En esa fiesta, todos los edificios gubernamentales, museos, instituciones educativas, iglesias, edificios y hasta casas particulares, que tengan interés histórico o arquitectónico están abiertas gratuitamente al público. Si bien en sus comienzos el énfasis estaba en el patrimonio arquitectónico, con el devenir del tiempo se comenzó a ampliar la noción de patrimonio para abarcar todo aquello material e inmaterial que se valora en el imaginario colectivo como patrimonial, desde los monumentos históricos hasta los ritmos uruguayos de la murga y el candombe.
El Día del Patrimonio se celebró por primera vez en Uruguay en 1995, siendo una iniciativa del fallecido arquitecto José Luis Livni. Su popularidad ha crecido año tras año. En el año 2000, se estima que más de 500.000 personas participaron de las distintas actividades En las primeras ediciones se dedicó un solo día y fue principalmente en Montevideo. Posteriormente, al irse agregando más lugares a visitar y viendo el éxito que tuvo esta iniciativa, con gran cantidad de personas que a veces hacían largas colas para poder ingresar a los sitios de su interés, las autoridades decidieron que se extendiera a dos días, sábado y domingo, aunque la celebración mantiene la denominación de "Día del Patrimonio".
TEMA 2010
El tema de este año es "Teatro en el Uruguay".
A través de mi trabajo en acuarelas y lápiz dejo para ustedes el homenaje a la gente que ha brindado lo mejor de su arte al teatro y también mi recuerdo a los ámbitos donde se desarrolla la actividad artística.
TRINIDAD GUEVARA
Retrato de Trinidad Guevara
Lápiz sobre papel
Nació en Santo Domingo de Soriano el 11 de mayo de 1798.
Hija de Joaquín Ladrón de Guevara, apuntador, archivista y ocasionalmente actor en el papel de “barba” o gracioso. Desde muy niña, Trinidad actuó en la Casa de Comedias de Montevideo, a comienzos del siglo XIX, junto a Juan Casacuberta, el futuro gran actor, de su misma edad. Rápidamente se convierte en actriz independiente a los 17 años, y será “primera dama” junto a Petronila Serrano en 1816.
Se la ha elogiado por su perfecta dicción y claridad de su voz, además de la naturalidad que le daba a sus personajes. A fines de 1816 y ante la inminencia de la entrada de las tropas portuguesas en Montevideo (enero de 1817), se traslada a Buenos Aires junto a otros actores y comienza a trabajar en el teatro porteño, donde se distingue tanto en papeles de comedias como en tragedias.
En los escenarios de Buenos Aires, actuó junto con grandes actores del momento y también recorrió los de Montevideo, Córdoba, Mendoza y Santiago de Chile. Su modo de actuación y su avance hacia la naturalidad, basada en la expresividad de los ojos y la dicción clara, fue uno de los logros que más apreciaron los actores que la acompañaban y la tomaron como modelo de interpretación.
Mariano Bosch considera que Trinidad Guevara fue una verdadera reformadora del teatro porteño, “la primera en comprender que el actor genial no es el que recita versos, sino aquel que interpreta el personaje o lo crea de acuerdo con lo que el autor ha hecho de él”. Sin embargo no fue la primera actriz oriental, como se ha dicho, aunque su notoriedad alcanzó a ambas orillas del Plata y superó a la de su antecesora, Petronila Quijano, quien alternó papeles de primera dama con la joven Trinidad en sus comienzos.
Trinidad, radicada en Buenos Aires desde 1816, realizó largas temporadas a lo largo de décadas en la capital porteña.
En 1856 y encontrándose en una difícil situación económica realizará una última función en su beneficio en el Teatro El Porvenir. A los 58 años anunciará su retiro a través de un comunicado de prensa. Su ejemplo, se ha dicho, no se limitó al teatro sino que “irradió desde el escenario modelos femeninos imitados en su época”.
Murió en Montevideo el 24 de julio de 1873.
Roger Mirza
Hija de Joaquín Ladrón de Guevara, apuntador, archivista y ocasionalmente actor en el papel de “barba” o gracioso. Desde muy niña, Trinidad actuó en la Casa de Comedias de Montevideo, a comienzos del siglo XIX, junto a Juan Casacuberta, el futuro gran actor, de su misma edad. Rápidamente se convierte en actriz independiente a los 17 años, y será “primera dama” junto a Petronila Serrano en 1816.
Se la ha elogiado por su perfecta dicción y claridad de su voz, además de la naturalidad que le daba a sus personajes. A fines de 1816 y ante la inminencia de la entrada de las tropas portuguesas en Montevideo (enero de 1817), se traslada a Buenos Aires junto a otros actores y comienza a trabajar en el teatro porteño, donde se distingue tanto en papeles de comedias como en tragedias.
En los escenarios de Buenos Aires, actuó junto con grandes actores del momento y también recorrió los de Montevideo, Córdoba, Mendoza y Santiago de Chile. Su modo de actuación y su avance hacia la naturalidad, basada en la expresividad de los ojos y la dicción clara, fue uno de los logros que más apreciaron los actores que la acompañaban y la tomaron como modelo de interpretación.
Mariano Bosch considera que Trinidad Guevara fue una verdadera reformadora del teatro porteño, “la primera en comprender que el actor genial no es el que recita versos, sino aquel que interpreta el personaje o lo crea de acuerdo con lo que el autor ha hecho de él”. Sin embargo no fue la primera actriz oriental, como se ha dicho, aunque su notoriedad alcanzó a ambas orillas del Plata y superó a la de su antecesora, Petronila Quijano, quien alternó papeles de primera dama con la joven Trinidad en sus comienzos.
Trinidad, radicada en Buenos Aires desde 1816, realizó largas temporadas a lo largo de décadas en la capital porteña.
En 1856 y encontrándose en una difícil situación económica realizará una última función en su beneficio en el Teatro El Porvenir. A los 58 años anunciará su retiro a través de un comunicado de prensa. Su ejemplo, se ha dicho, no se limitó al teatro sino que “irradió desde el escenario modelos femeninos imitados en su época”.
Murió en Montevideo el 24 de julio de 1873.
Roger Mirza
DAHD SFEIR
Retrato de Dahd Sfeir
Lápiz sobre papelNació en Montevideo, en 1932. Es una destacada actriz uruguaya.
De ascendencia libanesa, Dahd inició su carrera teatral siendo adolescente en el Club de Teatro. Luego estudió en la Escuela Municipal de Arte Dramático (EMAC), dirigida por Margarita Xirgú. A lo largo de su trayectoria artística ha representado con gran versatilidad todos los géneros, desde comedia, lírico, drama. Ha interpretado "Doña Rosita la soltera", "Raíces", "Vidas privadas", "Quien teme a Virginia Woolf".
Durante la dictadura militar uruguaya (1973-1985) vivió exiliada en Venezuela, Cuba, Suecia y otros países, donde ha presentado su talento en varios unipersonales. En Suecia fundó el Teatro Latinoamericano Sandino y en España, inauguró el Teatro La Carátula, de Elche.
Fue docente de varios actores en Madrid. Su compromiso social y político se vio reflejado haciendo funciones benéficas: actuó en Barcelona para la organización "Todas las Manos" que trabaja contra la pobreza infantil en América Latina, pero son uruguayos los que están al frente. Presentó "Canto y Cuento en la Poesía": tangos, valses y milongas de autores uruguayos, también textos de Machado. En su gira por España divulgó la cultura de América del Sur, interpretando poemas de autores latinoamericanos.
"Ducho" como la conocen sus amigos, talentosa y polifacética actriz, en constante búsqueda de perfección, ha representado a los grandes clásicos del siglo XIX y XX. Se presentó en Londres, Roma, Venecia, Estados Unidos, La Habana, México y en cada actuación cosechó aplausos y elogios sinceros.
Cuando regresó a nuestro país, presentó "La edad del Viento" y una serie de unipersonales "Mano a Mano", primero con Alberto Candeau en 1988, luego con Nubel Espino y Juver Salcedo. En "Las cosas del cantar", volcó su amor por la poesía española en los textos de García Lorca y "Cantares de luz", es un homenaje a todos los que lucharon por la libertad y la justicia como Violeta Parra y Julio César Castro (Juceca).
Ha sido galadornada con numerosas distinciones nacionales e internacionales, por su trabajo como Mejor Actriz de Teatro Musical; en nuestro país recibió el Premio Florencio en varias oportunidades.
En 1996 Dahd recibió el premio Helen Hayes, en Washington a la mejor actriz en una producción musical por su papel en "Mano a Mano". Es la única actriz uruguaya en obtener tal distinción, pues se considera este premio como si fuera el Oscar en teatro. Sabe trasmitir con gran sensibilidad, toda la emoción y entrega de sus personajes: recita, lee, interpreta, canta, "Master Class", "Tango a Tango", "Pura Locura", "Cantares de amor y humor".
Participó en 2005 en el Festival Internacional de la Oralidad que fue dedicado a "todos los exilios": como un incentivo creador, impulsando a todos los que buscan espacios de libertad de ideas, de arte, de relaciones humanas, de educación. En el 2008 fue declarada Ciudadana Ilustre de la ciudad de Montevideo, por el Intendente municipal Ricardo Ehrlich.
En los meses de febrero y marzo de 2010, participó junto a Alberto Magnone en el Festival Internacional de la Oralidad, rindiendo homenaje a nuestro querido escritor Mario Benedetti, a través de su poesía y de sus cuentos.
Durante la dictadura militar uruguaya (1973-1985) vivió exiliada en Venezuela, Cuba, Suecia y otros países, donde ha presentado su talento en varios unipersonales. En Suecia fundó el Teatro Latinoamericano Sandino y en España, inauguró el Teatro La Carátula, de Elche.
Fue docente de varios actores en Madrid. Su compromiso social y político se vio reflejado haciendo funciones benéficas: actuó en Barcelona para la organización "Todas las Manos" que trabaja contra la pobreza infantil en América Latina, pero son uruguayos los que están al frente. Presentó "Canto y Cuento en la Poesía": tangos, valses y milongas de autores uruguayos, también textos de Machado. En su gira por España divulgó la cultura de América del Sur, interpretando poemas de autores latinoamericanos.
"Ducho" como la conocen sus amigos, talentosa y polifacética actriz, en constante búsqueda de perfección, ha representado a los grandes clásicos del siglo XIX y XX. Se presentó en Londres, Roma, Venecia, Estados Unidos, La Habana, México y en cada actuación cosechó aplausos y elogios sinceros.
Cuando regresó a nuestro país, presentó "La edad del Viento" y una serie de unipersonales "Mano a Mano", primero con Alberto Candeau en 1988, luego con Nubel Espino y Juver Salcedo. En "Las cosas del cantar", volcó su amor por la poesía española en los textos de García Lorca y "Cantares de luz", es un homenaje a todos los que lucharon por la libertad y la justicia como Violeta Parra y Julio César Castro (Juceca).
Ha sido galadornada con numerosas distinciones nacionales e internacionales, por su trabajo como Mejor Actriz de Teatro Musical; en nuestro país recibió el Premio Florencio en varias oportunidades.
En 1996 Dahd recibió el premio Helen Hayes, en Washington a la mejor actriz en una producción musical por su papel en "Mano a Mano". Es la única actriz uruguaya en obtener tal distinción, pues se considera este premio como si fuera el Oscar en teatro. Sabe trasmitir con gran sensibilidad, toda la emoción y entrega de sus personajes: recita, lee, interpreta, canta, "Master Class", "Tango a Tango", "Pura Locura", "Cantares de amor y humor".
Participó en 2005 en el Festival Internacional de la Oralidad que fue dedicado a "todos los exilios": como un incentivo creador, impulsando a todos los que buscan espacios de libertad de ideas, de arte, de relaciones humanas, de educación. En el 2008 fue declarada Ciudadana Ilustre de la ciudad de Montevideo, por el Intendente municipal Ricardo Ehrlich.
En los meses de febrero y marzo de 2010, participó junto a Alberto Magnone en el Festival Internacional de la Oralidad, rindiendo homenaje a nuestro querido escritor Mario Benedetti, a través de su poesía y de sus cuentos.
Nació en la provincia de Barcelona, España el 25 de julio de 1888;
“Directora teatral, actriz, docente. Formada empíricamente por observación directa de intérpretes que se presentaban en Barcelona, ya en la primera década del siglo era la primera actriz del teatro catalán. Instalada en Madrid desde 1914 por invitación de María Guerrero, pronto lo fue también del teatro en castellano.
La Guerra Civil Española y la posterior dictadura franquista le impidieron retornar a España desde mediados de los años treinta, radicándose en México y Chile primero, y definitivamente después en Uruguay, donde adoptó la ciudadanía legal. Además de su magisterio interpretativo desplegó en nuestro país una larga, dinámica y profunda labor docente, formando varias generaciones de actores al frente de la Escuela Municipal de Arte Dramático (que actualmente lleva su nombre), creada en Montevideo en 1949, y como directora de la Comedia Nacional entre ese año y 1960 (aunque ya en 1943 había encabezado, junto con Viñoly Barreto, un intento realizado por el SODRE de crear una Comedia Nacional).
Venerada por una legión de alumnos y seguidores, gran difusora de la obra de Federico García Lorca, está fuera de discusión la importancia de su papel en el desarrollo del teatro de habla hispana más allá de la primera mitad del siglo XX, aún restringida al área iberoamericana.
Su figura acumuló abundantes y sucesivos panegíricos de la más variada procedencia (Valle Inclán, Pirandello, Alberti, Salvat, el propio García Lorca). La impronta dejada por ella en el teatro uruguayo llega hasta nuestros días a más de 40 años de su muerte y a seis décadas de su momento más glorioso, y aunque una natural y moderada desmitificación se haya operado, perduran sus principios éticos, su rigor estético, su disciplina y ardiente laboriosidad y sobre todo -como quería García Lorca- su raro instinto para apreciar la belleza y buscarla dondequiera que esté, con prescindencia de consideraciones comerciales”.
Murió en Solana del Mar, Maldonado, Uruguay el 25 de abril de 1969.
Jorge A. Pignataro Calero
“Directora teatral, actriz, docente. Formada empíricamente por observación directa de intérpretes que se presentaban en Barcelona, ya en la primera década del siglo era la primera actriz del teatro catalán. Instalada en Madrid desde 1914 por invitación de María Guerrero, pronto lo fue también del teatro en castellano.
La Guerra Civil Española y la posterior dictadura franquista le impidieron retornar a España desde mediados de los años treinta, radicándose en México y Chile primero, y definitivamente después en Uruguay, donde adoptó la ciudadanía legal. Además de su magisterio interpretativo desplegó en nuestro país una larga, dinámica y profunda labor docente, formando varias generaciones de actores al frente de la Escuela Municipal de Arte Dramático (que actualmente lleva su nombre), creada en Montevideo en 1949, y como directora de la Comedia Nacional entre ese año y 1960 (aunque ya en 1943 había encabezado, junto con Viñoly Barreto, un intento realizado por el SODRE de crear una Comedia Nacional).
Venerada por una legión de alumnos y seguidores, gran difusora de la obra de Federico García Lorca, está fuera de discusión la importancia de su papel en el desarrollo del teatro de habla hispana más allá de la primera mitad del siglo XX, aún restringida al área iberoamericana.
Su figura acumuló abundantes y sucesivos panegíricos de la más variada procedencia (Valle Inclán, Pirandello, Alberti, Salvat, el propio García Lorca). La impronta dejada por ella en el teatro uruguayo llega hasta nuestros días a más de 40 años de su muerte y a seis décadas de su momento más glorioso, y aunque una natural y moderada desmitificación se haya operado, perduran sus principios éticos, su rigor estético, su disciplina y ardiente laboriosidad y sobre todo -como quería García Lorca- su raro instinto para apreciar la belleza y buscarla dondequiera que esté, con prescindencia de consideraciones comerciales”.
Murió en Solana del Mar, Maldonado, Uruguay el 25 de abril de 1969.
Jorge A. Pignataro Calero
Nació en Montevideo el 17 de enero de 1875.
“Con raya al medio, el pelo le caía por ambos lados sobre una cara fea de labios prominentes, coronando un cuerpo muy alto y extremadamente flaco, cuyos brazos solía agitar como apoyo para su discurso. Dentro de esa estampa desmelenada, un poco bohemia y huesuda, habitaba Florencio Sánchez, el soldado nacionalista que peleó junto a Aparicio Saravia en dos batallas, para dejar más tarde aquellas tiendas y acercarse al anarquismo, volcando allí su otro combate contra las injusticias sociales, en un Uruguay embrionario y atravesado por los fragores de la guerra civil. En varios sentidos, Florencio fue tan tempestuoso como su época, desahogándose desde la adolescencia en un trajín periodístico que practicó en diarios uruguayos (Minas, Mercedes) y también argentinos (Rosario, Buenos Aires). Era un hombre impaciente y de escritura veloz, que durante su larga década como cronista fue incisivo para estampar ideas en cuentos y columnas satíricas sobre la sociedad del momento, logrando que esas burlas afilaran unos textos risueños con la puntería que después trasladaría al teatro”.
“El centenario de la desaparición de Florencio debe ser útil para mantener vivo el recuerdo de su producción teatral, a la que dedicó los últimos seis años que le quedaban después del éxito de “M'hijo el dotor”, en 1903. Los desafíos y contratiempos del hombre de campo fueron el eje para toda una generación de dramaturgos, en medio de la cual Florencio impuso un sello personal respaldado por su intuición fuera de serie, la que le permitía abrir al espectador el acceso a un juego de ideas por debajo de los hechos cotidianos que pintaba. Esa transparencia, expresada en lenguaje de una teatralidad a veces magistral, despertaba el razonamiento del público después de provocar su emoción”.
“Y así su obra pudo aludir al choque cultural entre dos generaciones (M'hijo el dotor), a la xenofobia ante el empuje de los inmigrantes (La gringa) o al despojo de viejos propietarios rurales por una invasora clase latifundista (Barranca abajo).
En ese momento, junto con el drama rural creció el sainete, que tenía un lejano origen zarzuelero y dibujaba los claroscuros de la vida con el empleo del humor como condimento de su cuadro. También incursionó Florencio con comedias de sabor popular, dedicada a los temas ciudadanos, desde la dimensión social que tiene “En familia” , hasta el boceto de un bajo mundo que se asoma al conventillo y a los oficios infames de estafadores, prostitutas, rufianes y malevos en títulos como “La pobre gente”, “Moneda falsa” o “La tigra”.
“Dotar al género de la profundidad que manejó Florencio, fue una manera de reavivar la conciencia del prójimo, redoblando el interés del espectador por los asuntos nacionales en esa primera década del siglo”.
Murió en Milán, Italia el 7 de noviembre de 1910. Jorge Abbondanza
“Con raya al medio, el pelo le caía por ambos lados sobre una cara fea de labios prominentes, coronando un cuerpo muy alto y extremadamente flaco, cuyos brazos solía agitar como apoyo para su discurso. Dentro de esa estampa desmelenada, un poco bohemia y huesuda, habitaba Florencio Sánchez, el soldado nacionalista que peleó junto a Aparicio Saravia en dos batallas, para dejar más tarde aquellas tiendas y acercarse al anarquismo, volcando allí su otro combate contra las injusticias sociales, en un Uruguay embrionario y atravesado por los fragores de la guerra civil. En varios sentidos, Florencio fue tan tempestuoso como su época, desahogándose desde la adolescencia en un trajín periodístico que practicó en diarios uruguayos (Minas, Mercedes) y también argentinos (Rosario, Buenos Aires). Era un hombre impaciente y de escritura veloz, que durante su larga década como cronista fue incisivo para estampar ideas en cuentos y columnas satíricas sobre la sociedad del momento, logrando que esas burlas afilaran unos textos risueños con la puntería que después trasladaría al teatro”.
“El centenario de la desaparición de Florencio debe ser útil para mantener vivo el recuerdo de su producción teatral, a la que dedicó los últimos seis años que le quedaban después del éxito de “M'hijo el dotor”, en 1903. Los desafíos y contratiempos del hombre de campo fueron el eje para toda una generación de dramaturgos, en medio de la cual Florencio impuso un sello personal respaldado por su intuición fuera de serie, la que le permitía abrir al espectador el acceso a un juego de ideas por debajo de los hechos cotidianos que pintaba. Esa transparencia, expresada en lenguaje de una teatralidad a veces magistral, despertaba el razonamiento del público después de provocar su emoción”.
“Y así su obra pudo aludir al choque cultural entre dos generaciones (M'hijo el dotor), a la xenofobia ante el empuje de los inmigrantes (La gringa) o al despojo de viejos propietarios rurales por una invasora clase latifundista (Barranca abajo).
En ese momento, junto con el drama rural creció el sainete, que tenía un lejano origen zarzuelero y dibujaba los claroscuros de la vida con el empleo del humor como condimento de su cuadro. También incursionó Florencio con comedias de sabor popular, dedicada a los temas ciudadanos, desde la dimensión social que tiene “En familia” , hasta el boceto de un bajo mundo que se asoma al conventillo y a los oficios infames de estafadores, prostitutas, rufianes y malevos en títulos como “La pobre gente”, “Moneda falsa” o “La tigra”.
“Dotar al género de la profundidad que manejó Florencio, fue una manera de reavivar la conciencia del prójimo, redoblando el interés del espectador por los asuntos nacionales en esa primera década del siglo”.
Murió en Milán, Italia el 7 de noviembre de 1910. Jorge Abbondanza
EL CANILLITA
El Canillita
Acuarela sobre papel
"El carácter del teatro de Sánchez es decididamente democrático, no sólo por sus ideas sociales, sino por la índole de sus personajes y sus ambientes.
Amaba Sánchez al pueblo, a la gente sencilla y humilde, tanto como le era antipática la burguesía.
Sus preferencias eran para el paisano, el obrero, el empleado, el inmigrante; amaba a los desheredados, a los que sufren en un orden social absurdo,
y tienen hambre de pan o de justicia; amaba. asimismo a los seres derrotados, a las víctimas de su debilidad y de la crueldad de los otros, al borracho,
al ladrón, a la prostituta.
Priman en su obra los cuadros de miseria y de desventura, así como los problemas de índole sociológica, es decir, aquellos que se relacionan
directamente con factores sociales y tienden a reaccionar sobre las formas del régimen económico y moral colectivo. Problemas sociales entrañan,
en efecto: "En Familia", "Los Muertos", "Barranca Abajo", "Nuestros Hijos", "Canillita","La Tigra", "El pasado", "La Pobre Gente","El desalojo". En tal sentido, puede definirse el de Sánchez como un teatro social y así como, un hondo estremecimiento de piedad y ternura hacia los humildes, y de encendida
rebelión contra las injusticias del mundo, llena sus cuadros de ambiente popular, cuando sube a los ambientes burgueses, cuando pisa las alfombradas
salas de los ricos, como en "Nuestros Hijos", es para mostrar y escarnecer falsos prejucios y mentiras convencionales, poseído del santo furor con que Jesús anatematizaba a los fariseos corazón de este anarquista - como el de casi todos los anarquistas puros de su tiempo ... estaba henchido de un sombrío amor por sus semejantes.
Florencio Sánchez era una especie de cristiano al revés; en lugar del reino de los cielos, pedía para los humildes el reino de la tierra; quería realizar la justicia aquí abajo, como en "Canillita", el ingenuo pillete que ambula, con frío, hambre y orfandad por las calles inhóspitas, entre las encrucijadas del delito.
Florencio Sánchez supo retratar la situación de la sociedad baja rioplatense a principios de 1900 en otras obras de teatro. Pero su máxima obra es esta, donde refleja un medio que él conoce bien. El Canillita es el que se dedica a vender diarios por las calles, pero también en esta obra parece reflejar un estilo de vida. Siendo un hijo abandonado por sus padres, Canillita logra una cierta independencia y esa independencia contiene el honor del que se vale en la vida diaria. Cuando su honor se ve cuestionado es cuando se desata el carácter salvaje del personaje". ALBERTO ZUM FELDE
Amaba Sánchez al pueblo, a la gente sencilla y humilde, tanto como le era antipática la burguesía.
Sus preferencias eran para el paisano, el obrero, el empleado, el inmigrante; amaba a los desheredados, a los que sufren en un orden social absurdo,
y tienen hambre de pan o de justicia; amaba. asimismo a los seres derrotados, a las víctimas de su debilidad y de la crueldad de los otros, al borracho,
al ladrón, a la prostituta.
Priman en su obra los cuadros de miseria y de desventura, así como los problemas de índole sociológica, es decir, aquellos que se relacionan
directamente con factores sociales y tienden a reaccionar sobre las formas del régimen económico y moral colectivo. Problemas sociales entrañan,
en efecto: "En Familia", "Los Muertos", "Barranca Abajo", "Nuestros Hijos", "Canillita","La Tigra", "El pasado", "La Pobre Gente","El desalojo". En tal sentido, puede definirse el de Sánchez como un teatro social y así como, un hondo estremecimiento de piedad y ternura hacia los humildes, y de encendida
rebelión contra las injusticias del mundo, llena sus cuadros de ambiente popular, cuando sube a los ambientes burgueses, cuando pisa las alfombradas
salas de los ricos, como en "Nuestros Hijos", es para mostrar y escarnecer falsos prejucios y mentiras convencionales, poseído del santo furor con que Jesús anatematizaba a los fariseos corazón de este anarquista - como el de casi todos los anarquistas puros de su tiempo ... estaba henchido de un sombrío amor por sus semejantes.
Florencio Sánchez era una especie de cristiano al revés; en lugar del reino de los cielos, pedía para los humildes el reino de la tierra; quería realizar la justicia aquí abajo, como en "Canillita", el ingenuo pillete que ambula, con frío, hambre y orfandad por las calles inhóspitas, entre las encrucijadas del delito.
Florencio Sánchez supo retratar la situación de la sociedad baja rioplatense a principios de 1900 en otras obras de teatro. Pero su máxima obra es esta, donde refleja un medio que él conoce bien. El Canillita es el que se dedica a vender diarios por las calles, pero también en esta obra parece reflejar un estilo de vida. Siendo un hijo abandonado por sus padres, Canillita logra una cierta independencia y esa independencia contiene el honor del que se vale en la vida diaria. Cuando su honor se ve cuestionado es cuando se desata el carácter salvaje del personaje". ALBERTO ZUM FELDE
TEATRO DE LAS COMEDIAS
Casa de Las Comedias
Acuarela sobre papel
Casa de Comedias hacia 1845. Reconstrucción de Menck Colección Museos Municipales de Montevideo.
Estaba situada en pleno centro urbano de la ciudad, hoy Calle 1º de Mayo, cerca del Palacio Taranco. Isidoro de María en sus crónicas de “Montevideo Antiguo. Tradiciones y recuerdos”, nos traza un boceto del edificio:
“El frente miraba al este, con dos puertas anchas y bajas para la entrada principal, y sobre ellas tres ventanas con unos barrotes, que hacían de balconcitos para las cazueleras. A la izquierda, otra puerta independiente que conducía a la escalera de entrada a la cazuela. Entre ellas la ventana de la boletería. Interiormente tenía dos órdenes de palcos con sus corredores y la cazuela.
Los palcos bajos en número de seis por lado, sólo llegaban a la mitad de la sala, para dar más extensión a la platea.
El proscenio proporcional al local, con tres salidas. Una al norte por la pieza destinada a guardarropía y camarines, otra al oeste en un extremo, en la pieza que servía de depósito, y otra la puertecilla que daba al corredor de los palcos bajos. Además, para facilitar la salida de la concurrencia había una puerta de zaguán al norte, no muy higiénica que digamos, que servía para cierto uso de los hombres. A la derecha del proscenio, en el 2º orden de palcos, se hallaba el destinado al Gobierno, con su cortinaje de damasco, y a la izquierda el del Juez de Fiestas.(…)
Las lunetas duritas y corridas, no pasaban de la mitad de la sala, quedando el resto de ésta libre para los espectadores de pie, que no podían gastar dos realitos en asiento. El pavimento de ladrillo. Techo de tejuela en forma de rancho, con vigas en el centro, sirviendo como de caballete.”
La Casa de Comedias de Montevideo, así como La Ranchería y posteriormente el Coliseo de Buenos Aires, fueron el lugar de las primeras exploraciones del hecho escénico en el Río de la Plata.
En esos espacios de la sociabilidad y el entretenimiento, se representaron con aprobación popular las primeras comedias, se hizo su lugar el sainete criollo, se introdujo la loa escénica y las tonadillas españolas, se mezclaron las mojigangas con los títeres y la magia, los malabarismos con las manifestaciones de fuerza y –alternativamente– todos aquellos géneros relacionados de una u otra forma con el circo".
Nota- Cazuela -En los teatros, galería alta o paraíso.
Estaba situada en pleno centro urbano de la ciudad, hoy Calle 1º de Mayo, cerca del Palacio Taranco. Isidoro de María en sus crónicas de “Montevideo Antiguo. Tradiciones y recuerdos”, nos traza un boceto del edificio:
“El frente miraba al este, con dos puertas anchas y bajas para la entrada principal, y sobre ellas tres ventanas con unos barrotes, que hacían de balconcitos para las cazueleras. A la izquierda, otra puerta independiente que conducía a la escalera de entrada a la cazuela. Entre ellas la ventana de la boletería. Interiormente tenía dos órdenes de palcos con sus corredores y la cazuela.
Los palcos bajos en número de seis por lado, sólo llegaban a la mitad de la sala, para dar más extensión a la platea.
El proscenio proporcional al local, con tres salidas. Una al norte por la pieza destinada a guardarropía y camarines, otra al oeste en un extremo, en la pieza que servía de depósito, y otra la puertecilla que daba al corredor de los palcos bajos. Además, para facilitar la salida de la concurrencia había una puerta de zaguán al norte, no muy higiénica que digamos, que servía para cierto uso de los hombres. A la derecha del proscenio, en el 2º orden de palcos, se hallaba el destinado al Gobierno, con su cortinaje de damasco, y a la izquierda el del Juez de Fiestas.(…)
Las lunetas duritas y corridas, no pasaban de la mitad de la sala, quedando el resto de ésta libre para los espectadores de pie, que no podían gastar dos realitos en asiento. El pavimento de ladrillo. Techo de tejuela en forma de rancho, con vigas en el centro, sirviendo como de caballete.”
La Casa de Comedias de Montevideo, así como La Ranchería y posteriormente el Coliseo de Buenos Aires, fueron el lugar de las primeras exploraciones del hecho escénico en el Río de la Plata.
En esos espacios de la sociabilidad y el entretenimiento, se representaron con aprobación popular las primeras comedias, se hizo su lugar el sainete criollo, se introdujo la loa escénica y las tonadillas españolas, se mezclaron las mojigangas con los títeres y la magia, los malabarismos con las manifestaciones de fuerza y –alternativamente– todos aquellos géneros relacionados de una u otra forma con el circo".
Nota- Cazuela -En los teatros, galería alta o paraíso.
TEATRO SOLÍS
Teatro Solís
Acuarela sobre papel
INICIO _ El 25 de junio de 1840 se conforma en Montevideo una sociedad de accionistas, que estaría dedicada a la construcción y empresa de un teatro en dicha ciudad. La misma fue fruto de la iniciativa de Juan Miguel Martínez y Antonio Rius, a quienes se les incorporarían posteriormente Vicente Vázquez, Luis Lamas, Juan Benito Blanco, Ramón de Artagaveitía, Manuel Herrera y Obes, Juan Miguel Martínez, Francisco Farrial o Farías, según otras fuentesy Florentino Castellanos. Todos ellos formaban la Comisión Directiva de una sociedad que llegó a agrupar a 156 empresarios en total.
La primera reunión de la Empresa para un Nuevo Teatro en Montevideo —tal su denomi -nación, se llevó a cabo el 16 de junio de ese mismo año, en donde se fundamentó la construcción del novel recinto cultural como una expresión de un libre espíritu empresarial, el cual se preocupó de proveer a la sociedad del naciente Estado Oriental del Uruguay de un «Teatro que esté en armonía con la prosperidad y la riqueza de la República», justificándolo como «una necesidad indispensable para nuestra sociedad, a la altura que ha llegado su ilustración y comercio».
Al margen de la intención manifiesta de dotar a Montevideo de un teatro de grandes proporciones para su medio —recuérdese que la ciudad tenía por entonces 40.000 habitantes, y la única sala teatral era la Casa de Comedias inaugurada en 1793—, se interpreta asimismo esta iniciativa como una evidente necesidad por parte de las altas esferas de una sociedad emergente, de ejercer un protagonismo social y político en la misma.. En ese marco, el nuevo teatro era considerado como una plataforma que propiciaba la socialización entre los miembros las esferas más poderosas de esa sociedad primigenia, permitiendo "ver" y "ser visto".
EJECUCIÓN. El Teatro Solís comenzó a construirse en medio de la Guerra Grande (1838-1851). Francisco José Garmendía concilió el proyecto con el dinero disponible (125 mil pesos) y estuvo al frente de la obra, iniciada en 1841.
Fue ubicado en el barrio de la Ciudad Vieja y su entrada principal es por la calle Buenos Aires esquina Bartolomé Mitre.
La fachada principal del Solís tiene similitudes con la del Teatro Carlo Felice de Génova, la sala tiene forma ligeramente elíptica, como la de la sala del Teatro alla Scala de Milán, aunque el interior del Solís guarda una similitud notable con otra sala italiana, el Teatro Metastasio de Prato, cerca de Florencia.
La sala posee las características típicas de los teatros líricos, con platea y 4 anillos conocidos como Tertulia baja, Tertulia alta, Cazuela y Paraíso.
INAUGURACIÓN_ El 25 de agosto de 1856 se inauguró el teatro. La obra total fue terminada en 1885 por el ingeniero Luis Andreoni.
CIERRE I. En 1937 se liquidó la empresa privada del Teatro Solís, que fue comprado por el Municipio de Montevideo. Durante nueve años fue reacondicionado y el 25 de agosto de 1946 volvió a abrir sus puertas.
INCENDIO. El 30 de setiembre de 1997, el camarín 23 del teatro se prendió fuego. Se quemaron trajes y material de la Comedia Nacional.
CIERRE II. En octubre de 1998 se cerró el teatro. Sólo fue abierto al público el día del Patrimonio Nacional, y se puso en escena durante cinco días de diciembre el concierto Crepúsculo del milenio, bajo la dirección de Federico García Vigil.
REAPERTURA II _ 25 de agosto de 2004 se reabre con un espectáculo lírico de intérpretes uruguayos acompañados por la Filarmónica Municipal de Montevideo.
TEATRO LAVALLEJA
Teatro Lavalleja de Minas
Acuarela sobre papel
Se encuentra en la calle Batlle y Ordóñez, frente al Liceo Eduardo Fabini, en la capital del departamento de Lavalleja. Fue inaugurado el 8 de diciembre de 1909, como parte de la fiesta de homenaje a la Virgen de la Inmaculada Concepción ,contando con la presencia de músicos, poetas y escritores.
Edificio levantado por la Unión Católica del Uruguay. Gran construcción, de austero frente de ladrillo desnudo, sala con dos órdenes de palcos muy espaciosos, platea amplia con escenario regular. Triunfo del Arquitecto Buigas y Monravá, Catalán talentoso, que concibió y dirigió la obra.
Por el, desfilaron en el correr de los años artistas nacionales e internacionales.
Luego de muchos años de abandono, donde el tiempo lo transformó casi a ruinas, fue restaurado totalmente y reinaugurado el 24 de agosto de 1989.
Hoy es escenario de importantes recitales y obras teatrales, funcionando en el mismo lugar el "Museo del humor y la historieta", único en América Latina.
Edificio levantado por la Unión Católica del Uruguay. Gran construcción, de austero frente de ladrillo desnudo, sala con dos órdenes de palcos muy espaciosos, platea amplia con escenario regular. Triunfo del Arquitecto Buigas y Monravá, Catalán talentoso, que concibió y dirigió la obra.
Por el, desfilaron en el correr de los años artistas nacionales e internacionales.
Luego de muchos años de abandono, donde el tiempo lo transformó casi a ruinas, fue restaurado totalmente y reinaugurado el 24 de agosto de 1989.
Hoy es escenario de importantes recitales y obras teatrales, funcionando en el mismo lugar el "Museo del humor y la historieta", único en América Latina.
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