5 DE
JUNIO
DIA MUNDIAL
DEL MEDIO AMBIENTE
LEMA
Sin Contaminación Por Plásticos.
UN
POCO DE HISTORIA
Desde 1973, el 5 de
junio de cada año se celebra el Día Mundial del Ambiente que fue establecido
por la Asamblea General de Naciones Unidas.
Se eligió el 5 de junio
porque en esa misma fecha de 1972, se desarrolló en Estocolmo (Suecia) la
primera gran conferencia sobre temas relativos al medio ambiente, conocida como
la Cumbre de Estocolmo.
Ese mismo día, la
Asamblea General de la ONU aprobó la creación del Programa de las Naciones
Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA).
¿Qué tipos de contaminación existen?
Podemos distinguir diversos
tipos de contaminación, entre los que destacan los siguientes:
Contaminación lumínica. También existe en las grandes ciudades una gran contaminación lumínica debida a las luces de los edificios, carteles publicitarios, de los coches o de las farolas y que impide ver las estrellas.
CENTRÉMONOS EN EL PLÁSTICO
Es posible hacer frente
al problema de la contaminación por plásticos si se aprovechan los avances
científicos y las soluciones existentes.
La contaminación por
plásticos se ha convertido en un problema de una magnitud preocupante que no
solo influye negativamente en el cambio climático, sino que también inunda
nuestros océanos, mata la vida silvestre, se infiltra en nuestra cadena
alimentaria y perjudica nuestra salud, pudiendo afectar a la fertilidad y a la
actividad hormonal, metabólica y neurológica.
Contaminación
en Playa Capurro procedente de los basurales en las orillas de los arroyos
Miguelete y Pantanoso, Montevideo, Uruguay
Cada año se producen a
nivel mundial más de 400 millones de toneladas de plástico y se cree que la mitad
de este material se concibe para una vida útil de un solo uso.
América del Norte, Australia, Groenlandia, China y la
Unión Europea son los mayores productores de desechos plásticos per cápita y
sólo un 9% de los 9.000 millones de toneladas de plástico que se han producido
en el mundo ha sido reciclado.
Vista
desde una isla de plástico en el Pacífico (ONG Ocean Society)
La acumulación de plásticos ha generado 5 grandes islas artificiales de basura que navegan a la deriva: dos en el Pacífico –una de ellas tiene posee 1,8 billones de pedazos de basura-, dos en el Atlántico y una en el Índico.
Algunos estudios afirman que nos comemos una tarjeta de plástico por semana
De acuerdo con los
datos facilitados por Greenpeace, entre el 60% y el 80% de los residuos marinos
son plástico y en su mayoría son fragmentos menores a los cinco milímetros, es
decir, micro plásticos.
Los microplásticos han sido detectados en la sal de
mesa comercial y algunos estudios aseguran que el 90% del agua embotellada y en
el 83% de la de grifo.
Se estima que las
personas ingieren más de 50.000 partículas de plástico cada año, e incluso
muchas más si se tienen en cuenta las partículas inhaladas. Los productos
plásticos de un solo uso que resultan desechados o quemados no solamente
perjudican a la salud humana y la biodiversidad, sino que igualmente contaminan
todo tipo de ecosistemas, desde los picos de montaña hasta el lecho marino.
Pez atrapado en una botella.
Alrededor de 13
millones de toneladas de plástico son vertidas en los océanos cada año,
afectando la biodiversidad, la economía y la salud de las personas.
Más de 800 especies
marinas y costeras se ven afectadas por esta contaminación por ingestión,
enredo y otros peligros.
Se utilizan de promedio
200 bolsas de plástico por persona al año.
Casi el 70% o más van
al medio ambiente o a vertederos y tardan alrededor de 400 años en degradarse.
Tiempo que tardan en descomponerse los plásticos.
Botellas: 500 años
Cubiertos: 400 años
Pajitas: 100 años
Vasos: 65-75 años
Cómo cuidar el planeta
Todos podemos
contribuir a cuidar de nuestro planeta. Ya sabes, el desierto está compuesto
por pequeños granos de arena. Si todos nosotros aportáramos nuestro pequeño
granito de arena, los resultados serían tan grandes como estos desiertos. Por
lo tanto, para ayudar a cuidar al planeta tienes muchas opciones.
Recicla, no tires cosas a la basura cosas que se puedan arreglar, reducir, reutilizar o reciclar.
Separa la basura para intentar reciclar la basura lo máximo posible.
Intenta reducir el uso
de envases que no sean biodegradables.
Utiliza recipientes que
sean de vidrio o cerámica, evitando latas, alimentos envasados en plástico o
bandejas de “corcho blanco”, pues estos envases de estos materiales casi no se reciclan.
Por esta razón, compra los productos y alimentos a granel aportando además tus
propias bolsas o recipientes biodegradables.
No tires a la basura los medicamentos que se hayan caducado. Llévalos a tu farmacia y allí se encargarán de ellos.
No tires residuos a la
calle, utiliza las papeleras y los contenedores correctamente.
Utiliza pilas
recargables.
Recuerda no malgastar
el agua en tu día a día.
Utiliza un sistema de doble carga en tu inodoro, pues con cada cisterna se pierden entre 10 y 20 litros de agua.
Repara los grifos que gotean, lo cual además de ahorrar agua te ayudará a ahorrar dinero.
Cierra el grifo y no dejes correr el agua mientras te lavas los dientes.
Desconecta los aparatos eléctricos cuando no los estés usando, no los apagues únicamente pues algunos de estos aparatos siguen consumiendo energía en modo “stand by”, es decir, aunque estén apagados siguen consumiendo, por lo que es mejor desenchufarlos.
Sustituye tus bombillas
de siempre por bombillas LED de bajo consumo que, además, suelen tener una
mayor duración.
Recuerda apagar siempre
la luz o los aparatos eléctricos cuando salgas de una habitación. Igualmente,
evita utilizar luz artificial durante el día si es innecesario.
No te excedas usando la
calefacción o el aire acondicionado, pues con estos aparatos se liberan gases
contaminantes y se consume mucha energía.
Utiliza el transporte
público siempre que puedas o medios de transporte no contaminantes.
Si tienes que utilizar
el coche, procura compartirlo y llevarlo lleno para disminuir las emisiones de
gases de efecto contaminante que se produciría si cada uno llevásemos nuestro
propio coche con un solo ocupante.
Cuento
Había una vez un pequeño poblado separado del mar y sus grandes acantilados por un bosque. Aquel bosque era la mejor defensa del pueblo contra las tormentas y las furias del mar, tan feroces en toda la comarca, que sólo allí era posible vivir.
Pero el bosque estaba
constantemente en peligro, pues un pequeño grupo de seres malvados acudía cada
noche a talar
Durante generaciones aquella fue la vida de los plantadores de árboles. Los padres enseñaban a los hijos y éstos, desde muy pequeños, dedicaban cada rato de tiempo libre a plantar nuevos árboles. Cada familia era responsable de repoblar una zona señalada desde tiempo inmemorial, y el fallo de una cualquiera de las familias hubiera llevado a la comunidad al desastre.
Por supuesto, la gran
mayoría de los árboles plantados se echaba a perder por mil variadas razones, y
sólo un pequeño porcentaje llegaba a crecer totalmente, pero eran tantos y
tantos los que plantaban que conseguían mantener el tamaño de su bosque
protector, a pesar de las grandes tormentas y de las crueles talas de los
malvados.
Pero entonces, ocurrió
una desgracia. Una de aquellas familias se extinguió por falta de
descendientes, y su zona del bosque comenzó a perder más árboles. No había nada
que hacer, la tragedia era inevitable, y en el pueblo se prepararon para
emigrar después de tantos siglos.
Sin embargo, uno de los
jóvenes se negó a abandonar la aldea. “No me marcharé”, dijo, “si hace falta
fundaré una nueva familia que se haga cargo de esa zona, y yo mismo me dedicaré
a ella desde el primer día”.
Todos sabían que nadie era capaz de mantener por sí mismo una de aquellas zonas replantadas y, como el bosque tardaría algún tiempo en despoblarse, aceptaron la propuesta del joven. Pero al hacerlo, aceptaron la revolución más grande jamás vivida en el pueblo.
Aquellas plantaciones
nocturnas terminaron haciendo coincidir a cuidadores con exterminadores, pero
sólo para descubrir que aquellos “terribles” seres no eran más que los
asustados miembros de una tribu que se escondían en las laberínticas cuevas de
los acantilados durante el día, y acudían a la superficie durante la noche para
obtener un poco de leña y comida con la que apenas sobrevivir. Y en cuanto
alguno de estos “seres” conocía las bondades de vivir en un poblado en la
superficie, y de tener agua y comida, y de saber plantar árboles, suplicaba ser
aceptado en la aldea.
Y tanta era su
influencia, que el bosque comenzó a crecer. Día tras día, año tras año, de
forma casi imperceptible, el bosque se hacía más y más grande, aumentando la
superficie
que protegía, hasta que
finalmente las sucesivas generaciones de aquel pueblo pudieron vivir allá donde
quisieron, en cualquier lugar de la comarca. Y jamás hubieran sabido que tiempo
atrás, su origen estaba en un pequeño
pueblo protegido por
unos pocos árboles a punto de desaparecer.
No hay comentarios:
Publicar un comentario