martes, 6 de mayo de 2025

6 DE ABRIL NACIÓ MALBA TAHAN

 

El maestro que hizo de las

 matemáticas una aventura

 árabe




Julio Cesar de Mello e Souza, más conocido por su seudónimo Malba Tahan  nació en Río de Janeiro, el 6 de mayo de 1895.

 Fue un profesor y escritor brasileño, conocido por sus libros sobre las ciencias matemáticas, en particular por El hombre que calculaba.

 

Infancia y educación:

Los padres de Malba Tahan, fueron João de Deus de Mello e Souza y Carolina Carlos de Toledo Mello.



João de Deus, su padre, nació en Río de Janeiro en 1863, hijo de emigrantes portugueses, y trabajó inicialmente en una empresa industrial antes de fundar, junto con su hermano, un internado para hijos de agricultores en Queluz, São Paulo.



Carolina, su madre, nacida en 1866, se trasladó desde Serra Negra a Queluz para dirigir una escuela primaria local.

Se casaron cuando Carolina tenía 18 años y tuvieron varios hijos, entre ellos Júlio César, nacido en Río de Janeiro en 1895.

La familia enfrentó dificultades económicas con la caída de las haciendas cafeteras, lo que llevó al cierre del colegio y a su regreso a Río de Janeiro, donde João de Deus trabajó para el Ministerio de Justicia. Carolina también dirigió una escuela en su hogar en Queluz, donde enseñó a su hijo Júlio César durante su infancia.

Malba Tahan, pasó su infancia en Queluz, São Paulo, una ciudad situada a la orilla del río Paraíba.

Vivió allí con sus ocho hermanos en un ambiente familiar dedicado a la educación, ya que sus padres, João de Deus de Mello e Souza y Carolina Carlos de Toledo, eran profesores que dirigían una escuela primaria en su propia casa.

Durante su niñez, Julio ayudaba a su madre en las tareas escolares, como repartir cuadernos y borrar la pizarra, y se entretenía con su imaginación, jugando con los sapos del jardín a los que ponía nombres solemnes y hasta les "daba clases".



A los diez años, en 1905, fue enviado al Río de Janeiro para prepararse para ingresar al Colegio Militar, siguiendo el deseo de su padre.

Sin embargo, debido a limitaciones económicas familiares, no pudo continuar en el Colegio Militar y en 1909 se transfirió al Colegio Pedro II, donde estudió como alumno interno con semi-gratuidad.

Allí destacó en la escritura, vendiendo redacciones a sus compañeros para poder costear pequeños gastos personales.

Esta etapa fue muy significativa para él, ya que el colegio le dejó muchos recuerdos importantes.

Durante su estancia, destacó no solo como estudiante sino también por su inclinación hacia la literatura y las matemáticas, campos que posteriormente combinaría en su obra bajo el seudónimo Malba Tahan.

En el Colegio Pedro II, Julio César vivió internado y tuvo experiencias formativas que marcaron su desarrollo intelectual.

Por ejemplo, recuerda un episodio en 1910 en que el director del colegio, el profesor Augusto José de Araujo Lima, lo despertó en plena madrugada para mostrarle el cometa Halley, lo que refleja la atención al detalle y la pasión por la ciencia que se cultivaba en esa institución.

Más adelante, él mismo se convirtió en profesor en ese colegio, enseñando matemáticas y literatura infantil, y desarrollando una pedagogía lúdica que buscaba hacer atractiva y accesible la enseñanza de las matemáticas.

Así, su experiencia en el Colegio Pedro II no solo fue la base de su formación académica, sino también el escenario donde germinó su pasión por la enseñanza innovadora y la divulgación matemática que lo harían famoso.

 Malba Tahan, se graduó inicialmente como profesor en la Escuela Normal, una institución dedicada a la formación de docentes en Brasil, donde adquirió las bases pedagógicas para su carrera educativa.

Posteriormente, amplió su formación técnica y científica al graduarse como ingeniero en la Escuela Nacional de Ingeniería (actualmente parte de la Universidad Federal de Río de Janeiro), lo que le proporcionó un sólido conocimiento en matemáticas y ciencias aplicadas.

 Esta combinación de formación en educación y en ingeniería fue fundamental para que desarrollara su innovador enfoque pedagógico, integrando la enseñanza de las matemáticas con elementos literarios y culturales, como se refleja en sus obras bajo el seudónimo Malba Tahan.



Carrera docente:



Comenzó dando clases en el Colégio Mello e Souza, una escuela privada que llevaba el nombre de su familia, donde pudo aplicar sus primeros métodos pedagógicos.

También fue profesor en el prestigioso Colégio Pedro II de Río de Janeiro, una institución pública reconocida por su excelencia académica, donde impartió matemáticas y literatura infantil.

Además, enseñó en la Escuela Normal, dedicada a la formación de docentes, lo que le permitió influir en la educación de futuros maestros y perfeccionar sus técnicas didácticas. Finalmente, trabajó en la Universidad Federal de Río de Janeiro, donde continuó su labor docente y contribuyó a la divulgación y enseñanza de las matemáticas a nivel superior.



En todas estas instituciones, Malba Tahan destacó por su innovadora forma de enseñar matemáticas, combinando la narrativa y la cultura árabe con problemas matemáticos, lo que hizo que sus clases fueran atractivas y accesibles para sus estudiantes. Su estilo pedagógico rompía con la rigidez tradicional y buscaba despertar el interés y la imaginación en el aprendizaje.

Júlio César y Nair

Júlio César de Mello e Souza, (Malba Tahan), se casó con Nair Marques da Costa, el 26 de marzo de 1925.

Malba fue una de sus ex alumnas.

Tan pronto como se casaron en 1925, Julio y Nair se fueron a vivir a la casa de Doña Carolina, Rua Almirante Goncalves, en Copacabana, donde también vivieron tres hermanos de Julio, José Carlos, Nelson y Rubens.

Siguiendo el consejo del cuñado José Milliet, Julio César compró una parcela de tierra en Ipanema, que en ese momento era una inmensa playa de arena.

Julio César de Mello  y Nair con la familia. Arthur Araripe Street House


A principios de la década de 1940, con la apreciación del barrio, vendió la tierra y finalmente compró una casa para su familia, Rua Artur Araripe 43, en Gavea, un barrio en la parte sur de la ciudad, que comenzaba a urbanizarse.

La calle era tierra, sin salida, y no había alumbrado público, ni gas canalizado.

La casa tenía dos pisos y en la parte posterior había un patio con dos mangueras frondosas.

El juego de cartas  con amigos

Las fiestas con familiares, amigos y estudiantes eran comunes. El juego de cartas en la habitación con amigos, especialmente el “Copacabana”, creado por Malba Tahan, eso las interminables reuniones en la oficina del segundo piso, donde el escritor contaba mil historias, estaban en la memoria de la amada familia y amigos.

Todo en la casa de Arthur Araripe estaba muy bien mantenido, con simplicidad y buen gusto. Doña Nair, siempre bella y caprichosa, comandaba los servicios y la economía del hogar, así como la educación de sus hijos, para que la profesora Malba Tahan estudiara y escribiera sus libros.

Juntos tuvieron tres hijos: Sonia Maria, Sergio Rubens e Ivan Gil.

La familia fue parte importante en su vida personal y se refleja en varias fotografías y recuerdos familiares.

Su matrimonio y su rol como padre formaron un pilar estable mientras desarrollaba su carrera como profesor y escritor.




Creación del seudónimo Malba Tahan:

Para atraer mayor atención a sus obras didácticas, Júlio César de Mello e Souza creó el seudónimo Malba Tahan, un personaje ficticio árabe que aparece como autor de sus libros.

Se cree que el año 1918 el joven escritor llevó cinco relatos a la redacción del periódico El Imparcial donde trabajaba.

Decidió atribuirlos a un supuesto autor extranjero para aumentar su aceptación y prestigio

Días después, viendo que permanecían sobre el escritorio del Secretario de Redacción, decidió retirarlos para volver a presentarlos, agregando esta vez que pertenecían a un tal R. V. Slady y que estaban haciendo furor en Nueva York.

Al día siguiente, uno de los cuentos, «La herencia del judío», era publicado en portada. El hecho lo convenció de la necesidad del seudónimo.

Los primeros cuentos firmados como Malba Tahan fueron publicados en el periódico A Noite en 1925.

El supuesto Ali Yezzid Izz-Edim Ibn-Salim Hank Malba Tahan había nacido el 6 de mayo de 1885 (exactamente diez años antes que su creador) en Muzalit, una aldea cercana a La Meca. Viajero incansable, había recorrido Rusia, India, China y Japón.

Había sido muerto en 1921 en las cercanías de El-Riad luchando por la libertad de las tribus del desierto. Para que el engaño fuera perfecto, Mello e Souza creó también un traductor, el profesor Breno de Alencar Bianco (las referencias a Lord Byron en Grecia, a Lawrence de Arabia y al capitán Richard Burton se hacen patentes).

La farsa no duraría mucho, cometió el error de atribuir una de las traducciones a un traductor real y la poetisa Rosalina Coelho Lisboa, atenta conocedora del trabajo de éste, negó en 1933 que eso fuera posible, sugiriendo así que Malba Tahan no era un personaje real.

No existe total unanimidad sobre el significado del nombre; «Malba» remite a «establo», «oasis» o incluso a una raíz con la que se prepara una harina comestible.

 Tahan significa «mortero» o «molinero», pero en los hechos provenía del apellido de una alumna: Maria Zechsuk Tahan.

Esas alusiones a nombres, costumbres y filosofía orientales tampoco eran simples elementos de persuasión literaria sino una verdadera pasión que había comenzado con la lectura de Las mil y una noches y había germinado al decidirse a estudiar la lengua: «la matemática me llevó desde muy joven a considerar con simpatía a las civilizaciones del próximo oriente, donde tuvo un gran florecimiento».

El seudónimo le permitió a Mello e Souza combinar la enseñanza de las matemáticas con relatos ambientados en la cultura árabe, creando un estilo literario único que mezcla problemas matemáticos con aventuras, leyendas y filosofía oriental.

Esta mezcla pedagógica y narrativa hizo que sus obras, como El hombre que calculaba (1938), fueran muy atractivas y accesibles para el público, logrando popularizar las matemáticas de forma lúdica y culturalmente rica.

Además, el nombre Malba Tahan llegó a ser tan reconocido que en 1954 el presidente Getúlio Vargas autorizó oficialmente a Júlio César a agregarlo a su documento de identidad.

Este seudónimo no solo fue un recurso literario sino una verdadera pasión, pues Mello e Souza estudió la lengua y cultura árabe durante años, inspirándose en obras como Las mil y una noches para dar vida a sus relatos y personajes, con frecuentes referencias a expresiones y tradiciones árabes que enriquecen su obra.

 

Producción literaria:




En 1938, Malba Tahan publicó su obra más famosa, El hombre que calculaba, una novela que combina matemáticas con relatos y leyendas árabes.

La historia gira en torno a Beremiz Samir, un calculador prodigioso que resuelve problemas complejos con gran habilidad, sencillez y precisión, usando la lógica matemática en situaciones cotidianas y aventuras ambientadas en el mundo árabe.

 

La obra no es solo una novela, sino también un libro de problemas matemáticos presentados de forma amena y didáctica, integrando cuestiones morales, históricas y culturales.

El narrador participa en la historia, que se desarrolla en escenarios típicos de la cultura árabe, donde se reflejan tradiciones, poesía y filosofía islámica, haciendo el aprendizaje matemático entretenido y accesible.

Desde su publicación, El hombre que calculaba se convirtió en un éxito editorial, alcanzando numerosas ediciones y traducciones a más de 12 idiomas, incluyendo inglés, español, francés e italiano. Ha sido reconocido por la Academia Brasileña de Letras y admirado por escritores como Monteiro Lobato y Jorge Luis Borges.

El libro ha vendido millones de copias y sigue siendo una referencia clave para popularizar las matemáticas en Brasil y otros países.

El hombre que calculaba llegó a su 54ª edición en 2001, reflejando su vigencia y popularidad.

Malba Tahan publicó a lo largo de su vida un total aproximado de 69 libros de cuentos y 51 sobre matemáticas y otros temas.

Muchas de estas obras combinan la enseñanza matemática con relatos inspirados en la cultura árabe, manteniendo el estilo narrativo que caracteriza a su seudónimo.

Su producción literaria y didáctica fue muy prolífica y abarcó desde cuentos y leyendas hasta problemas matemáticos presentados de forma amena y accesible.

Sus libros se tradujeron a varios idiomas y alcanzaron un gran éxito editorial, con más de dos millones de copias vendidas solo hasta 1995.

Además, su obra contribuyó a despertar el interés por las matemáticas en Brasil y en otros países, gracias a su enfoque innovador que mezcla cultura, narrativa y ciencia.

Su legado incluye no solo la cantidad de títulos publicados, sino también la influencia en la enseñanza y divulgación matemática, haciendo que sus libros sean considerados clásicos en la literatura educativa y recreativa.

En el año 1940 visitó el Río de la Plata como parte de una misión cultural.

En Uruguay conoció al Ing. Mario Copetti, con quien firmó un acuerdo para editar El hombre que calculaba en español.

El convenio estipulaba la exclusividad de la traducción para hispanoamérica y tenía como contrapartida la publicación de las Tablas de logaritmos de Copetti en Brasil.

El hecho explica la existencia de la edición por la cual muchos lectores uruguayos conocieron bien pronto las andanzas de Beremiz Samir (y la atribución que a veces se hace a Copetti de la autoría del libro); pero el trabajo citado ofrece también indicios de que el vínculo no finalizó en buenos términos.

Testimonios y documentos muestran que Mello e Souza se quejaba de nunca haber recibido cuentas del número de ejemplares vendidos.

 Copetti, a su vez, le reprochaba (en carta de 1951) la publicación por cuenta propia en Brasil de otras tablas que habían eclipsado las ventas de las suyas.



El libro Mil historias sin fin de Malba Tahan fue publicado originalmente en 1947. Esta obra reúne algunas de las más bellas historias de amor y sabiduría de la cultura oriental, mezclando fantasía, aventura y reflexiones morales, siguiendo el estilo característico del autor que combina narrativa y enseñanza.

Esta obra destaca como una recopilación de cuentos que reflejan su profunda admiración por la cultura oriental, mezclando fantasía, aventura y reflexiones morales.

En este libro, el autor recurre a relatos tradicionales árabes y persas, adaptándolos y enriqueciéndolos con su estilo narrativo característico.

Aunque El hombre que calculaba es su obra más conocida, Mil historias sin fin ofrece una ventana a la faceta más lírica y filosófica de Malba Tahan, donde explora temas como el amor, la amistad, la justicia y la sabiduría a través de personajes y escenarios exóticos.

Este libro muestra la habilidad del autor para transmitir valores universales mediante cuentos sencillos pero profundos, y representa una valiosa contribución a la difusión de la cultura oriental en el mundo occidental.

Dejó un importante registro de su vida y su trabajo en el libro de sus memorias titulado “Me Levantaron De Madrugada”, y su exposición grabada en el Museo de la Imagen y el Sonido (MIS), en Río de Janeiro.

Malba Tahan, falleció el 18 de junio de 1974 en Recife, Brasil, a los 79 años, mientras impartía un curso para maestros.

En sus últimos momentos, mantuvo la humildad que caracterizaba a sus personajes árabes y pidió que su funeral se realizara sin ceremonias ostentosas, sin flores ni coronas, reflejando así una sencillez acorde con su vida y obra.

Este deseo subraya su identificación con la modestia y la simplicidad presentes en sus relatos y en su forma de entender la enseñanza y la vida.

 

Legado

 

El legado de Malba Tahan (seudónimo de Júlio César de Mello e Souza) perdura hasta hoy principalmente por su innovadora forma de enseñar y divulgar las matemáticas, combinando la ciencia con la narrativa, la cultura y la imaginación.

Fue un educador singular que dejó una notable impronta en Brasil y en otros países de habla portuguesa y española.

Su obra más emblemática, El hombre que calculaba (1938), popularizó las matemáticas presentándolas no como abstracciones, sino integradas en relatos ambientados en la cultura árabe, con problemas matemáticos que se resuelven a través de la lógica y la deducción, lo que hizo que el aprendizaje fuera ameno y accesible.

Además de su producción literaria, que incluye más de 120 libros sobre matemáticas, cultura árabe, filosofía e historia, Malba Tahan fue un pionero de la pedagogía lúdica en la enseñanza matemática, utilizando desafíos, cuentos y juegos para despertar el interés de sus alumnos y lectores.

Fue también un activo militante social, participando en la rehabilitación de menores delincuentes y en la reinserción de leprosos a la sociedad, mostrando un compromiso ético más allá de la educación.

Su influencia se reconoce oficialmente en Brasil, donde en 2013 se instituyó el Día Nacional de las Matemáticas en su honor, celebrado el 6 de mayo, fecha de su nacimiento.

Su nombre y obra siguen siendo referencia obligada en la educación matemática y la literatura didáctica, y sus libros continúan siendo leídos y traducidos en múltiples idiomas, inspirando a generaciones a ver las matemáticas como una ciencia creativa, cultural y profundamente humana.

FUENTES

https://delicatessen.uy/2020/10/21/el-hombre-que-calculaba-jaime-clara/

https://es.wikipedia.org/wiki/Malba_Tahan

https://www.elresumen.com/biografias/malba_tahan.htm

https://www.poemas-del-alma.com/blog/biografias/malba-tahan

https://tajamar-editores.cl/collections/autor_malba-tahan

https://capital.sp.gov.br/web/cultura/w/bibliotecas/bibliotecas_bairro/bibliotecas_m_z/malbatahan/5255

https://www.bbc.com/mundo/noticias/2014/05/140506_cultura_brasil_matematica_nc

https://malbatahan.com.br/biografias/1974-morte-e-memoria/


 

 


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