Uno
de los mayores problemas relacionados con el cambio climático es la seguridad
alimentaria. Las personas más pobres del mundo, -muchas de las cuales son
agricultores, pescadores y pastores-, están siendo los más afectados por las
altas temperaturas y el aumento de la frecuencia de desastres relacionados con
el clima.
Al
mismo tiempo, la población mundial crece de manera constante y se espera que
llegue a 9 600 millones de personas en 2050. Para cubrir una demanda tan
grande, los sistemas agrícolas y alimentarios tendrán que adaptarse a los
efectos adversos del cambio climático y hacerse más resilientes, productivos y
sostenibles. Es la única manera de que podamos garantizar el bienestar de los
ecosistemas y de la población rural y reducir las emisiones.
Cultivar
alimentos de manera sostenible significa adoptar prácticas que producen más con
menos en la misma superficie de la tierra y usar los recursos naturales de
forma juiciosa. Significa también reducir la pérdida de alimentos antes de la
fase del producto final o venta al por menor a través de una serie de
iniciativas, que incluyen una mejor recolección, almacenamiento, embalaje,
transporte, infraestructuras y mecanismos de mercado, así como marcos
institucionales y legales. Por eso, nuestro mensaje global para el Día Mundial
de la Alimentación 2016 es “El clima está cambiando. La alimentación y la
agricultura también”.
El
mensaje refleja el momento crucial en el que se produce la celebración, justo
antes de la próxima Conferencia sobre el Cambio Climático de la ONU, COP 22,
del 7 al 18 de noviembre de 2016 en Marrakech, Marruecos.
La
FAO hace un llamamiento a los países para abordar la alimentación y la
agricultura en sus planes de acción climática e invertir más en desarrollo
rural.
Fortaleciendo
la resiliencia de los pequeños agricultores, podemos garantizar la seguridad
alimentaria de una población del planeta cada vez más hambrienta, a la vez que
se reducen las emisiones.
PONIENDO LA LUPA EN EL TEMA
La
ganadería es responsable de casi dos tercios de los gases de efecto invernadero
agrícolas (GEI), y del 78% de las emisiones de metano agrícolas. La FAO trabaja
con los países para mejorar la gestión del ganado y mitigar los efectos del
cambio climático.
La
FAO trabaja con los países para mejorar la gestión del ganado y mitigar los
efectos del cambio climático.La diversificación en la producción ganadera puede
ayudar a mitigar los efectos del cambio climático, combinando el pastoreo con los
cultivos forrajeros y agroforestales.
El
impacto negativo del cambio climático en los recursos naturales -desde la
disminución del suministro de agua de calidad a nivel mundial y la degradación
del suelo-, subraya la creciente importancia de usar estos recursos de forma
sostenible. Una adecuada gestión del suelo y los bosques, por ejemplo, puede
llevar a la absorción natural de dióxido de carbono, reduciendo así las
emisiones de gases de efecto invernadero.
La FAO estima que la producción agrícola debe aumentar en un 60% para
2050 con el fin de alimentar a una población mayor. El cambio climático está
poniendo en peligro este objetivo, pero la FAO y sus países miembros están
trabajando en diversas soluciones
La
pérdida y el desperdicio de alimentos hacen referencia a su merma en las etapas
sucesivas de la cadena de suministro de alimentos destinados al consumo humano.
Los alimentos se pierden o desperdician en toda la cadena de suministro, desde
la producción inicial hasta el consumo final de los hogares.
La
disminución puede ser accidental o intencional, pero en última instancia
conduce a una menor disponibilidad de alimentos para todos. Cuando los
alimentos se pierden o estropean antes de llegar a su fase de producto final o
a la venta minorista, hablamos de pérdida de alimentos.
Esto
puede deberse a problemas en la recolección, almacenamiento, embalaje,
transporte, infraestructura o a los mecanismos de mercado, o de los precios,
así como a los marcos institucionales y legales.
Más
de un tercio de los alimentos producidos en el mundo se pierde o desperdicia.
Esto supone alrededor de 1 300 millones de toneladas anuales. El metano emitido
por los alimentos en descomposición es 25 veces más potente que el dióxido de
carbono.
Para
2050, se espera que las capturas de las principales especies de peces
disminuyan hasta en un 40% en los trópicos, donde los medios de vida y la
seguridad alimentaria y nutricional dependen en gran medida del sector
pesquero. El Código de Conducta de la FAO para la Pesca Responsable orienta a
los gobiernos y los actores privados en la conservación y gestión de los
océanos, ríos y lagos del mundo.
La
deforestación y la degradación de los bosques se calcula supone entre el 10-11%
de las emisiones globales de GEI. La FAO proporciona una serie de herramientas
para los propietarios de bosques y otras partes implicadas para la gestión
sostenible de los bosques.
El
mundo pretende lograr el Hambre Cero en 2030: el cambio climático es un reto
debe abordarse con el fin de continuar la lucha contra el hambre y alcanzar
este objetivo. La FAO ayuda a los países a mejorar el sistema alimentario
mundial y alcanzar esta meta.
FUENTES
http://www.fao.org/w
No hay comentarios:
Publicar un comentario