LA TORMENTOSA
RELACIÓN DE PICASSO
CON LAS MUJERES
1.
Contexto general: el mito del “genio” y la dinámica de poder
Picasso (1881–1973) creció en
una época marcada por un modelo patriarcal profundamente arraigado, en el que
los hombres —especialmente los artistas— eran vistos como genios con licencia
moral para transgredir normas.
En este contexto, su trato
hacia las mujeres estuvo fuertemente atravesado por una asimetría de poder: él
era el creador reconocido, y ellas —casi siempre más jóvenes— eran musas,
amantes o esposas subordinadas a su mundo y su ego artístico.
El propio Picasso solía decir:
“Para mí hay dos tipos de
mujeres: diosas y felpudos.”
Esta frase resume su visión
dual y objetualizante: las mujeres eran fuente de inspiración o instrumentos de
deseo, pero rara vez sujetos con autonomía.
2. Las
mujeres en su vida: amor, arte y destrucción
Picasso tuvo relaciones con
varias mujeres fundamentales tanto en su vida afectiva como en su producción
artística. Cada una de ellas marcó un período estilístico distinto, pero
también fue, en muchos casos, devorada por la intensidad emocional y el control
que él ejercía.
3.
Dinámica psicológica y simbólica
Desde una lectura
psicoanalítica y simbólica, las mujeres de Picasso pueden verse como proyecciones
de sus pulsiones internas: deseo, miedo a la muerte, necesidad de control.
En su arte, la mujer aparece
simultáneamente idolatrada y fragmentada, erotizada y descompuesta, reflejando
la tensión entre amor y destrucción que definió su vida emocional.
El arte moderno a menudo
justificó este comportamiento bajo la idea del “artista torturado” o “genio
transgresor”. Sin embargo, la crítica contemporánea revisa este mito y lo
cuestiona: ¿hasta qué punto la genialidad justifica la crueldad o la instrumentalización
del otro?
4.
Relecturas contemporáneas
En las últimas décadas,
historiadoras del arte y escritoras feministas —como T.J. Clark, Griselda
Pollock, Arianna Huffington o Malén Gual— han reinterpretado su legado con un
enfoque más ético y crítico.
Se destaca cómo el sufrimiento
de sus compañeras fue parte estructural del mito picassiano y cómo la historia
del arte tradicional silenció la voz de estas mujeres, reduciéndolas a “musas”.
Hoy se intenta restituir la
agencia y el valor artístico propio de figuras como Dora Maar o Françoise
Gilot, mostrando que fueron más que satélites de Picasso: fueron creadoras con
visiones propias, muchas veces eclipsadas por su sombra.
5.
Conclusión crítica
La relación de Picasso con las
mujeres fue una mezcla de fascinación, dominación y destrucción. Su arte se
nutrió de ellas, pero a costa, en muchos casos, de su bienestar emocional y su
autonomía.
Desde la perspectiva actual,
no se trata de “cancelar” al artista, sino de releerlo con conciencia
histórica, entendiendo que su genialidad convivió con un sistema de poder que
hoy ya no puede pasarse por alto.
El legado de Picasso es
inseparable de su violencia simbólica hacia las mujeres: reconocerlo no disminuye
su arte, sino que lo contextualiza en toda su complejidad humana y ética.
Nacida Amélie Lang, en 1881 en París, abandonada por sus padres en manos de sus tíos, con los que sufrió abusos y malos tratos, escapó del fuego para caer en las brasas al ser secuestrada y abusada por quien sería su marido maltratador, Paul-Emile Percheron.
Escapó, pero vivió con un escultor pedófilo antes de conocer a Picasso en 1905, cuando tenía 22 años.
Cortó con él en 1912 a causa de los enfermizos celos del pintor, quien llegó a encerrarla bajo llave en su estudio, no la dejaba salir sola y le prohibió que trabajara para otros.
Pero también por la falta de cuidados por parte de él, pues dos años antes, en un viaje a Catalunya, Fernande había contraído una grave infección de riñón. Murió en 1966, a los 84 años, sola, enferma y sin dinero, tras haber publicado varios libros de memorias, entre ellos,
EVA GOUEL (1885-1915)
Eva Gouel se cambió el nombre por el de Marcelle Humbert y en 1910 coincidió con Fernande Olivier cuando esta estaba con Picasso.
Durante dos años mantuvieron en secreto un triángulo amoroso hasta que Olivier se distancia y Gouel deja su trabajo para dedicarse al artista.
En 1913 cae muy enferma. No hay unanimidad sobre si sufría tuberculosis, cáncer de garganta o de pecho. Coincidiendo con la Primera Guerra Mundial, ella empeora y él le pide matrimonio, propuesta que ella acepta. Murió en 1915, a los 30 años.
Apunta Tenenbaum, que ella sabía que había otras mujeres por las marcas de maquillaje en su ropa o el rastro de otro perfume en la piel de Picasso, pero no sentía rencor, sino agradecimiento, y no le reprochaba nada. (Ilustración de Lady
Desidia)
OLGA KHOKHLOVA (1891-1955)
Se casaron un año después, y al poco, una lesión la bajó de los escenarios.
Durante la Revolución Bolchevique perdió todo contacto con su familia en Rusia, a la que luego enviaba dinero desde París para ayudarles a sobrevivir.
En 1921 nació su primogénito, Paulo; el matrimonio entró en crisis en 1925, época en que Olga estaba preocupada por la salud de su madre, que murió en 1927 sin que ella la volviera a ver.
Descubrir que la joven Marie-Thérèse Walter esperaba un hijo del pintor malagueño dinamitó el matrimonio, aunque Olga rechazó firmar el divorcio y él se negó a repartir los bienes.
No se sabe mucho de su vida después, solo que murió de cáncer, sola, en 1952.
Marie-Thérèse Walter (1909-1977)
Ella tenía 17 años y él 45 cuando en enero de 1927 se conocieron en las Galerías Lafayette.
En junio empezaron una relación que guardaron en secreto durante una década.
Primero, por ser ella menor, y segundo, porque seguía casado con Olga Khokhlova y podía ser usado como agravante en el proceso de divorcio.
Marie-Thérèse copó la obra del malagueño entre 1928 y 1935: 222 piezas llevan su nombre, y dos de sus retratos -’El sueño’ y ‘Desnudo, hojas verdes y busto’- figuran entre las diez obras de arte más caras.
En una entrevista, ella misma recordaba las "prácticas sadomasoquistas del artista, que esperaba total sumisión y la castigaba si no la obtenía", llegando a quemarle la piel con cigarrillos. Solo convivieron juntos dos meses tras nacer, en 1935, su hija Maya (fallecida el pasado diciembre).
Dos años después, la relación se fue enfriando, aunque mantuvieron correspondencia hasta 1970, cuando la ley francesa obligó al artista a pasarle pensión. A madre e hija se les prohibió ir al entierro del pintor, en 1973.
Cuatro años después, Marie-Thérèse se ahorcó. Tenía 68 años.
Dora Maar (1907-1997)
Reconocida fotógrafa, pintora y escultora surrealista, elogiada por Cartier-Bresson, y militante contra el fascismo en las corrientes de izquierda del París de los años 30, Dora Maar conoció a Picasso en enero de 1936 en el café Les Deux Magots, iniciando una década de relación.
Cuando la República española le hizo el encargo para el pabellón de la Exposición Universal de aquel año, Maar le convenció para dedicarlo al bombardeo de Guernica, mientras ella fotografiaba todo el proceso. La ocupación nazi la sumió en la ansiedad y encadenó crisis nerviosas y depresiones, agravadas por las redadas alemanas, la muerte súbita de su madre mientras hablaba por teléfono con ella y las infidelidades del pintor.
Este la maltrató psíquica y físicamente, incluso hasta dejarla inconsciente, y la ingresó en un psiquiátrico donde le dieron electrochoques hasta que el poeta y amigo Paul Éluard la sacó de allí.
Desde entonces, ella rompió con el círculo surrealista y con Picasso dedicándose a la pintura y la fotografía.
Murió en 1997, a los 89 años, olvidada y desconocida.
Françoise Gilot (1921)
Nacida en 1921, Françoise Gilot estuvo educada y rodeada de valores progresistas y libres de sesgos de género, sobre todo gracias a su madre y su abuela materna, y desarrolló inclinaciones artísticas.
Tenía 22 años cuando conoció en 1943, en el restaurante Le Catalan, a un Picasso de 62, iniciando pronto una relación que duró hasta 1955.
Firmaba sus obras como F. Gilot, para evitar los prejuicios contra las mujeres artistas.
Durante la ocupación nazi de París colaboró con la Resistencia como correo en bicicleta, vestida con los colores de la bandera francesa.
Fue la única de sus mujeres que supo plantar cara a las manipulaciones y humillaciones del malagueño.
Fue su estrecha colaboradora, ayudándole en su taller, pero también ocupándose de las tareas domésticas.
Su nombre está en 183 obras de Picasso.
Su hijo Claude nació en 1947, y Paloma, en 1949.
La relación se deterioró y, en 1953, ella decidió dejarlo.
Dos años después se casó con un antiguo amigo. El pintor reaccionó ejerciendo violencia vicaria: mientras Gilot está de luna de miel, él se negó a llevar al médico a Paloma, muy enferma de apendicitis, desvalijó la casa que compartieron y la amenazó con boicotear su carrera artística asegurándole que estaba "acabada".
Hoy, con 101 años, es una reconocida artista y escritora. (Ilustración de Ana Santos)
Geneviève Laporte (1926-2012)
En 1951 había firmado un único contrato como actriz y en 1954 publicó el primero de sus poemarios, uno de ellos -‘La sublime porte des songes’-, premiado por la Academia Francesa en 1999.
En 2005, se subastaron 20 dibujos que Picasso hizo de ella, logrando cifras millonarias.
Jacqueline Roque (1926-1986)

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