sábado, 19 de julio de 2025

EI 19 DE JULIUO DE 1893 NACÍA JOSEP DE TOGORES


La Sensibilidad Poética Plasmada en el lienzo





 

Josep de Togores i Llach nació en Sardañola del Vallés, Barcelona, el 19 de julio de 1893

Fue un destacado pintor español perteneciente al movimiento del noucentisme, que surgió en Cataluña a principios del siglo XX como una reacción al modernismo.

Después de una primera etapa realista, con predominio del desnudo, derivó hacia un estilo de temática religiosa. Trabajó también la pintura mural y la ilustración de libros.

Hijo de Josep de Togores i Muntades, presidente de la Asociación de Clubs de Fútbol de Barcelona y cofundador del diario El Mundo Deportivo.

Nacido en el seno de una familia acomodada y con inquietudes intelectuales y artísticas, no tardó en revelar una gran sensibilidad para el dibujo.

En el año 1906 a los trece años de edad quedó sordo debido a una meningitis, lo que le lleva a interesarse por la pintura.

En esos años era alumno de dibujo de Joan Llaverias, quien aconsejó al padre que dejara desarrollar al máximo el potencial artístico de su hijo.

Entre 1906 y 1911, estudió en la Escuela de Bellas Artes de Barcelona, donde recibió una formación académica en técnicas de dibujo, pintura y composición.

Padre e hijo viajaron a París y luego a Bélgica con la esperanza de curar la sordera del muchacho.

En el año 1907 estimulado por la impresión que le causó la pintura de Monet que vio en la Exposición Internacional de Barcelona, Josep de Togores empezó a pintar sus primeros lienzos al óleo.

El loco de Cerdanyola (1909), mostrado en la sala Parés de la Ciudad Condal antes de que fuera premiado en la Exposición Universal de Bruselas (Bélgica) y adquirido por el Gobierno belga.

En 1911, con tan solo 18 años, se trasladó a París, que en esa época era el epicentro del arte vanguardista europeo. En la capital francesa, Togores pudo empaparse de las corrientes artísticas más innovadoras del momento, como el cubismo y el fauvismo.

En 1911 consiguió una tercera medalla en la Exposición de Bellas Artes de Barcelona. 

En el año 1913 animado por su familia, pasó a Madrid durante unos meses para sumergirse en la pintura del Museo del Prado, y ese mismo año regresó a París con una beca del Ayuntamiento de Barcelona. En la capital francesa descubrió a pintores que iban a ser decisivos en los rumbos del gusto estético, principalmente Cézanne y Matisse, de quienes extrajo lecciones fundamentales de clasicismo. 

Con el estallido de la Primera Guerra Mundial (1914-1918), Togores decidió abandonar París y volver a Barcelona.

Fue entonces cuando, al contacto con algunos representantes del Noucentisme pictórico catalán (Sunyer, Nogués, Casanovas o J. M. Junoy) y con la lección aprendida en Francia, empezó a abandonar los procedimientos impresionistas para prestar mayor atención a la línea, el volumen y la materialidad de los objetos. 

Una vez superado el drama de la muerte de su madre (1915) y la quiebra de la fortuna familiar, el arte de Josep de Togores empezó a dar lo mejor de sí.


En 1919 se instaló de nuevo en la ciudad del Sena, en esta ocasión por espacio de once años. Allí frecuentó a Picasso, Gris, Utrillo, Modigliani y otros artistas, aunque permaneció en una situación precaria hasta conseguir un contrato con el galerista Kahnweiler, gracias al cual expuso con éxito en diversas capitales europeas. 



Los jugadores de billar -1920



Retrato de Madame Claire (1922), de Josep de Togores

 

Retrato de las demoiselles Louise y Berthe Godon- Las mecenas. 1922

Pareja en la playa - 1922



En el catálogo de su primera exposición individual (1922), Max Jacob habló de “vigor cubístico”, “composición lineal”, “analismo constructivo”, etc., características que emparentaban su arte con la nueva objetividad alemana y con la corriente valori plastici italiana.

 Algunas pinturas excelentes de la década de 1920 son el retrato de Aleix de Togores, Dos desnudos y Bañistas, amén de numerosos desnudos femeninos de excepcional factura, en cuyo sentido formal se mezclan el academicismo clásico picassiano y la cercana vitalidad carnal del mejor Sunyer. 

Mujer y sus hijos 1923

En 1926 realizó una exposición triunfal en Barcelona, pero los museos oficiales de la ciudad seguían considerando su arte demasiado escandaloso. 

Niños durmiendo (1927), de Josep de Togores


Josep de Togores. Retrato de la familia Mestre, 1927. Meadows Museum, Dallas


Entre 1928 y 1930 su obra cambió: los cuerpos se desrealizaron y se transformaron en figuras casi abstractas, que fueron derivando hacia una suerte de caligrafía antropomorfa próxima a la estética del surrealismo automático francés.

Tras unos años de práctica de este tipo de surrealismo, bastante extraño en España, Togores volvió al clasicismo y a una figuración convencional, un poco estandarizada, pero casi siempre de excelente factura técnica. 

En su última etapa creativa se interesó por la temática religiosa, alentado por sus actividades como restaurador de retablos antiguos. Es también de gran interés su obra gráfica destinada a ediciones de bibliófilo. Desde mediados de la década de 1940 presentó sus obras en la sala Parés y también en galerías y museos de Madrid. Está representado, entre otros, en el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía (Madrid) y en el Museo Nacional de Arte de Cataluña (Barcelona).

De vuelta en Cataluña, Togores entra a formar parte de la Agrupación Courbet de Barcelona, y una vez finalizada la Primera Guerra Mundial vuelve a París, donde entra en contacto con el surrealismo gracias a su relación con artistas como Georges Braque, Arístides Maillol, Max Jacob o Picasso, llegando a firmar un contrato de exclusividad con el marchante de este, Daniel-Henri Kahnweiler, hasta 1931.

Este será su período más surrealista y experimental.

Durante los años 1920 comienza a ser conocido en Europa, y durante los años siguientes explora diferentes estilos como el cubismo o el academicismo, dejándose influir por las vanguardias de la época y llegando a tener influencias del clasicismo.




Josep de Togores. Printània, 1922

 

Josep de Togores Llach - Une famille  1931

En 1932, de nuevo en Barcelona, cambia de marchante, comenzando su relación con Francesc Cambó y empezando a pintar retratos de la alta sociedad catalana.

En los años siguientes Josep de Togores continuó desarrollando su carrera como pintor y participó activamente en la vida artística y cultural de España.

Durante estas décadas, Togores continuó produciendo obras significativas en diversos géneros como el retrato, el paisaje y la naturaleza muerta.

Su estilo evolucionó hacia una mayor simplificación formal y una paleta de colores más matizada y sofisticada.

Togores exhibió su obra en numerosas exposiciones tanto en España como en el extranjero. Participó en exposiciones colectivas e individuales que le permitieron consolidar su reputación como uno de los pintores destacados de su generación.


1957- La niña de Rosa

Además de su carrera como artista, Togores también tuvo una faceta como docente. Enseñó en varias instituciones académicas y fue profesor en la Escuela de Bellas Artes de Barcelona, donde transmitió sus conocimientos y experiencias a las nuevas generaciones de artistas.

A lo largo de su carrera, recibió varios reconocimientos y premios por su obra artística, que contribuyeron a su prestigio y reconocimiento tanto nacional como internacional.

Togores fue un personaje activo en la vida cultural de Barcelona y España, participando en debates y eventos relacionados con el arte y la cultura. Su influencia se extendió no solo en el ámbito artístico, sino también en el contexto más amplio de la sociedad y la cultura española.

Murió en 1970 a causa de un accidente de tráfico: fue atropellado por un automóvil en el barcelonés Paseo de Gracia.

HOMENAJE

Tras la muerte de Josep de Togores en 1970, su figura y obra han sido recordadas y reivindicadas tanto en el ámbito expositivo como en publicaciones especializadas y esfuerzos institucionales, aunque no es uno de los artistas con una presencia masiva en la cultura popular ni en los grandes museos internacionales.

 

Homenajes expositivos

 

Exposiciones retrospectivas:

Josep de Togores ha sido objeto de exposiciones retrospectivas y monográficas en España, especialmente en Barcelona, ciudad donde desarrolló gran parte de su carrera.

 Por ejemplo, una importante exposición sobre su obra se presentó hace años en el Centro Nacional de Arte Reina Sofía (Madrid) y en el Museo de Arte Moderno de Barcelona, comisariada por Josep Casamartina. Estas muestras han permitido acercar su trabajo al público y renovar el interés por su figura.

 

Participación en exposiciones colectivas:

 Su obra ha formado parte de muestras dedicadas al arte catalán moderno y a la recuperación de artistas “injustamente olvidados” del siglo XX, como las del ciclo Memoria de la Sala Parés de Barcelona, que busca dar visibilidad a creadores que han quedado fuera del canon oficial.

 

Presencia en colecciones permanentes:

Obras de Togores se conservan en colecciones institucionales clave para el arte catalán, como el Museo Nacional de Arte de Cataluña (MNAC), donde Printània (1922) es una de las piezas destacadas, y la Fundació Vila Casas.

 

Publicaciones y estudios

 

Edición de correspondencia e investigación:

En 1998, la Fundació La Mirada de Sabadell publicó las cartas que el poeta Max Jacob escribió a Togores en los años 1920, con un apéndice que incluye un texto autobiográfico del propio pintor.

Esta publicación rescata la relación de Togores con la vanguardia parisina y aporta valioso material para la investigación de su legado.

 

Artículos y monografías:

Aunque la bibliografía sobre Togores no es tan extensa como la de otros modernistas, existen estudios, artículos especializados y entradas en enciclopedias de arte que analizan su trayectoria y relevancia histórica.

 

Reconocimiento institucional y académico

 

Inclusión en historias del arte español:

La figura de Togores aparece en publicaciones y manuales de historia del arte, así como en sitios especializados, donde se le reconoce como un renovador del clasicismo y un puente entre la tradición y la vanguardia.

 

Legado para la historiografía catalana:

Su obra es estudiada como ejemplo de la modernidad catalana de entreguerras y como parte del esfuerzo por recuperar la memoria de artistas que contribuyeron a la renovación plástica en España.

 

Josep de Togores ha sido recordado principalmente a través de exposiciones retrospectivas en museos, publicaciones especializadas sobre su obra y su relación con las vanguardias, y la inclusión en colecciones públicas y muestras colectivas que buscan rescatar figuras del arte catalán moderno.

Aunque no ha recibido el mismo nivel de homenajes masivos que otros contemporáneos, su presencia en la historiografía y en las colecciones institucionales garantiza que su obra siga viva en la memoria del arte español del siglo XX.

                               

 

 

                                Legado

Josep de Togores (Cerdanyola del Vallès, 1893–Barcelona, 1970) fue un pintor catalán cuyo legado reside en la síntesis de vanguardia y clasicismo, así como en su papel como puente entre la modernidad europea y la tradición española. A pesar de no alcanzar la fama de algunos de sus contemporáneos, su obra es reconocida por la diversidad de estilos y la constante renovación formal, lo que lo convierte en una figura clave para entender la evolución del arte español en la primera mitad del siglo XX.

 

Principales aportaciones y etapas

Apertura a la vanguardia: Tras una formación clásica, Togores se empapó del impresionismo y postimpresionismo en París, donde conoció a Picasso y Braque, y absorbió la influencia de Cézanne y Matisse. Esta etapa temprana lo situó en el mapa de la renovación plástica europea, pero siempre mantuvo un clasicismo de base, incluso en sus momentos más experimentales.

 

Cubismo y clasicismo renovado: Defendió el cubismo como “una pintura pro norma y forma”, pero lo aplicó con un sentido de orden y estructura heredado del noucentismo catalán. Su obra Paisatge (1917) es ejemplo de cómo integra la búsqueda formal cubista con la sobriedad y la luminosidad mediterránea, influido por Cézanne y Torres García.

 

Realismo mágico: Togores es considerado el principal representante del realismo mágico en España durante los años 20, anterior incluso a Dalí. En esta etapa, combinó la precisión figurativa con una atmósfera onírica y misteriosa, creando escuela e influyendo en artistas posteriores.

 

Surrealismo y abstracción: Entre 1928 y 1930, experimentó con el surrealismo, practicando el automatismo y la abstracción, algo poco común en el panorama español de la época. Sin embargo, su paso por este movimiento fue breve y marcó una fase de crisis y búsqueda.

 

Retorno a la figuración y retrato de sociedad: En los años 30, retomó la figuración y se especializó en retratos de la alta sociedad catalana, trabajos técnicamente impecables pero más conservadores, que le dieron reconocimiento social y profesional.

 

Temática religiosa y obra gráfica: En sus últimos años, abordó temas religiosos y realizó ilustraciones para ediciones de bibliófilo, mostrando versatilidad y dominio técnico.

 

Reconocimiento e influencia

Precursor y renovador: Togores fue un precursor del modernismo catalán y un renovador que transitó entre el clasicismo, el cubismo, el realismo mágico y el surrealismo, siempre con una sólida base técnica y un sentido de la composición heredado de la tradición.

 

Influencia en otros artistas: Su obra, especialmente en la línea del realismo mágico, influyó en la generación posterior, incluyendo a Salvador Dalí y otros jóvenes artistas ibéricos.

 

Presencia institucional: Está representado en museos clave como el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía y el Museo Nacional de Arte de Cataluña, lo que subraya su relevancia en la historia del arte español.

 

Síntesis

Josep de Togores dejó un legado de síntesis entre vanguardia y tradición, destacando como uno de los artistas más versátiles y técnicamente solventes de su generación. Su capacidad para absorber y reelaborar lenguajes modernos, sin perder el arraigo en la disciplina clásica, lo sitúa como una figura fundamental para entender la transición del arte español hacia la modernidad. Aunque su obra posterior fue más convencional, su etapa de experimentación vanguardista —especialmente en realismo mágico y cubismo— sigue siendo valorada como una contribución esencial al arte del siglo XX en España.

 

FUENTES

https://historia-arte.com/artistas/josep-de-togores

https://www.biografiasyvidas.com/biografia/t/togores.htm

https://www.museunacional.cat/es/josep-de-togores-printania-1922

https://www.colnaghi.com/artist/josep-de-togores

https://www.coleccionbancosabadell.com/artist/josep-de-togores-llach/

https://www.miradorarts.com/tag/josep-de-togores/

https://drouot.com/es/l/23957689-josep-de-togores-llach-cerdanyola-del-valles-barcelona-1893

 

 

 

 

 

 

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