El maestro que hizo de las
matemáticas una aventura
árabe
Julio Cesar de Mello e Souza,
más conocido por su seudónimo Malba Tahan nació en Río de Janeiro, el 6 de mayo de 1895.
Fue un profesor y escritor brasileño, conocido
por sus libros sobre las ciencias matemáticas, en particular por El hombre
que calculaba.
Infancia y educación:
Los padres de Malba Tahan, fueron
João de Deus de Mello e Souza y Carolina Carlos de Toledo Mello.
João de Deus, su padre, nació
en Río de Janeiro en 1863, hijo de emigrantes portugueses, y trabajó
inicialmente en una empresa industrial antes de fundar, junto con su hermano,
un internado para hijos de agricultores en Queluz, São Paulo.
Carolina, su madre, nacida en
1866, se trasladó desde Serra Negra a Queluz para dirigir una escuela primaria
local.
Se casaron cuando Carolina
tenía 18 años y tuvieron varios hijos, entre ellos Júlio César, nacido en Río
de Janeiro en 1895.
La familia enfrentó
dificultades económicas con la caída de las haciendas cafeteras, lo que llevó
al cierre del colegio y a su regreso a Río de Janeiro, donde João de Deus
trabajó para el Ministerio de Justicia. Carolina también dirigió una escuela en
su hogar en Queluz, donde enseñó a su hijo Júlio César durante su infancia.
Malba Tahan, pasó su infancia
en Queluz, São Paulo, una ciudad situada a la orilla del río Paraíba.
Vivió allí con sus ocho
hermanos en un ambiente familiar dedicado a la educación, ya que sus padres,
João de Deus de Mello e Souza y Carolina Carlos de Toledo, eran profesores que
dirigían una escuela primaria en su propia casa.
Durante su niñez, Julio
ayudaba a su madre en las tareas escolares, como repartir cuadernos y borrar la
pizarra, y se entretenía con su imaginación, jugando con los sapos del jardín a
los que ponía nombres solemnes y hasta les "daba clases".
A los diez años, en 1905, fue
enviado al Río de Janeiro para prepararse para ingresar al Colegio Militar,
siguiendo el deseo de su padre.
Sin embargo, debido a
limitaciones económicas familiares, no pudo continuar en el Colegio Militar y
en 1909 se transfirió al Colegio Pedro II, donde estudió como alumno interno
con semi-gratuidad.
Allí destacó en la escritura,
vendiendo redacciones a sus compañeros para poder costear pequeños gastos
personales.
Esta etapa fue muy significativa para él, ya que el colegio le dejó muchos recuerdos importantes.
Durante su estancia, destacó
no solo como estudiante sino también por su inclinación hacia la literatura y
las matemáticas, campos que posteriormente combinaría en su obra bajo el
seudónimo Malba Tahan.
En el Colegio Pedro II, Julio
César vivió internado y tuvo experiencias formativas que marcaron su desarrollo
intelectual.
Por ejemplo, recuerda un
episodio en 1910 en que el director del colegio, el profesor Augusto José de
Araujo Lima, lo despertó en plena madrugada para mostrarle el cometa Halley, lo
que refleja la atención al detalle y la pasión por la ciencia que se cultivaba
en esa institución.
Más adelante, él mismo se
convirtió en profesor en ese colegio, enseñando matemáticas y literatura
infantil, y desarrollando una pedagogía lúdica que buscaba hacer atractiva y
accesible la enseñanza de las matemáticas.
Así, su experiencia en el
Colegio Pedro II no solo fue la base de su formación académica, sino también el
escenario donde germinó su pasión por la enseñanza innovadora y la divulgación
matemática que lo harían famoso.
Posteriormente, amplió su
formación técnica y científica al graduarse como ingeniero en la Escuela
Nacional de Ingeniería (actualmente parte de la Universidad Federal de Río de
Janeiro), lo que le proporcionó un sólido conocimiento en matemáticas y
ciencias aplicadas.
Esta combinación de formación en educación y
en ingeniería fue fundamental para que desarrollara su innovador enfoque
pedagógico, integrando la enseñanza de las matemáticas con elementos literarios
y culturales, como se refleja en sus obras bajo el seudónimo Malba Tahan.
Carrera docente:
Comenzó dando clases en el
Colégio Mello e Souza, una escuela privada que llevaba el nombre de su familia,
donde pudo aplicar sus primeros métodos pedagógicos.
También fue profesor en el
prestigioso Colégio Pedro II de Río de Janeiro, una institución pública
reconocida por su excelencia académica, donde impartió matemáticas y literatura
infantil.
Además, enseñó en la Escuela
Normal, dedicada a la formación de docentes, lo que le permitió influir en la
educación de futuros maestros y perfeccionar sus técnicas didácticas.
Finalmente, trabajó en la Universidad Federal de Río de Janeiro, donde continuó
su labor docente y contribuyó a la divulgación y enseñanza de las matemáticas a
nivel superior.
En todas estas instituciones,
Malba Tahan destacó por su innovadora forma de enseñar matemáticas, combinando
la narrativa y la cultura árabe con problemas matemáticos, lo que hizo que sus
clases fueran atractivas y accesibles para sus estudiantes. Su estilo
pedagógico rompía con la rigidez tradicional y buscaba despertar el interés y
la imaginación en el aprendizaje.
Júlio César de Mello e Souza,
(Malba Tahan), se casó con Nair Marques da Costa, el 26 de marzo de
1925.
Malba fue una de sus ex alumnas.
Tan pronto como se casaron en
1925, Julio y Nair se fueron a vivir a la casa de Doña Carolina, Rua Almirante
Goncalves, en Copacabana, donde también vivieron tres hermanos de Julio, José
Carlos, Nelson y Rubens.
Siguiendo el consejo del
cuñado José Milliet, Julio César compró una parcela de tierra en Ipanema, que
en ese momento era una inmensa playa de arena.
A principios de la década de
1940, con la apreciación del barrio, vendió la tierra y finalmente compró una
casa para su familia, Rua Artur Araripe 43, en Gavea, un barrio en la parte sur
de la ciudad, que comenzaba a urbanizarse.
La calle era tierra, sin
salida, y no había alumbrado público, ni gas canalizado.
La casa tenía dos pisos y en
la parte posterior había un patio con dos mangueras frondosas.
Las fiestas con familiares,
amigos y estudiantes eran comunes. El juego de cartas en la habitación con
amigos, especialmente el “Copacabana”, creado por Malba Tahan, eso las
interminables reuniones en la oficina del segundo piso, donde el escritor
contaba mil historias, estaban en la memoria de la amada familia y amigos.
Todo en la casa de Arthur
Araripe estaba muy bien mantenido, con simplicidad y buen gusto. Doña Nair,
siempre bella y caprichosa, comandaba los servicios y la economía del hogar,
así como la educación de sus hijos, para que la profesora Malba Tahan estudiara
y escribiera sus libros.
Juntos tuvieron tres hijos: Sonia
Maria, Sergio Rubens e Ivan Gil.
La familia fue parte
importante en su vida personal y se refleja en varias fotografías y recuerdos
familiares.
Su matrimonio y su rol como
padre formaron un pilar estable mientras desarrollaba su carrera como profesor
y escritor.
Creación del seudónimo Malba
Tahan:
Para atraer mayor atención a
sus obras didácticas, Júlio César de Mello e Souza creó el seudónimo Malba
Tahan, un personaje ficticio árabe que aparece como autor de sus libros.
Se cree que el año 1918 el
joven escritor llevó cinco relatos a la redacción del periódico El Imparcial
donde trabajaba.
Decidió atribuirlos a un
supuesto autor extranjero para aumentar su aceptación y prestigio
Días después, viendo que
permanecían sobre el escritorio del Secretario de Redacción, decidió retirarlos
para volver a presentarlos, agregando esta vez que pertenecían a un tal R. V.
Slady y que estaban haciendo furor en Nueva York.
Al día siguiente, uno de los
cuentos, «La herencia del judío», era publicado en portada. El hecho lo
convenció de la necesidad del seudónimo.
Los primeros cuentos firmados
como Malba Tahan fueron publicados en el periódico A Noite en 1925.
El supuesto Ali Yezzid
Izz-Edim Ibn-Salim Hank Malba Tahan había nacido el 6 de mayo de 1885
(exactamente diez años antes que su creador) en Muzalit, una aldea cercana a La
Meca. Viajero incansable, había recorrido Rusia, India, China y Japón.
Había sido muerto en 1921 en
las cercanías de El-Riad luchando por la libertad de las tribus del desierto.
Para que el engaño fuera perfecto, Mello e Souza creó también un traductor, el
profesor Breno de Alencar Bianco (las referencias a Lord Byron en Grecia, a
Lawrence de Arabia y al capitán Richard Burton se hacen patentes).
La farsa no duraría mucho,
cometió el error de atribuir una de las traducciones a un traductor real y la
poetisa Rosalina Coelho Lisboa, atenta conocedora del trabajo de éste, negó en
1933 que eso fuera posible, sugiriendo así que Malba Tahan no era un personaje
real.
No existe total unanimidad
sobre el significado del nombre; «Malba» remite a «establo», «oasis» o incluso
a una raíz con la que se prepara una harina comestible.
Tahan significa «mortero» o «molinero», pero
en los hechos provenía del apellido de una alumna: Maria Zechsuk Tahan.
Esas alusiones a nombres,
costumbres y filosofía orientales tampoco eran simples elementos de persuasión
literaria sino una verdadera pasión que había comenzado con la lectura de Las
mil y una noches y había germinado al decidirse a estudiar la lengua: «la
matemática me llevó desde muy joven a considerar con simpatía a las
civilizaciones del próximo oriente, donde tuvo un gran florecimiento».
El seudónimo le permitió a
Mello e Souza combinar la enseñanza de las matemáticas con relatos ambientados
en la cultura árabe, creando un estilo literario único que mezcla problemas
matemáticos con aventuras, leyendas y filosofía oriental.
Esta mezcla pedagógica y
narrativa hizo que sus obras, como El hombre que calculaba (1938), fueran muy
atractivas y accesibles para el público, logrando popularizar las matemáticas
de forma lúdica y culturalmente rica.
Además, el nombre Malba Tahan
llegó a ser tan reconocido que en 1954 el presidente Getúlio Vargas autorizó
oficialmente a Júlio César a agregarlo a su documento de identidad.
Este seudónimo no solo fue un
recurso literario sino una verdadera pasión, pues Mello e Souza estudió la
lengua y cultura árabe durante años, inspirándose en obras como Las mil y una
noches para dar vida a sus relatos y personajes, con frecuentes referencias a
expresiones y tradiciones árabes que enriquecen su obra.
Producción literaria:
En 1938, Malba Tahan publicó
su obra más famosa, El hombre que calculaba, una novela que
combina matemáticas con relatos y leyendas árabes.
La historia gira en torno a
Beremiz Samir, un calculador prodigioso que resuelve problemas complejos con
gran habilidad, sencillez y precisión, usando la lógica matemática en situaciones
cotidianas y aventuras ambientadas en el mundo árabe.
La obra no es solo una novela,
sino también un libro de problemas matemáticos presentados de forma amena y
didáctica, integrando cuestiones morales, históricas y culturales.
El narrador participa en la
historia, que se desarrolla en escenarios típicos de la cultura árabe, donde se
reflejan tradiciones, poesía y filosofía islámica, haciendo el aprendizaje
matemático entretenido y accesible.
Desde su publicación, El
hombre que calculaba se convirtió en un éxito editorial, alcanzando
numerosas ediciones y traducciones a más de 12 idiomas, incluyendo inglés,
español, francés e italiano. Ha sido reconocido por la Academia Brasileña de
Letras y admirado por escritores como Monteiro Lobato y Jorge Luis Borges.
El libro ha vendido millones
de copias y sigue siendo una referencia clave para popularizar las matemáticas
en Brasil y otros países.
El hombre que calculaba llegó
a su 54ª edición en 2001, reflejando su vigencia y popularidad.
Malba Tahan publicó a lo largo
de su vida un total aproximado de 69 libros de cuentos y 51 sobre matemáticas y
otros temas.
Muchas de estas obras combinan
la enseñanza matemática con relatos inspirados en la cultura árabe, manteniendo
el estilo narrativo que caracteriza a su seudónimo.
Su producción literaria y
didáctica fue muy prolífica y abarcó desde cuentos y leyendas hasta problemas
matemáticos presentados de forma amena y accesible.
Sus libros se tradujeron a
varios idiomas y alcanzaron un gran éxito editorial, con más de dos millones de
copias vendidas solo hasta 1995.
Además, su obra contribuyó a
despertar el interés por las matemáticas en Brasil y en otros países, gracias a
su enfoque innovador que mezcla cultura, narrativa y ciencia.
Su legado incluye no solo la
cantidad de títulos publicados, sino también la influencia en la enseñanza y divulgación
matemática, haciendo que sus libros sean considerados clásicos en la literatura
educativa y recreativa.
En el año 1940 visitó el Río
de la Plata como parte de una misión cultural.
En Uruguay conoció al Ing.
Mario Copetti, con quien firmó un acuerdo para editar El hombre que
calculaba en español.
El convenio estipulaba la
exclusividad de la traducción para hispanoamérica y tenía como contrapartida la
publicación de las Tablas de logaritmos de Copetti en Brasil.
El hecho explica la existencia
de la edición por la cual muchos lectores uruguayos conocieron bien pronto las
andanzas de Beremiz Samir (y la atribución que a veces se hace a Copetti de la
autoría del libro); pero el trabajo citado ofrece también indicios de que el
vínculo no finalizó en buenos términos.
Testimonios y documentos
muestran que Mello e Souza se quejaba de nunca haber recibido cuentas del
número de ejemplares vendidos.
Copetti, a su vez, le reprochaba (en carta de
1951) la publicación por cuenta propia en Brasil de otras tablas que habían
eclipsado las ventas de las suyas.
El libro Mil historias
sin fin de Malba Tahan fue publicado originalmente en 1947. Esta obra
reúne algunas de las más bellas historias de amor y sabiduría de la cultura
oriental, mezclando fantasía, aventura y reflexiones morales, siguiendo el
estilo característico del autor que combina narrativa y enseñanza.
Esta obra destaca como una
recopilación de cuentos que reflejan su profunda admiración por la cultura
oriental, mezclando fantasía, aventura y reflexiones morales.
En este libro, el autor
recurre a relatos tradicionales árabes y persas, adaptándolos y
enriqueciéndolos con su estilo narrativo característico.
Aunque El hombre que calculaba
es su obra más conocida, Mil historias sin fin ofrece una ventana a la faceta
más lírica y filosófica de Malba Tahan, donde explora temas como el amor, la
amistad, la justicia y la sabiduría a través de personajes y escenarios
exóticos.
Este libro muestra la
habilidad del autor para transmitir valores universales mediante cuentos
sencillos pero profundos, y representa una valiosa contribución a la difusión
de la cultura oriental en el mundo occidental.
Dejó un importante registro de su vida y su trabajo en el libro de sus memorias titulado “Me Levantaron De Madrugada”, y su exposición grabada en el Museo de la Imagen y el Sonido (MIS), en Río de Janeiro.
Malba Tahan, falleció el 18 de
junio de 1974 en Recife, Brasil, a los 79 años, mientras impartía un curso para
maestros.
En sus últimos momentos,
mantuvo la humildad que caracterizaba a sus personajes árabes y pidió que su
funeral se realizara sin ceremonias ostentosas, sin flores ni coronas,
reflejando así una sencillez acorde con su vida y obra.
Este deseo subraya su
identificación con la modestia y la simplicidad presentes en sus relatos y en
su forma de entender la enseñanza y la vida.
Legado
El legado de Malba Tahan
(seudónimo de Júlio César de Mello e Souza) perdura hasta hoy principalmente
por su innovadora forma de enseñar y divulgar las matemáticas, combinando la
ciencia con la narrativa, la cultura y la imaginación.
Fue un educador singular que
dejó una notable impronta en Brasil y en otros países de habla portuguesa y
española.
Su obra más emblemática, El
hombre que calculaba (1938), popularizó las matemáticas presentándolas no como
abstracciones, sino integradas en relatos ambientados en la cultura árabe, con
problemas matemáticos que se resuelven a través de la lógica y la deducción, lo
que hizo que el aprendizaje fuera ameno y accesible.
Además de su producción
literaria, que incluye más de 120 libros sobre matemáticas, cultura árabe,
filosofía e historia, Malba Tahan fue un pionero de la pedagogía lúdica en la
enseñanza matemática, utilizando desafíos, cuentos y juegos para despertar el
interés de sus alumnos y lectores.
Fue también un activo
militante social, participando en la rehabilitación de menores delincuentes y
en la reinserción de leprosos a la sociedad, mostrando un compromiso ético más
allá de la educación.
Su influencia se reconoce
oficialmente en Brasil, donde en 2013 se instituyó el Día Nacional de las
Matemáticas en su honor, celebrado el 6 de mayo, fecha de su nacimiento.
Su nombre y obra siguen siendo
referencia obligada en la educación matemática y la literatura didáctica, y sus
libros continúan siendo leídos y traducidos en múltiples idiomas, inspirando a
generaciones a ver las matemáticas como una ciencia creativa, cultural y
profundamente humana.
FUENTES
https://delicatessen.uy/2020/10/21/el-hombre-que-calculaba-jaime-clara/
https://es.wikipedia.org/wiki/Malba_Tahan
https://www.elresumen.com/biografias/malba_tahan.htm
https://www.poemas-del-alma.com/blog/biografias/malba-tahan
https://tajamar-editores.cl/collections/autor_malba-tahan
https://www.bbc.com/mundo/noticias/2014/05/140506_cultura_brasil_matematica_nc
https://malbatahan.com.br/biografias/1974-morte-e-memoria/
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