jueves, 11 de septiembre de 2025

11 DE SETIEMBRE DE 1927 NACIÓ CARLOS MOLINA

 

El Payador Rebelde que

 Desafió al Poder con su

 Canto



Carlos Molina, nació el 11 de septiembre de 1927 en una humilde vivienda de la ciudad de Melo, departamento de Cerro Largo, Uruguay, ubicada en las actuales calles «Luis Alberto de Herrera» y «Agustín Muñoz»

Fue reconocido como uno de los payadores más importantes de la región del Río de la Plata en la segunda mitad del siglo XX. Su carrera despegó tras ganar el Primer Certamen Internacional de Payadores en Uruguay en 1956, lo que le otorgó un lugar destacado en el ámbito del arte de la payada, caracterizado por la improvisación poética acompañada de guitarra.

En esa ciudad vivió junto a sus padres —Universina Coitiño, hojalatera, y Juan Molina, zapatero— y sus hermanos.

Siendo un niño, escribía poemas dedicados a los árboles, a los pájaros, a los caballos, al río.

Cuando tenía catorce años 1941 fue a Campamento, un paraje de Cerro Largo, con Agustín Miraballes, que por entonces era su patrón. Había carreras y rifaban con dados una guitarra. El ganador se la vendió a Miraballes, que se la cedió a Molina, pero no como regalo («tal vez pa’ probarme, pa’ver cómo era el individuo, qué consecuencias tenía para los compromisos contraídos», contaba Molina).

En 1942, a los quince viajó a Montevideo y conoció al payador argentino Evaristo Barrios. Con él hizo su debut en la radio. Pronto se hizo célebre en pulperías, peñas y cafés por sus rimas y la agudeza extraordinaria de sus réplicas.

Cantaba en un circo; andaba en la huella. Para Carlos, el verdadero cantor de la familia era su hermano Efraín, que murió en 1949.



Él fue autodidacta.


Conrado Gallego, Victoriano Núñez, Carlos Molina, Héctor Umpiérrez, Luis Alberto Martínez, Aramis Arellano y Clodomiro Pérez.

En 1955 participó de la primera Cruzada Gaucha en Montevideo, junto a otros payadores.

El espectáculo viajó por todo el interior y llenó todos los escenarios.

Fue vencedor del Primer Certamen Internacional de Payadores en Uruguay (1956) y participó en giras por Latinoamérica, Europa y Australia, llevando la payada a nuevos públicos y escenarios.

 


El joven Carlos Molina

En 1957, durante más de treinta años el payador Carlos Molina vivió en una casa en el Cerrito de la Victoria, en  Montevideo. En la entrada había dos sauces llorones; adentro, las fotos y los trofeos testimoniaban los reconocimientos y el rastro que había dejado en innumerables peñas y festivales, tanto en tierra oriental como extranjera.


El arte del payador vol. 1 (junto a Gabino Sosa Benítez. Ayuí / Tacuabé a/e37. 1982)

En el año 1984, Molina cantó en el recibimiento a Alfredo Zitarrosa y enseguida fue emplazado a presentarse ante la policía.

En plena dictadura, debía explicar por qué no había mandado las letras para el trámite de censura. Detrás de una mampara otros músicos lo escuchaban explicándole al funcionario que Él era payador y por lo tanto no podía mandar previamente lo que tenía que ser creado en el momento. Como el funcionario insistía, le dedicó una copla:

“Cuando pulso un instrumento

Y me pongo a improvisar

Ahí ya me empiezo a olvidar

Mi copla muere en el viento”.

«Me hice payador en el camino», le contó a Carlos Cipriani López, en una entrevista publicada en el diario El País en julio de 1996.

1964

Mientras cantaba   y tocaba milongas con la guitarra (por la zona de Arbolito, por la Micaela), trabajó en chacras, cortó y deschaló maíz en Minas, trabajó como peón cerca de la costa del río Tacuarí (luego lo apodarían «el Bardo del Tacuarí») y vareó caballos.

Se casó con Alba Aurora, la «China», hermana del payador Aramís Arellano. Tuvieron un hijo, Efraín Carlos.

Su matrimonio con "La China" proporcionó a Molina un sentido de estabilidad en su vida personal, lo que le permitió enfocarse en su carrera y en su activismo.

En 1967 fue detenido en Argentina en medio de un concierto por cantarle al Che Guevara y recluido en Bahía Blanca. Este hecho motivó que el poeta Juan Gelman le dedicara esas líneas:

Dijo Juan Gelmán en  octubre de 1967 -“Soy de un país donde hace poco Carlos Molina Uruguayo, anarquista y payador Fue detenido(...) Molina contaba como siempre bellezas y dolores cuando de pronto el Ché empezó a vivir a morir en su guitarra y así la policía lo detuvo..”.



El libro de poesía "Coplas del nuevo tiempo" de Carlos Molina fue editado en 1970 por la Editorial Sandino en Montevideo, Uruguay


La obra "El mástil de mi guitarra" de Carlos Molina fue editada en el año 1972. Este álbum es parte de su legado musical y refleja su estilo característico como payador, combinando poesía y música en una expresión cultural significativa del Río de la Plata

Ácrata, trashumante, lector voraz, admirador de Bartolomé Hidalgo como pionero del canto popular, Molina creía que ser payador implicaba una actitud ética y no una mera fuente de entretenimiento o servilismo («no se justifica el payador, el cantor, el poeta, si no cuentan o cantan los asuntos de su gente»), y defendía la lucha contra la opresión.




Su sueño irrenunciable era, según sus propias palabras, el de una «sociedad hermana donde el hombre hermano del hombre no tenga necesidad de explotar ni de ser explotado».

Publicó varios libros de poemas, compuso canciones, cantó solo en improvisaciones y compartió memorables payadas de contrapunto con otros artistas.

Se consideraba a sí mismo un artesano del verso.

Murió El 20 de agosto de 1998 en Montevideo.

Su entierro fue acompañado por un cortejo en Melo con presencia de amigos, admiradores, autoridades departamentales y nacionales. En el cementerio, el poeta y escritor Julio Guerra llevó en brazos la urna y pronunció emotivas palabras resaltando la personalidad y legado de Molina.


 HOMENAJES


Carlos Molina, el reconocido payador uruguayo ha recibido varios homenajes post mortem que mantienen viva su memoria. Entre los homenajes destacan:

 

En la Casa de la Cultura de Melo se realizó una exposición de pertenencias de Molina, como su guitarra y su poncho, adquiridas por la Junta Departamental.

 

Sus restos mortales fueron trasladados en 2003 de Montevideo a su ciudad natal Melo para su entierro con un homenaje oficial en el cementerio local.

 




Se han producido documentales y filmaciones homenaje a su figura, como "El gallo y el alba / Homenaje a Carlos Molina (1927-1998)" y "Testigos: Carlos Molina" presentados en Uruguay, que incluyen entrevistas, testimonios y materiales de archivo de su vida y obra.

 

La Federación Anarquista Uruguaya también ha rendido homenajes a Carlos Molina, destacando su legado y compromiso social desde la perspectiva anarquista.

 

Además, varios artistas y músicos han dedicado canciones y literatura a su memoria, como Aníbal Sampayo, José Luis Guerra, Alán Gómez y Chito de Mello, contribuyendo a mantener vivo su recuerdo en la cultura popular.

 

Estos homenajes resaltan a Carlos Molina no solo como un luchador social y payador excepcional, sino también como un símbolo cultural y ético para Uruguay y la región del Río de la Plata.

LEGADO

 El legado de Carlos Molina perdura principalmente en el ámbito cultural y musical como uno de los payadores más importantes del Río de la Plata en la segunda mitad del siglo XX. Se le reconoce por su virtuosismo verbal, compromiso ético-político y por ser un portavoz del canto popular comprometido con las luchas sociales y políticas.

Su obra refleja una perspectiva anarquista y combativa, con un fuerte énfasis en "cantar opinando", utilizando la payada como un medio para expresar críticas sociales y políticas, lo que le valió enfrentamientos con autoridades y detractores.

 

Fue pionero en conectar la tradición popular del payador con temáticas contemporáneas como la defensa de los trabajadores, las luchas sociales y la denuncia de la represión política, influenciando a posteriores músicos y poetas.

 

Colaboró en la reformulación del cancionero popular uruguayo de los años 50 y 60, y ayudó a promover figuras que luego se volvieron referentes míticos como Los Olimareños, Daniel Viglietti y Alfredo Zitarrosa.

 

Su figura contribuye a la permanencia y valorización del arte del payador, declarado patrimonio cultural inmaterial de Uruguay en 2010, formando parte fundamental del acervo cultural rioplatense.

 

Así, el legado de Carlos Molina es una combinación de valor artístico, compromiso social y político, y un rol protagónico en la revitalización y continuidad del canto popular y la payada en Uruguay y la región del Río de la Plata.


FUENTE

https://elprofesional.uy/www/archivos/17031

https://www.raicesuruguay.com/raices/artistasuruguayos.html

https://es.wikipedia.org/wiki/Carlos_Molina_(payador)

 

 

 

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario