martes, 20 de mayo de 2025

EL 20 DE MAYO DE 1935 NACÍA JOSÉ MUJICA CORDANO

EX- PRESIDENTE DE LA REPÚBLICA ORIENTAL DEL URUGUAY


José Mujica, conocido como "Pepe," nació el 20 de mayo de 1935 en el barrio Paso de la Arena, en Montevideo, Uruguay.

 Fue un político y floricultor uruguayo que se desempeñó como presidente de la República Oriental del Uruguay desde el 1 de marzo de 2010 hasta el 1 de marzo de 2015.

Mujica fue el primer político de América del Sur en alcanzar la suprema magistratura de su país por la vía democrática tras haber destinado una parte de su vida a combatir con la subversión armada a esa misma institución del Estado.

Fue hijo de Demetrio Mujica Terra y Lucy Cordano Giorello, y proviene de una familia con ascendencia vasca por parte paterna y italiana por parte materna.

 José Mujica, conocido como "Pepe", proviene de una familia con profundas raíces vascas e italianas.

Por línea paterna, es descendiente de vascos originarios de la localidad vizcaína de Múgica, en el País Vasco, cuyos antepasados emigraron a Uruguay en 1842.

Su bisabuelo, Francisco Mujica Yeregui, emigró desde Tolosa, acompañado de su esposa Catalina Chipiriani Esnaola y sus hijos, hipotecando sus bienes para costear el viaje.

La familia Mujica tiene presencia documentada en el País Vasco desde al menos el siglo XVI, con vínculos en localidades como Azpeitia, Urrestilla y Astigarreta.

Por parte paterna, Mujica estaba emparentado con políticos reconocidos, como el presidente y dictador de la década de 1930 Gabriel Terra, su tío abuelo segundo, y con Horacio Terra Arocena, su tío tercero, y los hijos de este último, es decir, sus primos terceros Francisco, Horacio y Juan Pablo Terra Gallinal, que participaron activamente durante el siglo XX en la Unión Cívica, el Partido Colorado, el Partido Nacional y el Frente Amplio, respectivamente.

En las tierras de sus abuelos paternos, se preparaba a los soldados para resistir los levantamientos contra el caudillo Aparicio Saravia.

Esta relación familiar refleja un trasfondo político diverso dentro de su linaje, que abarca desde la derecha tradicional hasta la izquierda progresista en Uruguay

 Por línea materna, José Mujica tiene ascendencia italiana.

Su madre, Lucy Cordano Giorello, nació en Carmelo, Uruguay, en una familia de inmigrantes italianos originarios del valle de Fontanabuona, en la provincia de Génova, Liguria.

Su familia materna estaba compuesta por inmigrantes italianos ligures. El apellido Cordano, del abuelo Antonio, es originario del valle de Fontanabuona en la provincia de Génova en la región de Liguria cerca de Rapallo.

De la misma zona venía la familia de la abuela Paula, los Giorello.

Su abuelo materno era también seguidor del Partido Nacional, más específicamente del herrerismo, y fue varias veces edil de Colonia y amigo personal de Luis Alberto de Herrera.

Su madre nació en Carmelo, lugar donde los padres de esta, cultivadores de viñas, compraron cinco hectáreas en la Colonia Estrella para cultivar viñedos

 Tenía una hermana menor, María Eudoxia Mujica Cordano, quien nació cuando él tenía seis años y falleció en 2012.

Su padre era un pequeño agricultor que se encontró en quiebra poco antes de morir, en 1940, cuando Mujica tenía seis años.

Su padre murió en 1943, lo que llevó a Mujica a trabajar desde joven para ayudar a su familia.

 La vida en Paso de la Arena era la de un típico barrio de frontera entre ciudad y campo, donde los niños jugaban en las calles de tierra y las puertas solían estar abiertas.

 Mujica se definía a sí mismo como "un muchacho de barrio", sin hechos extraordinarios en su infancia que marcaran su destino político, según él mismo relató.

 En su niñez, Mujica estuvo rodeado de discusiones políticas familiares, con influencias tanto del Partido Nacional como del Partido Colorado, lo que le permitió desde pequeño familiarizarse con la política uruguaya.

La figura de su madre fue clave, transmitiéndole valores como la perseverancia y la fortaleza ante la adversidad, cualidades que lo acompañarían durante toda su vida y que él mismo reconoció como esenciales para superar las pruebas más duras, como su posterior encarcelamiento.

 José Mujica cursó sus estudios primarios en una escuela pública del barrio Paso de la Arena, en Montevideo, la zona donde nació y creció.

Recuerda que vivía al lado de la escuela, y recuerda especialmente a una directora que tocaba el piano y dirigía el coro y que su maestra de 6° año, Juanita, vivía en el Cerro.

Posteriormente, realizó la secundaria en el liceo público de la misma zona y, ya en la adolescencia, ingresó al Instituto Alfredo Vásquez Acevedo (IAVA) para cursar el bachillerato, aunque no llegó a culminarlo.

Practicó ciclismo entre los 13 y los 17 años, llegando a competir en varias categorías y destacándose en el deporte a nivel juvenil.


José Mujica militó en su juventud en una agrupación del Partido Nacional (grupo político tradicional uruguayo), integrando el equipo de despacho del ministro de Industria y Trabajo, Enrique Erro (designado por el primer Colegiado blanco,  gobierno del Partido Nacional).

A mediados de la década de los 60 fundó el Movimiento de Liberación Nacional –MLN– Tupamaros, junto con Raúl Sendic y otros compañeros. 

Esta actividad lo llevó a caer prisionero y permanecer preso durante catorce años en diversas unidades militares. Formó parte del grupo del MLN conocido como “los rehenes”,  entre los que se encontraban el líder y fundador Raúl Sendic, fallecido y  Eleuterio Fernández Huidobro, ex senador por el Frente Amplio y actual ministro de Defensa Nacional, entre otros. 

José Mujica en su chacra

En 1985 retornó el orden democrático al Uruguay. Entonces quedó en libertad el grupo de presos políticos, favorecidos por una amnistía. Al reconstruirse el MLN sus militantes pasaron a ser considerados por la izquierda como “los históricos”.

Luego de algunos años de apertura democrática, José Mujica creó junto con otros referentes del MLN y sectores de izquierda, e independientes de la talla de Carlos María Gutiérrez,  el Movimiento de Participación Popular (MPP), dentro de la coalición de partidos Frente Amplio.

José Mujica, fue elegido para integrar el Poder Legislativo uruguayo por tres períodos consecutivos:

1995-2000 – Ejerció el cargo de diputado en la Cámara de Representantes,

2000-2005 – Ejerció el cargo de senador en la Cámara de Senadores,

2005-2010 – Fue reelecto para ejercer el cargo de senador en la Cámara de Senadores, con un número de votos tan importante, que no se había alcanzado antes en la historia política del país. Fue elegido primer titular de la lista más votada del partido político, por el que fueron elegidos el presidente y vicepresidente de la República,  en reiteradas oportunidades, Mujica ejerció el cargo de presidente de la Asamblea General y de la Cámara de Senadores.

El 1 de marzo de 2005 fue designado por el entonces Presidente de la República,  Tabaré Vázquez como ministro de Ganadería, Agricultura y Pesca, cargo que ejerció hasta el 3 de marzo de 2008, cuando pasó nuevamente a integrar el Poder Legislativo uruguayo, como senador.

El Congreso Extraordinario “Zelmar Michelini” de la coalición Frente Amplio, realizado el 13 y 14 de diciembre de 2008, lo proclamó candidato oficial para la Presidencia en las elecciones internas de los partidos políticos, que se realizó el 28 de junio de 2009. A solicitud del senador José Mujica fueron habilitados también  cuatro candidatos propuestos en el Congreso (Danilo Astori, Daniel Martínez, Marcos Carámbula, y Enrique Rubio). José Mujica disputó las elecciones internas del Frente Amplio con Danilo Astori y Marcos Carámbula, en tanto,  los otros candidatos propuestos renunciaron.

En las elecciones nacionales del 29 de noviembre de 2009 resultó electo Presidente de la República, por el período 2010 - 2015.
 

LEGADO

 

El legado de José Mujica es amplio y trasciende las fronteras de Uruguay, consolidándose como un símbolo global de ética política, austeridad y compromiso con la justicia social.

 Mujica, en quien casi nada era convencional, basó su popularidad doméstica y su fama internacional en una imagen de hombre frugal e íntegro, que prefería seguir viviendo en su humilde chacra de la periferia de Montevideo, haciendo vida de floricultor cuando las responsabilidades de gobierno se lo permitían, que era indiferente a los oropeles y privilegios del poder, y que donaba casi todo su salario a inversiones sociales, por lo que fue llamado "el presidente más pobre del mundo".

 También, por sus apelaciones a una ética de la "sobriedad" frente al derroche y la corrupción de la alta política, por su estilo marcadamente informal poco apegado a etiquetas y protocolos, y por su lenguaje coloquial en ocasiones rudo, que arrastró al Pepe, franco y espontáneo hasta el exabrupto, a varias polémicas.

 

Transformación política y social

 Mujica pasó de ser guerrillero tupamaro y preso político durante la dictadura uruguaya a presidente democrático (2010-2015), lo que le otorgó una legitimidad única y una perspectiva de resiliencia y diálogo.

 Su gobierno impulsó reformas históricas, como la legalización del matrimonio igualitario, la despenalización del aborto y la regulación del mercado del cannabis, posicionando a Uruguay como referente mundial en derechos humanos y políticas progresistas.

 Bajo su mandato, Uruguay experimentó una significativa reducción de la pobreza, pasando del 40% al 12% en una década, gracias a políticas de distribución de la riqueza y desarrollo económico.

 

Estilo de vida y liderazgo ético

 Mujica fue conocido por su vida austera: donaba el 90% de su salario presidencial a proyectos sociales y vivía en su chacra, rechazando los lujos del poder.

 Su discurso directo, su coherencia y su ejemplo personal inspiraron a líderes y movimientos sociales en América Latina y el mundo, estableciendo un estándar de liderazgo ético y auténtico.

 Defendió la política como servicio y promovió el consumo responsable, la sobriedad y la solidaridad, criticando el consumismo y la desigualdad global.

 

Proyección internacional

 Mujica fue una voz influyente en foros internacionales, como la ONU, donde su discurso sobre felicidad, desarrollo y sostenibilidad fue ampliamente citado y valorado.

 Su figura sirvió para renovar la imagen de América Latina, mostrando que la región puede liderar debates sobre ética, equidad y sostenibilidad.

 

Impacto cultural y social

Inspiró a nuevas generaciones y movimientos sociales, especialmente en temas de equidad, derechos humanos y medio ambiente.

 Promovió el uso de energías renovables y alertó sobre la crisis climática, posicionando a Uruguay como líder en matriz energética limpia.

 El legado de José Mujica es el de un líder que supo conjugar coherencia, humildad y audacia política, demostrando que es posible ejercer el poder con ética, humanidad y visión transformadora

EL PENSAMIENTO DE JOSÉ MUJICA



 

SOBRE LA DEMOCRACIA

 “La democracia no es solo votar cada cierto tiempo, es participar, es involucrarse en la vida pública.”

 “La verdadera democracia es aquella que se construye día a día, con la participación activa de la gente, no solo con discursos ni promesas.”

 “La democracia debe ser un sistema que garantice la igualdad y la justicia social, no solo la libertad formal.”

 “No hay democracia sin justicia social; si la democracia no distribuye la riqueza, se convierte en una dictadura de los ricos.”

 “La democracia es imperfecta, pero es el mejor sistema que tenemos para convivir y resolver nuestros problemas.”

 “La política debe ser un acto de amor por la gente, no una lucha por el poder.”

 “La democracia se fortalece cuando los ciudadanos son conscientes, críticos y responsables.”

 José “Pepe” Mujica concebía a  la democracia como un sistema vivo, imperfecto pero esencial, que debe combinar libertad, justicia social, participación ciudadana y virtud cívica para ser genuinamente representativo y transformador.

 Para él la democracia como un sistema imperfecto pero valioso, que debe ser entendido más allá del simple acto de votar, implicando una participación activa y consciente de la ciudadanía en la vida pública.

 Para Mujica, la democracia republicana es un proceso que debe garantizar no solo la libertad formal, sino también la justicia social y la igualdad, porque sin estas condiciones la democracia se vuelve una dictadura de los ricos.

 Mujica defendía la idea de que la democracia es una forma de gobierno que debe estar basada en la regla de la mayoría, pero también en la virtud cívica y en la responsabilidad de los representantes, quienes deben vivir de manera coherente con el estilo de vida de la mayoría para mantener la legitimidad democrática. En su discurso, la libertad —un valor central para la democracia— se vincula con la sobriedad y con la disponibilidad de tiempo libre, entendida como la ausencia de la necesidad de destinar toda la vida a la acumulación material, lo que permite a los ciudadanos participar plenamente en la vida política.

 Además, Mujica veía la democracia como un espacio para la ampliación de libertades, ejemplificado en su gobierno por la aprobación de leyes que ampliaron derechos civiles y sociales, como la despenalización del aborto, el matrimonio igualitario y la regulación del consumo de marihuana, medidas que reflejaron un impulso transformador dentro de un marco democrático.

 Finalmente, aunque reconocía las desigualdades y las injusticias que persisten en las democracias actuales, Mujica afirmaba que luchar por la democracia vale la pena, porque es el mejor sistema que tenemos para convivir y resolver problemas sociales, siempre que se fortalezca con la participación activa y crítica de la ciudadanía.

 

SOBRE LA LIBERTAD

 “Ser libre es gastar la mayor cantidad de tiempo de nuestra vida en aquello que nos gusta hacer.”

 

“Uno no paga con dinero, paga con el tiempo de vida que invirtió para conseguir ese dinero.”

 Para Mujica, la libertad es:

 La disponibilidad real de tiempo para vivir y disfrutar la vida.

 La ausencia de restricciones impuestas por la necesidad material y el consumismo.

 Una libertad liberal que se opone a la sobrecarga del trabajo y la acumulación material.

 Un concepto ligado a la sobriedad como medio para alcanzar esa libertad.

 Esta visión crítica y humanista de la libertad se inserta en su discurso contra el consumismo y a favor de una vida más simple, solidaria y conectada con lo esencial

 José “Pepe” Mujica entendía la libertad principalmente desde una perspectiva liberal, vinculándola a la disponibilidad de tiempo libre para vivir plenamente la vida, más allá de las obligaciones materiales y la acumulación de bienes. Para él, ser libre significa tener tiempo para el amor, la amistad, la aventura, la solidaridad y la familia, es decir, para las relaciones humanas que no están condicionadas por la necesidad de trabajar constantemente para sostener un consumo excesivo o un estilo de vida materialista.

 Mujica criticaba el modelo de desarrollo capitalista actual porque lo veía como incompatible con la verdadera libertad, ya que este modelo consume el tiempo de las personas en la acumulación inútil y en la conservación de bienes materiales, limitando así el tiempo libre real que permite la expresión individual y el disfrute de la vida.

 Aunque reconocía la tradición republicana y la importancia de la democracia representativa, su concepción de la libertad no se centraba en la virtud cívica ni en la libertad positiva del autogobierno colectivo, sino en la libertad individual entendida como ausencia de restricciones para seguir la propia voluntad.

 Por eso, su sobriedad personal no era una virtud republicana, sino una práctica para reducir las limitaciones materiales y ganar tiempo libre.

 

   

SOBRE LA EDUCACIÓN

 “La educación es el camino... porque allí se anticipa el rostro de la sociedad que vendrá. De la educación dependen buena parte de las potencialidades productivas de un país. Pero también depende la futura aptitud de nuestra gente para la convivencia cotidiana.”

 El pensamiento de Pepe Mujica sobre la educación se caracteriza por:

 Considerarla un eje central para la equidad, la inclusión y el desarrollo social.

 Destacar el papel insustituible de los docentes y la necesidad de su compromiso ético y social.

 Promover la educación técnica y práctica como vía para la dignidad y el empleo.

 Reconocer la complejidad de los problemas sociales y la necesidad de políticas de Estado sostenidas.

 Llamar a la acción política y colectiva para transformar la realidad educativa y social.

 Pepe Mujica considera la educación como un pilar fundamental para el desarrollo de la sociedad, la equidad, la inclusión social y la superación de la pobreza.

En su discurso inaugural como presidente de Uruguay, enfatizó la necesidad de hacer de la educación una política de Estado, con continuidad a largo plazo, y la resumió en su célebre frase: "educación, educación, educación y otra vez, educación".

 Para Mujica, el futuro de la sociedad y buena parte de las potencialidades productivas del país dependen de la calidad y el alcance de la educación.

 

Educación para la equidad y la inclusión

Mujica sostiene que la educación es la "gran fuente de esperanzas" para enfrentar la pobreza y la exclusión. Considera a la escuela y a los maestros como el "ariete principal" para integrar a quienes han quedado marginados por las penurias sociales.

  Durante su gobierno, se impulsaron proyectos como "Luces para Aprender", que llevó energía eléctrica y conectividad a escuelas rurales, completando la cobertura educativa y tecnológica en todo el territorio nacional.

 

Compromiso docente y responsabilidad social

 Mujica otorga un papel central a los docentes, destacando que la enseñanza del futuro depende tanto de la capacidad como del compromiso de los maestros y profesores para trabajar "sobre la cabeza y el corazón de las generaciones que vienen".

 Afirma que la pedagogía es más que una profesión: es un compromiso social, y que un buen profesor deja una huella imborrable en la vida de los estudiantes.

 

Crítica a la simplificación de los problemas educativos

 Si bien Mujica cree que la educación es clave, advierte contra el simplismo de pensar que todos los males sociales se resuelven solo con mejor enseñanza.

 Señala que la realidad humana es compleja y que la masificación del conocimiento, aunque valiosa, no elimina todos los problemas, e incluso puede generar nuevos desafíos.

Considera que la educación no puede corregir por sí sola males colectivos que son producto de la civilización y la cultura, y que la responsabilidad es compartida por toda la sociedad.

 

Énfasis en la educación técnica y práctica

 Pepe Mujica plantea que la crisis ecológica es un síntoma de un modelo civilizatorio insostenible, que solo puede ser revertido con un cambio político profundo, un replanteo cultural que abandone el consumismo y una mayor integración del conocimiento científico en las decisiones políticas, todo orientado a preservar la naturaleza y la felicidad humana.

 Mujica defendió la necesidad de fortalecer la educación técnica y práctica, especialmente en las primeras etapas de la vida, para dar herramientas concretas a los jóvenes y responder a las demandas de una sociedad cada vez más exigente en términos de calificación laboral.

 Apostó por la descentralización y la creación de universidades tecnológicas en el interior del país, convencido de que el desarrollo nacional depende de la masificación de la formación técnica y tecnológica.

 

Visión sobre el rol de la política

 Mujica insiste en que el mercado no resolverá las desigualdades sociales sin la intervención deliberada de la política y de instituciones que atiendan lo que el mercado no cubre, como la educación.

Llama a superar la "impotencia política" y a comprometerse colectivamente para lograr los cambios urgentes que la realidad exige.

 

SOBRE LOS JÓVENES

 

“Que amen la vida”.

 José “Pepe” Mujica tenía un pensamiento profundo y esperanzador sobre los jóvenes.

Mujica veía a los jóvenes como agentes esenciales para el cambio, portadores de sueños y esperanzas, a quienes aconsejaba vivir plenamente, amar la vida y comprometerse con la construcción de un futuro mejor, mientras la sociedad debe acompañarlos con oportunidades y políticas inclusivas.

 Su mensaje principal para ellos era que amen la vida, valoren el milagro de haber nacido y aprovechen su juventud para construir esperanza y soñar, viviendo de manera afirmativa y no sembrando odio.

Mujica reconocía que la juventud enfrenta dificultades, muchas veces derivadas de crisis sociales y económicas que generan fracturas en la sociedad. Por eso, sostenía que no sirve criticar a los jóvenes, sino reflexionar sobre el mundo que les estamos presentando y crear políticas que los reincorporen activamente a la sociedad.

 Destacaba que los jóvenes, independientemente de su clase social, tienen la ventaja de enamorarse, lo que simboliza su capacidad de ilusión y compromiso con la vida.

 Además, Mujica valoraba la participación de los jóvenes en la defensa de la educación, la democracia y la integración regional, resaltando la importancia de sus luchas y su rol activo en la sociedad.

 

 

 

SOBRE LA ECOLOGÍA

 El pensamiento de Pepe Mujica sobre la ecología se centra en la crítica profunda al modelo político, económico y cultural que ha llevado a la crisis ambiental global.

Para Mujica, la crisis ecológica no es solo un problema ambiental, sino fundamentalmente político y cultural.

 Él sostiene que:

 La crisis ecológica es una crisis política:

Mujica afirmó en la Cumbre de la ONU Río+20 en 2012 que "la gran crisis no es ecológica, es política", y que la raíz del problema está en el modelo de civilización que hemos construido, basado en el consumismo y la acumulación sin límites.

 El consumismo y la cultura del "usar y tirar" son claves en la degradación ambiental:

 Mujica critica la sociedad consumista que destruye los bienes naturales y separa al ser humano de la naturaleza, quitándole tiempo para conocerla y valorarla.

 Señala que la felicidad humana debería ser el primer elemento del medio ambiente, y que el desarrollo debe orientarse a mejorar las relaciones humanas y la calidad de vida, no solo la producción y el consumo.

 La debilidad política y la falta de voluntad para enfrentar intereses económicos:

 Mujica advierte que la crisis ecológica persiste porque falta coraje político para enfrentar los intereses económicos que perpetúan el modelo depredador.

 Solo las decisiones políticas valientes pueden cambiar esta realidad y promover un cambio cultural profundo.

 

La responsabilidad desigual entre países:

 Mujica también destacó la injusticia ambiental entre países desarrollados y en desarrollo, reclamando que el Sur Global exija al Norte responsabilidades financieras por ser el mayor contaminante del planeta.

 

La importancia de la ciencia y la alta política:

 Critica que el conocimiento científico no se ha aplicado adecuadamente en la política mundial.

 Para él, ni los Estados nacionales grandes, ni las multinacionales, ni el sistema financiero deberían gobernar el mundo; en cambio, la alta política debe estar entrelazada con la sabiduría científica que mira al futuro sin buscar lucro.

 Advertencia sobre un posible holocausto ecológico:

 Mujica expresó su temor de que la humanidad camine hacia un holocausto ecológico debido a la falta de acción política a pesar de que la ciencia ha alertado desde hace décadas sobre los fenómenos climáticos extremos y sus consecuencias.

 

SOBRE LA POBREZA

 "Pobres son los que quieren más, los que no les alcanza nada. Esos son pobres, porque se meten en una carrera infinita. Entonces no les va a dar el tiempo de la vida"

 Mujica veía la pobreza como un fenómeno complejo que va más allá de lo económico, involucrando educación, cultura, libertad y políticas públicas que promuevan la igualdad y el bienestar social.

Su vida sencilla y la donación de gran parte de su salario fueron coherentes con su crítica al consumismo y su apuesta por una vida más austera y libre de ataduras materiales.

 Pepe Mujica tenía una visión profunda y crítica sobre la pobreza, vinculándola no solo a la carencia material sino también a aspectos culturales y sociales. Algunos puntos clave de su pensamiento sobre la pobreza son:

 La pobreza no es solo falta de dinero, sino también una cuestión cultural e intelectual.

  Mujica criticaba la "pobreza intelectual" de ciertos sectores y dirigentes, y consideraba que para superar la pobreza era fundamental educar a los trabajadores y a la sociedad en general, ampliando el conocimiento y la cultura.

 Pobres son los que tienen más pero nunca les alcanza nada. Mujica afirmó que la verdadera pobreza está en quienes se meten en una carrera infinita por acumular más, sin encontrar satisfacción ni libertad.

 Él mismo se definía como "liviano de equipaje" y rechazaba la idea de que su sencillez fuera pobreza.

 La pobreza es un problema estructural que requiere políticas públicas integrales.

 Durante su gobierno, Uruguay logró reducir la pobreza de cerca del 18,5% a menos del 10% gracias a una combinación de crecimiento económico, políticas sociales, fortalecimiento de la negociación colectiva y transferencias sociales. Mujica promovió la justicia social y la redistribución para aminorar la desigualdad.

 Dar poder adquisitivo a los sectores pobres es clave para la economía. Mujica relató una conversación con el multimillonario Carlos Slim, quien afirmó que para que la economía funcione hay que darle plata a los pobres, porque si no tienen dinero se "tranca todo". Mujica coincidía en que los sectores populares con ingresos bajos limitan el desarrollo económico y social.

 La pobreza es también una cuestión de libertad. Mujica planteaba que no tener muchas posesiones permite no ser esclavo del trabajo para mantenerlas, lo que da más tiempo para uno mismo y más libertad en la vida.

 

SOBRE EL ODIO

 "No acompaño el camino del odio, ni aun hacia aquellos que tuvieron bajezas sobre nosotros. El odio no construye. Esto no es pose demagógica, esto no es cosa de andar eludiendo el bulto, esto no es cosa de poner una cara linda; estos son principios, cosas que no se pueden hipotecar"

 Mujica veía el odio como un sentimiento destructivo que anula la razón y la humanidad, y promovía en cambio el amor, la empatía y la reconciliación como caminos para construir sociedades más justas y pacíficas.

 Pepe Mujica tenía un pensamiento claro y profundo sobre el odio, basado en su experiencia personal y su búsqueda de paz y reconciliación. Para él:

 El odio es ciego y nos destruye, porque hace perder la objetividad y la capacidad de entender la realidad con claridad. Mujica decía que el odio "termina por estupidizar" a quien lo cultiva, anulando la razón y el juicio equilibrado.

 En contraste, el amor es creador y constructivo. Mujica comparaba el odio y el amor diciendo que ambos son ciegos, pero mientras el amor genera y construye, el odio solo destruye.

 Mujica no cultivaba el odio en su vida ni en su política, a pesar de haber sufrido torturas y prisión durante la dictadura.

Su mensaje era de reconciliación, diálogo y empatía, rechazando la venganza y promoviendo la convivencia sin odio.

En su discurso de despedida como senador en 2020, reafirmó que en su "jardín hace décadas que no cultiva el odio" porque aprendió que el odio es un veneno que nubla el pensamiento y la acción política, y que es necesario superarlo para avanzar en la convivencia y la justicia social.


SOBRE LA VIDA

"Todas las cosas vivas están hechas como para pelear por vivir: desde un yuyo a una rana a nosotros. Uno llega a la conclusión: esto está puesto para darle sabor a la vida"

 Pepe Mujica explicaba esa idea señalando que la lucha por la vida es inherente a todas las formas de vida, desde la planta más humilde hasta los seres humanos, y que esa pelea constante es lo que le da "sabor a la vida". Para él, la existencia no es un camino fácil ni lineal, sino una batalla permanente por sobrevivir y crecer, que llena de sentido y valor cada momento vivido.

 Esta visión está ligada a su comprensión de la naturaleza y la vida como un proceso dinámico, donde la competencia, la ambición y la lucha son motores que impulsan la evolución y la experiencia vital. Mujica veía en esa lucha una enseñanza: que la vida se disfruta y se valora porque está llena de desafíos y conflictos, y que esa tensión es lo que la hace auténtica y significativa.

 Además, Mujica reflexionaba sobre cómo la civilización humana, con su consumismo y ambición desmedida, ha entrado en contradicción con los ciclos naturales, generando una crisis ecológica que pone en riesgo esa misma vida que todos peleamos por mantener. Por eso insistía en la necesidad de un cambio cultural y político para vivir en armonía con la naturaleza y respetar ese "sabor" que da la vida en su lucha constante.

 En resumen, Mujica veía la lucha por vivir como un elemento esencial y valioso de la vida, que da sentido y profundidad a la existencia, y que debe ser respetada y cuidada en todas sus formas.

  

FUENTES

https://www.cidob.org/lider-politico/jose-mujica-cordano

https://es.wikipedia.org/wiki/Jos%C3%A9_Mujica

https://www.eusko-ikaskuntza.eus/eu/solasaldiak/sobre-el-origen-familiar-de-jos-mujica-cordano-iii/ea-0697015001C/

https://www.gub.uy/presidencia/comunicacion/fotos/inauguracion-del-local-escuela-382-montevideo

http://www.presidencia.gub.uy

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