berta

 Bengochea, he aquí algunos poemas de  su libro, "La Otra".

Comentarios sobre La Otra

 “La Otra” (impresa por la Casa A. Barreiro y Ramos), fue premiada en 1936 y apareció recién en 1941. 

La misma, cuenta con un prólogo de la escritora Laura Cortinas, quien reconoce la calidad poética de Berta, además de mencionar las vicisitudes que originaron la obra, entre ellas, la duda existente en la autora a la hora de mencionar su nombre real: 

“Este libro premiado por el Ministerio de Instrucción Pública, a fines del año 1938, con un primer premio que correspondía al año 1936, ha tardado tres largos años en darse a conocer. 

Su autora ha dudado, durante ese prolongado período, sobre si “La Otra”, debía o no salir a luz; ella cree, en efecto, que su obra poética es obra de recogimiento y de intimidad, y tiembla a la sola idea de que sus palabras y su alma vayan así, estremecidas, al alcance de todas las manos. 

El ser de extraña timidez que hay en Julia Clavel, no ha querido darnos esta fina producción, sino escondiéndose detrás de un nombre que no es el suyo propio, y de esta resolución, que yo he hecho nacer, tomo la responsabilidad del advenimiento lírico cumplido”.

 En relación a la calidad de la obra de “Julia Clavel”, Laura Cortinas agrega: “La criatura de poesía que es Julia Clavel, escribe versos bellísimos y hondos, tan sencillamente como el rosal abre sus fragantes rosas. 

Tomadlos en vuestras manos, y gustadles el fino aroma y hasta la punzante amargura que, a veces, llevan, a pesar de ser Julia Clavel tan joven y tan gloriosamente dotada por la vida: criatura de milagro, en quien se aunan, en no repetido consorcio, la belleza de la mujer, los dotes del intelecto (…), y la gloria del verso que es en ella, cosa sagrada, revelación y música”. 

La propia Cortinas, escribiría algunos años después para la Revista Minas que por entonces dirigía el periodista Aníbal Barrios Pintos, la siguiente apreciación sobre poeta minuana: 

“Hablar de Julia Clavel, es un hondo placer para los que conocemos su espíritu maravillosamente dotado; hablar de Julia Clavel, los que no la conocen sino a través de su obra "La Otra", sería un deber de justicia, ya que ella, aunque es un valor nuevo está entre los mejores; pero, yo he gozado del privilegio de beber en su espíritu los mil jugos maravillosos de sus versos no escritos, yo he gozado del privilegio de admirar las mil facetas luminosas de su espíritu exquisito, y aunque tuviera que robarle horas al sueño he de cantarle con mi prosa profana las loas que merece”. 

Seguidamente, en la misma nota aparecida en la revista minuana, la escritora agrega: “Julia Clavel, siente profundamente lo que escribe y a pesar de haberse iniciado hace poco tiempo en el género poético, no hay en sus versos trazos débiles, ni adjetivación hueca, ni palabras de relleno, ni banalidad en las imágenes que suele ser el trillado camino de las que se inician en la poesía, ni tampoco hay en ellos los retorcimientos retóricos cuando no eróticos que alguna vez desnaturalizaron la expresión artística de muchas escritoras, como si fuera necesario ese matiz de forma para expresar poéticamente, las más hondas palpitaciones del ser humano”. 

Una poesía “clara, fluida y elegante”, así define la escritora a su colega minuana. 

A nivel local, la obra de Berta, sería especialmente saludada por Juan José Morosoli, quien destacaría la fineza cultural de la autora, calificándola como “una de las mejores esperanzas líricas de las letras nacionales”. 

Agregaría en un texto aparecido en la Revista Minas en febrero de 1947, que Berta es una “poetisa de fina cultura, de vigilada espontaneidad y de ajustado ritmo, llega a el arte con una fresca fuerza juvenil, como tomada del paisaje nuestro primera realidad vigorosa que amaron sus ojos”. 

Morosoli, dirá que ella minuana no solo “por nacimiento”, sino además “por esa natural fuerza lírica que alienta en su voz” con la cual “ella viene a enriquecer el tesoro vernáculo con sus bellas páginas cruzadas de sol y aire nuestro”. 

El equipo editorial de Minas, ya definiría a la poeta una muchacha “pura y alegre” que recoge mucho de su padre, como sucediera con sus discípulos, en quienes forjó ya su “sombra generosa”.

 A nivel nacional, el escritor Julio Garet Mas, en su obra “La cigarra de Eunomo” (1954), definió a “La Otra” como una obra cargada “versos de dolor y ansiedad”, agregando como curiosidad que, según se supo después, no fue presentada en el concurso del Ministerio por la propia autora sino por dos amigas de ella.


I “La Otra”

He de ir hacia ti oda dulce y morena.

Soy la mixtura extraña de mujer y de santa:

de pronto, a toda cosa del mundo estoy ajena

y, a veces, en mi boca todo delirio canta.

Tu mano ha de tenerme y olvidaré temores.

Mi tez es blanca, blanca; mi cabello, sombrío;

mi alma es otra mezcla de sombra y de clarores,

de hoguera restallante y de páramo frío…

Pero tú has de saber callar a la enlutada

de tus ojos hieráticos y de la frente helada,

cuando ponga el Amor su gran fiebre en tus manos…

Y, llegado el instante de dejar de ser loca,

despertará la otra, la del sello en la boca,

las estrofas brillantes y los ojos lejanos.


II “Tu”

De tanto imaginarte, ya te tengo creado,

hombre que vas a darme a gustar ambrosías;

de tanto imaginarte, mi alma te ha forjado

en un perfil preciso, entre estas manos mías.

Con sangre de mis propias venas te he nutrido,

que, a fuerza de soñarte, te voy regando vida:

de todos mis ensueños vendrás enriquecido;

gota a gota, yo estoy en tu ser diluida…

Tengo los labios firmes, como por ti sellados;

han recogido ya tus mieles de embeleso,

y, a todo otro contacto, mi boca está tan fría,

que se quedan negados, hondamente negados,

a saber de otro beso que no sea tu beso,

aunque toda tu carne no es sino “cosa mía”.


III “Ven”

¿No has oído las voces melodiosas del día?

– Estoy aquí, asomada al estupendo coro.

Mientras me envuelve toda la fresca melodía,

miro los cielos dulces y las cumbres de oro.

Ayer no más el mundo, gris y triste, tenía

un canto gemebundo, dolido como un lloro;

hoy esplende en la tierra, la viva lozanía

de toda madurez y de todo tesoro.

Yo no sé si has oído las campanas risueñas,

tú, el que a mi vida diera su sentido más fuerte;

yo no sé si tu escuchas y, si comprendes, sueñas…

Sólo sé que te llamo, que mi ser te reclama,

que mi vida estará impasible e inerte,

mientras no prenda en ti el fulgor de mi llama.


IV “Triunfal”

Plenitud, te dije…! Plenitud!, ¿no es cierto?

Plenitud de fruta madura en el huerto;

plenitud de ríos anchos y profundos:

¡todas las riquezas que atesora el mundo!

Todas las riquezas y todos los dones:

¡madurez de frutos, sueños y canciones!

¡Ah!, no sé qué grito podría expresarlo,

¡ni conozco boca que pueda cantarlo!

La entera y profunda madurez total…

Todo lo que llegue me hallará madura,

con una encendida fragancia frutal,

y un insospechado sabor de dulzura.

Sombra del crepúsculo, Otoño, ¿qué intentas?

¡Tiéndeme tus garras, suelta tus tormentas!

Frente a tu locura me he de alzar igual,

¡colmada y enorme, gozosa y triunfal!


V “Danza bruja”

Mi corazón es fruto de una estirpe gitana;

de ahí le quedó un loco deambular sin sosiego,

un anhelo de tierras oscuras y lejanas,

y un zíngaro adorar la libertad y el fuego.

Mi corazón se viste alguna vez de andrajos

y se va por las sendas, audaz y peregrino…

Sufre tedio, sed, fiebre, desazón y trabajos;

mas pasa con el reto de un orgullo divino!

Otras tardes, inquieto, se engalana de cintas

rojas, azules, verdes, todas ricas, distintas,

y, haciendo tintinear sus pulseras de plata,

baila sobre los prados, su danza de extravíos,

mientras pone la tarde sobre sus atavíos,

la más trágica luz de su todo escarlata.


IX

Hombre que me mirabas de una manera intensa,

y, que con sólo verme pasar, te contentabas,

tu lumbre así, escondida, fué tornándose inmensa:

¡ahora, entre los otros, sé lo que tú me dabas!

Pudiste ser la llama jubilosa y ligera

y cantar con estrofas brillantes a mi oído;

pero tu ardor cerróse en sí mismo… Tu hoguera

tuvo el fervor de un fuego secreto y escondido;

y traspasó tu carne dolorosa y ardiente,

y se abrió en tus pupilas, fulgor maravillado,

y tembló en un halo de luz sobre tu frente.

Así es cómo te veo ahora entre la gente,

desvelado y sutil, hondo y transfigurado,

filtro de luz, tu carne y vaso transparente.

XI

Tu floreces en mí, primavera sin rojos…

Yo me abría en la noche como párpado ciego:

el mundo era una fiesta de luz ante mis ojos;

pero yo, sólo iba en mi potro de fuego.

De la noche manó para mí, largamente,

y fué, como una lluvia derramada, el consuelo;

pero mi frente ardía en la sombra!… Mi frente

hundida en la tiniebla y desnuda de cielo.

Ya deambulaba, loca, por caminos oscuros,

y ya, pavesa enorme, esta carne se hendía,

cuando se alzó, en la noche, tu voz de bronce puro,

y me sentí por esa tu voz triunfal, salvada.

De su río de luz se levantó mi día;

¡traía la estupenda dulzura nunca hallada!...


XII

Alguien lee mi verso y se triza de ardor;

al leerlo, la noche dulce se le ensangrienta:

ha olvidado la risa de afuera y el fulgor,

para vivir tan solo mi palabra violenta.

Yo me siento deudora de una gracia de horas

que vuelca para mí… Ladrona en el encanto

de tener alguien lejos, la frente punzadora,

la boca en sortilegio y los ojos con llanto.

– Perdón, tú, al que nada de mi carne he de dar;

tú, que entre tus manos no apresarás mis manos

y que en mis ojos, pleno, no te podrás mirar…

Perdón, porque te robo la noche deslumbrada,

y te cierro el anhelo de los rostros cercanos,

mostrándote en el verso mi faz ensangrentada.

XX

Camino sin tu sombra derramada en el suelo,

camino sin tu frase cerca de mi oído;

voy distante de ti, y mi ardor y mi duelo

punzan, ¡hombre del corazón amanecido!

Yo no he encontrado nada que repita tu hondura;

tu voz me ha desvelado de mi propia ceguera…

Me envolviste en su onda luminosa, y voy pura

como arrancada al sueño de la hora primera.

Me tornaste, ¡milagro!, carne y alma floridas,

que alma y carne me fueron como recién nacidas

cuando tú me miraste, y, antes de ti, no eran…

Tú me dirás ahora, si me amas, mi sino,

y se abrirá en tus manos pálidas, mi destino,

para la floración del sueño que tú quieras...


XXI

Nadie sobre mi frente, plena noche cerrada…

Andando, en el recuerdo, se hace vivo el sendero;

los troncos tienen voz y palabra encantada,

y ellos toman tu boca para hablar lo que quiero.

Yo voy lejos de ti; pero visto las cosas

de tu carne, y tu frase va cantando en mi oído.

Tú pasas a mi lado, y siento que me rozas;

¡esta noche me ha dado tu acento estremecido!

Tú, a quien he dejado perdido entre la niebla,

tomas vida en mi sueño; tu boca ríe y llora…

¡Ah!, yo misma otra vez te alumbro en la tiniebla,

enciendo tus pupilas, y animarte consigo…

Mi impulso te desdobla de mí: ¡tú eres, ahora,

esta forma concreta que camina conmigo!


XXIV

Señor: ¡si te llevaras esta nueva jornada,

distinta a las gozosas de ayer que se perdieron!

¡Siégala con un gesto de tu mano encantada;

trízala como aquellas que tus dedos rompieron!

Me has dejado esta amarga hora junto a mi lecho;

me viertes zumos pardos en la copa más pura,

y yo te ruego, vivas las llagas de mi pecho:

¡haz tu siega con esta mi hora de amargura!

Hacina, entre tu ramo, mi flor ensangrentada.

Tú, que las onduladas de gozo me pedías,

haz tu trigo con esta mi espiga lacerada.

Recogiste mi canto, cuando te resistía,

y ahora que soy fácil como rama tronchadda,

no vienes… ¡Y con sólo llegarte, me tendrías!


XXV

Una fuga de alas en la tarde liviana…

Mi cuarto, abierto en luz, acecha el cielo; veo

la vida, tras la reja firme de mi ventana,

y cien rejas más fuertes custodian mi deseo

En un tiesto de flores, sangra un clavel oscuro,

tal si mi corazón, obstinado Quijote,

tras la quimera inútil del deseo más puro,

se trizara en el filo de los gruesos barrotes.

Corazón vagabundo que entristeces y lloras,

que ves, como en un vuelo de alas, huir las horas

inalcanzables, rápidas, jubilosas y vanas…

Sangra gloriosamente en belleza y en ansias;

dilúyete en locura de sueños y fragancias:

«la vida está también detrás de tus ventanas...»


XXIX “Minas”

Tierra mía, la de la roca de granito,

y la cadena de los cerros azulada,

hay mármol blanco, infinito,

bajo tu hierba sosegada.

Por tu río corre dulzura,

y espeja raro su cristal:

es que tu entraña tajante y dura

le pone brillos de metal.

Tierra mía, la de las grutas,

que el éxtasis azul me dabas,

por la chatura de estas mil rutas

alcé los ojos… ¡Y tú no estabas!

Tierra mía, cuenco pulido,

en donde el árbol sombreador,

bebe su jugo entretejido

con un metálico fulgor.

Tierra que duerme todavía,

y en tajo artero, no ha mostrado

su exaltada policromía

de escaparate maravillado.

Ya desde niña te miré

como al palacio de los cuentos;

bajo esa hierba en que jugué,

los rubíes sangraban lentos.

Bajo ese suelo en que dormía,

cuajaban zafiros apretados:

¿bajo mi frente, no yacían

todos los oros ignorados?

Aun me sorprendo así, escrutando

todas las tierras que paseo;

porque tu forma voy buscando,

y tu fulgor aquí no veo.

Tierra mía, alegoría

del iris roto en el cristal:

¡eres el brillo y eres la orgía

de la riqueza mineral!

Cuando me muera, no me engasten

blanduras níveas en las sienes;

que me aguzen y me desgasten

las vetas duras que tú tienes…

Y en el día del ansia extrema,

para el total sosiego hallar,

¡rota la frente entre tus gemas,

quiero tenderme a descansar!


XXXVIII

¡Cuántas cosas profundas sabe decir el mar;

carne que de mi angustia pareciera temblar!

–Estoy al borde mismo, y suben las mareas:

olas que me salpican, furias que me golpean;

¡locura de cien brazos que me quieren llevar

al capricho de todos los caminos del mar!

Yo, que con este canto creí tocar el cielo,

soy menos, en la orilla, que una brizna en el suelo;

que una brizna pudiera, cien veces, retoñar

allí donde, cansado, él la fuera a arrojar.

¡Viento, sal, areniscas!…

De cuando en cuando, es bueno ponerse frente al mar,

y sentir que no somos sino brizna de polvo,

con que todos los vientos parecieran jugar!


XXXIX

Alma mía que escuchabas

el estupendo cantar,

te estabas quieta y callada;

tú no querías hablar…

Escuchabas voceríos

que venían desde el mar;

escuchabas voceríos

y te miraba callar.

En las voces que no entiendes,

nada se debe mezclar;

ponerse al borde del canto

y solamente escuchar.

Dejar llegar las palabras,

y callar


 FUENTES

https://www.ecured.cu/

 https://es.wikipedia.org/