Blog de Arinda

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domingo, 14 de diciembre de 2025

14 DE DICIEMBRE DE 1911 NACÍA ROALD AMUNDSEN

 


El explorador que


 desafió los límites del


 hielo 


El 14 de diciembre de 1911 marca un hito clave en la historia de la Antártida: el explorador noruego Roald Amundsen y su equipo llegaron al Polo Sur geográfico por primera vez en la historia humana, tras una expedición exitosa desde la bahía de las Ballenas.

Este logro superó por poco más de un mes al británico Robert Falcon Scott, quien alcanzó el polo el 17 de enero de 1912 pero pereció en el regreso.

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Roald Amundsen, explorador noruego, nació el 16 de julio de 1872 en Borge, Noruega.

Fue uno de los más grandes exploradores polares de la historia y el protagonista de una de las mayores hazañas de la exploración humana: la llegada por primera vez al Polo Sur geográfico.

Nace, en una familia acomodada y desarrolla pasión por la exploración inspirado en lecturas de Franklin y Nansen.​

Amundsen creció fascinado por las regiones polares y decidió desde joven dedicar su vida a la exploración de los territorios más extremos del planeta.

Pierde a su padre a temprana edad.

Su carácter meticuloso, su capacidad de aprendizaje a partir de culturas indígenas del Ártico y su extraordinaria preparación fueron claves para el éxito de sus expediciones.

Entre los años 1893-1896 realiza tours de esquí fallidos por Hardangervidda.

En el año 1894 trabaja en barcos balleneros como la Magdalena para ganar experiencia en condiciones árticas.​

Entre los años 1897-1899 se une como timonel a la expedición belga antártica en el Bélgica, liderada por Adrien de Gerlache.

Quedan atrapados en el hielo durante dos inviernos, donde realiza observaciones magnéticas pioneras.​


Barco Gjoa

En el año 1901 compra un pequeño barco, Gjoa, para preparar su gran aventura; comienza estudios náuticos formales.​

Entre los años 1903-1906 lidera la primera travesía exitosa del Paso del Noroeste desde el Atlántico al Pacífico en el Gjoa.

Pasa dos inviernos en Gjoa Haven, estudiando corrientes magnéticas y culturas inuit.

Llega a Nome, Alaska, en agosto de 1905 y regresa a Noruega en 1906 como héroe nacional.​

En el año 1908 Amundsen compró la propiedad Uranienborg, en Svartskog, Noruega  y la habitó hasta su salida final el 16 de junio de 1928, justo antes de su desaparición.

En 1908, Roald Amundsen presentó formalmente sus planes para una expedición al Polo Norte ante la Sociedad Geográfica de Kristiania (actual Oslo), delineando una ruta ambiciosa vía el Paso del Noroeste que había conquistado recientemente en el Gjoa.

Esta propuesta buscaba superar los intentos fallidos de exploradores previos como Nansen y Peary, utilizando el barco Fram con innovaciones en propulsión y equipo ártico para un asalto directo al polo desde el norte.​

Amundsen detalló un itinerario desde Noruega hacia el Atlántico, atravesando el Paso del Noroeste hasta el mar de Beaufort, y luego un avance en trineos con perros hacia el Polo Norte geográfico.

Incluía observaciones magnéticas continuas, aprovechando su experiencia previa, y una tripulación de 10-12 hombres con provisiones para 2-3 años; el costo estimado rondaba las 150.000 coronas noruegas, financiado por patrocinios y ventas de derechos mediáticos.​

La presentación generó entusiasmo local, pero en septiembre de 1909, al enterarse del supuesto éxito de Peary en el Polo Norte vía telegrama, Amundsen mantuvo en secreto un cambio radical hacia la Antártida, partiendo en junio de 1910 sin alterar públicamente los planes norteños.

Esta maniobra estratégica preservó su apoyo financiero y logístico, culminando en el éxito del Polo Sur el 14 de diciembre de 1911.1909-1910:

 

LA CONQUISTA DEL POLO SUR

 

La conquista del Polo Sur se produjo en el contexto de una intensa competencia internacional a comienzos del siglo XX.

Varios exploradores soñaban con alcanzar ese punto remoto de la Antártida, entre ellos el británico Robert Falcon Scott.

Originalmente, Amundsen planeaba una expedición al Polo Norte, pero al conocer que otros exploradores afirmaban haber llegado antes, decidió cambiar de objetivo en secreto y dirigir su atención hacia el Polo Sur, una decisión audaz que marcaría la historia.

La expedición noruega partió en 1910 a bordo del barco Fram, una embarcación especialmente diseñada para resistir el hielo polar.

El equipo estaba compuesto por cinco hombres: Roald Amundsen como líder, Olav Bjaaland, Helmer Hanssen, Sverre Hassel y Oscar Wisting.

Todos eran expertos esquiadores y contaban con una sólida experiencia en condiciones extremas.

 Amundsen también puso gran énfasis en la planificación logística, eligiendo cuidadosamente el equipo, la ropa y los métodos de transporte.

Una de las claves del éxito fue el uso de trineos tirados por perros, inspirándose en las técnicas de los pueblos inuit, a quienes Amundsen admiraba profundamente.

A diferencia de otras expediciones que confiaban en el esfuerzo humano o en medios menos eficientes, los noruegos aprovecharon al máximo la resistencia y velocidad de los perros, lo que les permitió avanzar con mayor rapidez y seguridad.

Además, establecieron depósitos de provisiones a lo largo del recorrido, asegurando el suministro de alimentos y combustible durante el viaje de ida y vuelta.

En el año 1911 llega a la Bahía de las Ballenas en enero, establece Framheim como base y desde allí se inicia la marcha hacia el Polo Sur en el mes de octubre.

El equipo avanzó por terrenos desconocidos, cruzando vastas mesetas heladas, grietas ocultas y temperaturas extremas que podían descender por debajo de los –40 °C.

Uno de los mayores desafíos fue el ascenso por un glaciar desconocido hasta entonces, que Amundsen bautizó como el glaciar Axel Heiberg, en honor a un benefactor de la expedición

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El navío Fram en la Antártida


Finalmente Roald Amundsen y su equipo llegaron al Polo Sur geográfico el 14 de diciembre de 1911, izando la bandera noruega y bautizando el sitio como Polheim, "Hogar del Polo".

Allí plantaron la bandera de Noruega y dejaron una tienda con una carta como prueba de su logro, por si alguna otra expedición llegaba posteriormente.

Habían recorrido más de 1.400 kilómetros en condiciones extremas y lo habían hecho de manera eficiente y relativamente segura, sin pérdidas humanas.

Roald Amundsen y sus compañeros mirando la bandera noruega clavada en Polo Sur el 16 de diciembre de 1911. Foto tomada por Olav Bjaaland.


Permanecieron allí hasta el 18 de diciembre, realizando observaciones astronómicas precisas durante 24 horas para confirmar su posición exacta, con cuatro navegantes verificando mutuamente los cálculos y firmando los registros.

Antes de partir, dejaron una tienda de campaña de reserva con provisiones, una carta dirigida a Robert Falcon Scott (por si este llegaba después) y otra para el rey Haakon VII de Noruega, solicitando que Scott la entregara en caso de que Amundsen no regresara.​

Guiados por marcas previas y viajando de noche para evitar ceguera nieve con el sol a la espalda, el grupo descendió eficientemente por el glaciar Axel Heiberg y la barrera de hielo de Ross. Cubrieron unos 1.400 km en 99 días totales (ida y vuelta), sacrificando perros solo cuando era necesario y aprovechando depósitos como "Carnicería" para reabastecerse.

Llegaron sanos y sin bajas a Framheim, su base en la Bahía de las Ballenas, el 7 de febrero de 1912, donde el resto del equipo los recibió con celebración.​

El regreso a la base fue igualmente exitoso, y todos los miembros del equipo regresaron sanos y salvos al Fram.

Las rutas seguidas por Amundsen (rojo) y Scott (verde).


En contraste con otras expediciones contemporáneas, la de Amundsen destacó por su cuidadosa planificación, su respeto por el entorno y su enfoque práctico.

Scott encontró la tienda y las cartas en enero de 1912, confirmando el logro de Amundsen; estas se hallaron con sus cuerpos meses después, sirviendo como prueba irrefutable. La tienda nunca se ha localizado desde entonces debido al flujo de hielo y acumulación de nieve, pero simboliza la superior logística de Amundsen frente a la tragedia de Scott. Este retorno impecable consolidó su reputación como maestro polar.

Cuando la noticia llegó al mundo, Amundsen fue reconocido como el primer ser humano en alcanzar el Polo Sur geográfico, consolidando su lugar en la historia.

La hazaña de Roald Amundsen y su equipo no solo representó un triunfo nacional para Noruega, sino también un hito en la exploración científica y geográfica.

Su éxito demostró la importancia del conocimiento, la preparación y la adaptación al medio, y dejó un legado duradero que continúa inspirando a exploradores y científicos hasta el día de hoy.

Tras conquistar el Polo Sur, Roald Amundsen y su equipo desmantelaron Framheim en febrero de 1912 y zarparon en el Fram hacia el norte, llegando a Hobart, Tasmania, el 7 de marzo.

Allí, Amundsen envió el primer telegrama público anunciando su éxito al mundo, el 7 de marzo de 1912, causando conmoción global al eclipsar las expectativas de Scott y otros exploradores.

Permanecieron en Hobart unas semanas para reparaciones y celebraciones locales antes de continuar a Buenos Aires y Europa.​

El Fram llegó a Bergen, Noruega, el 9 de octubre de 1912, donde Amundsen recibió un recibimiento heroico con desfiles, discursos y condecoraciones del rey Haakon VII.

En los meses siguientes, publicó su relato Sydpolen ("El Sur") en dos volúmenes, detallando la logística impecable con esquís, perros y depósitos, que se convirtió en bestseller y financió deudas pendientes.

Realizó conferencias por Europa, consolidando su fama pese a tensiones con Scott.​

En 1913, Amundsen donó el Fram al Museo Fram de Oslo, exploró opciones árticas menores y planeó nuevas ventures polares, mientras gestionaba su imagen pública y financiera.

Su regreso marcó el pico de su carrera inicial, inspirando el Tratado Antártico futuro y contrastando con la tragedia de Scott, encontrada ese mismo año.

Roald Amundsen amplió sus horizontes hacia la aviación en 1914, obteniendo su licencia de piloto en Dinamarca tras un accidente inicial en un hidroavión Farman durante entrenamiento en Ypres, Bélgica.

Esta incursión reflejaba su visión innovadora para expediciones polares futuras, reconociendo el potencial de los aviones para superar limitaciones de barcos y trineos.​

La Primera Guerra Mundial desarrollada entre los años 1914 y 1918, interrumpió sus planes árticos, confinándolo mayormente a Noruega donde gestionó finanzas y dio conferencias.

El barco Maud de Amundsen, construido en 1917.


Pese a ello, en 1917 adquirió el barco Maud (ex-Newport), un robusto buque de 300 toneladas diseñado para hielo, financiado con ganancias de su libro El Sur.

Renombrado en honor a la reina Maud, estaba destinado a navegar la ruta del Paso del Noreste siberiano hacia el Polo Norte, con refuerzos de casco y capacidad para tres años de autonomía.​

La neutralidad noruega limitó salidas, pero Amundsen usó el tiempo para reclutar tripulación experta, como el capitán Thorvald Nilsen, y acumular provisiones científicas para observaciones magnéticas.

Estos años de espera forjaron su resiliencia, posponiendo la partida hasta 1918 y sentando bases para aventuras que probarían sus límites en el Ártico.​

Roald Amundsen zarpó en el Maud el 16 de julio de 1918 desde Seattle, rumbo al Paso del Noreste siberiano, con el objetivo de atravesar el Océano Ártico y alcanzar el Polo Norte, continuando su legado de navegación polar con observaciones científicas.

La expedición enfrentó hielo implacable desde Nome, Alaska, avanzando lentamente por la costa siberiana, invernando en múltiples puntos como la bahía de Tsivolko (1918-1919) y Cape Yakan, donde el barco quedó atrapado repetidamente por la deriva del hielo.​

El capitán Amundsen al timón durante la expedición al Polo

 Norte en 1920.

Entre 1919 y 1921, el Maud pasó más de dos años embestido en pack ice, cubriendo solo unos 2.000 km en condiciones extremas, con temperaturas bajo -40°C y tormentas perpetuas

 Amundsen dirigió exploraciones en trineo, recolectando datos magnéticos pioneros y estudiando corrientes árticas.

Llevó a bordo osos polares capturados como especímenes vivos (incluyendo cachorros huérfanos alimentados con leche condensada) y dos niñas inuit, Ada y Kamikka, rescatadas de aldeas locales para estudiar su adaptación al frío y cultura, un acto controvertido que reflejaba prácticas de la época pero generó críticas éticas posteriores.​

En 1921, exhausto por la deriva interminable y problemas financieros, Amundsen vendió el Maud a una compañía soviética en la isla de Ayon por 80.000 coronas, abandonándolo tras cuatro años de lucha infructuosa.

Regresó a Noruega vía Seattle en agosto de 1921. Esta odisea, aunque fallida en su meta polar, aportó valiosos datos oceanográficos y demostró la tenacidad de Amundsen en el Ártico hostil.​

Tras regresar a Noruega en agosto de 1921 desde la fallida expedición del Maud, Roald Amundsen se reintegró a la vida pública en 1922, dando conferencias sobre sus hallazgos árticos y gestionando deudas acumuladas de años de exploraciones costosas.

Ese mismo año conoció a Elisabeth "Bess" Magids, una joven estadounidense de origen ruso, durante una gira en Estados Unidos.

Ella se convirtió en su secretaria y compañera sentimental, manejando su correspondencia y asuntos personales en Uranienborg con discreción.​

La relación con Bess trajo estabilidad emocional pero no resolvió las presiones económicas.

Amundsen enfrentaba acreedores por préstamos para el Maud y estilos de vida lujosos.

En 1924, declaró bancarrota formal, perdiendo Uranienborg temporalmente y gran parte de sus artefactos polares, lo que lo obligó a depender de patrocinios para futuros proyectos.​

Amigos y benefactores, incluyendo la familia de Bess, intervinieron para rescatar la propiedad, permitiéndole enfocarse en aviación polar.


Torre de la base de Ny-Ålesund, de donde salió Amundsen en sus expediciones aéreas al Polo Norte.


Roald Amundsen inició en 1925 su primera incursión aérea al Polo Norte, colaborando con el millonario estadounidense Lincoln Ellsworth para demostrar el potencial de la aviación en exploraciones polares, utilizando dos aviones Fokker F-VII equipados con esquís.

Roald Amundsen en Svalbard en 1925

 


Partieron de Spitsbergen el 21 de mayo con una tripulación que incluía a los pilotos Hjalmar Riiser-Larsen y Leif Dietrichson, cargados con provisiones para semanas en el hielo.​

Tras sobrevolar 463 km en condiciones brumosas, aterrizaron forzadamente en el pack ice a unos 220 km del Polo Norte el 22 de mayo debido a niebla densa y combustible limitado, acampando en una plataforma de nieve con tiendas y radios.

Pasaron 30 días en extrema supervivencia, cazando osos polares y enviando señales de socorro, mientras los aviones quedaban inutilizables por el terreno inestable.​

Un barco noruego, el Elg de Ellsworth, los rescató el 20 de junio tras un periplo de 600 km en trineos; todos regresaron sanos a Noruega, aunque con pérdidas materiales.

 Esta odisea validó la ruta pero expuso riesgos aéreos, impulsando mejoras técnicas para el exitoso vuelo futuro.​

Roald Amundsen culminó un hito histórico en 1926 con el primer vuelo transpolar documentado sobre el Polo Norte a bordo del dirigible Norge, financiado por Lincoln Ellsworth y pilotado por Umberto Nobile, convirtiéndose en una demostración magistral de innovación aérea en exploraciones polares.​

Tras el fracaso aéreo de 1925, Amundsen reunió una tripulación de 16 hombres, incluyendo a Oscar Wisting, su compañero del Polo Sur, cargando el Norge con instrumentos científicos, cámaras y provisiones para 30 horas de vuelo desde Ny-Ålesund en Spitsbergen, Noruega.

 Despegaron el 11 de mayo bajo condiciones ideales, ascendiendo a 700 metros y navegando a 80 km/h contra vientos árticos, superando nieblas y tormentas con precisión italiana-noruega.​

El 12 de mayo sobrevolaron el Polo Norte geográfico a 2.700 metros, lanzando banderas y tomando fotos panorámicas como prueba irrefutable; continuaron 2.700 km hasta Teller, Alaska, aterrizando el 14 de mayo tras 71 horas totales, agotados pero intactos. Amundsen y Wisting se convirtieron en los primeros humanos en visitar ambos polos terrestres, un logro que eclipsó debates sobre Peary y consolidó su legado eterno.


El hidroavión Latham 47.02, en Tromsø, el 18 de junio de 1928, poco antes de que Admundsen saliera con el a la búsqueda de Umberto Nobile y por tanto poco antes de la desaparición de Amundsen.


Roald Amundsen participó en 1928 en una compleja operación de rescate para salvar a Umberto Nobile tras el accidente del dirigible Italia el 25 de mayo, cuando este se estrelló en el hielo del Ártico durante una expedición italiana, dejando a Nobile herido y varios tripulantes desaparecidos.

Amundsen, pese a tensiones previas con Nobile por disputas de crédito en el vuelo del Norge, se ofreció inmediatamente para liderar esfuerzos desde Noruega, coordinando con barcos, aviones y voluntarios soviéticos y suecos en una búsqueda masiva que duró semanas.​

El 18 de junio, Amundsen despegó en el hidroavión francés Latham 47 desde Tromso, pilotado por René Guilbaud, con una tripulación de seis hombres incluyendo a su fiel Oscar Wisting, rumbo a coordinar con el rompehielos Krasin soviético que había localizado a Nobile.

El aparato, sobrecargado y con visibilidad pobre por niebla, perdió contacto horas después sobre el mar de Barents, presumiblemente cayendo al agua debido a un fallo mecánico o colisión con olas.​

Búsquedas intensivas con destructores y aviones no hallaron restos ni cuerpos; tanques de combustible vacíos aparecieron días después, confirmando un accidente fatal.

 Amundsen, de 55 años, fue declarado muerto oficialmente el 19 de junio, cerrando una vida de exploraciones legendarias sin bajas previas en sus equipos.

HOMENAJES

Roald Amundsen recibe numerosos homenajes post mortem que preservan su legado como pionero polar, incluyendo museos, monumentos, sellos y días conmemorativos establecidos por Noruega y otros países.

Estos tributos destacan su conquista del Polo Sur en 1911 y sus innovaciones en exploración ártica.​

 

Museos y residencias

Su casa Uranienborg en Svartskog (Oslo) funciona como museo desde 1934, preservando objetos personales y artefactos de expediciones.




El Museo Fram en Bygdoy alberga su barco Fram y exposiciones sobre sus viajes.​

Base de Investigación

La estación de investigación en la Base Amundsen-Scott en el Polo Sur, en 2007


En 2007, la Base Amundsen-Scott del Polo Sur era ya una de las estaciones científicas más importantes y avanzadas del planeta, y representaba la presencia permanente de Estados Unidos en el Polo Sur geográfico. 

Su nombre honra tanto a Roald Amundsen, primer explorador en llegar al Polo Sur en 1911, como a Robert Falcon Scott, quien lo alcanzó poco después.



Monumentos y estatuas

Estatuas incluyen una en Tromso (1958) mirando al puerto, otra en Golden Gate Park (San Francisco) por Sigvald Asbjornsen,

 y un monumento al Polo Sur en Bygdoy (2011) por Håkon Fagerås con las figuras de su equipo.

Placas recordatorias existen en Roald Amundsen Plaza (Nueva York) y un bauta de granito noruego en San Francisco.​

 

Sellos y conmemoraciones oficiales

Noruega emitió sellos post mortem y declara el 14 de diciembre como Día del Polo Sur, con repiques de campanas y silencios anuales.

Recibió honores como Caballero Gran Cruz de San Olaf y medallas geográficas

En el año 2011 se le rindieron tributos centenarios en la Antártida.​

 

LEGADO

Roald Amundsen dejó un legado perdurable en la historia de la exploración polar como el primero en navegar completamente el Paso del Noroeste entre los océanos Atlántico y Pacífico en 1903-1906, y como líder de la expedición que alcanzó el Polo Sur el 14 de diciembre de 1911, superando a competidores como Robert Falcon Scott mediante técnicas eficientes como el uso de esquís y perros.​

 

Logros Históricos

Sus expediciones transformaron la comprensión de las rutas árticas y antárticas, estableciendo precedentes para la navegación en condiciones extremas y la gestión de recursos en entornos hostiles.

 Amundsen también participó en la primera travesía aérea exitosa sobre el Polo Norte en 1926 a bordo del dirigible Norge, consolidando su estatus como pionero en exploración multimodal.​

 

Contribuciones Científicas

Aunque sus viajes priorizaron objetivos geográficos, generaron datos valiosos en oceanografía gracias a la expedición del Maud (1918-1920), donde científicos como Harald Sverdrup realizaron mediciones clave sobre corrientes y hielo flotante.

Participó en la expedición belga de la Bélgica en 1897-1899, contribuyendo a observaciones iniciales en la Antártida que apoyaron el naciente campo de la oceanografía polar.​

 

Impacto Actual

Hoy, su legado inspira expediciones modernas en el Ártico y Antártida, influyendo en rutas de navegación afectadas por el cambio climático y en protocolos de seguridad para exploración polar.

Técnicas como el uso de perros y esquís adaptados perduran en investigaciones científicas contemporáneas, mientras su énfasis en preparación logística guía operaciones en estaciones antárticas.​

 

FUENTES

https://es.wikipedia.org/wiki/Roald_Amundsen

https://www.britannica.com/biography/Roald-Amundsen

https://www.biografiasyvidas.com/biografia/a/amundsen.htm

https://www.coolantarctica.com/Antarctica%20fact%20file/History/biography/amundsen-roald.php

 


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