martes, 19 de julio de 2011

HOMENAJES

Degas 1900

 RESCATE DE LAS ESCULTURAS DE EDGAR DEGAS


Degas 1895
 
A partir de 1880, Degas dará forma a la escultura impresionista, creando modelos de cera pintados al natural que adornará posteriormente.
Degas llega a la escultura de forma conformista, cuando sus problemas de vista ya no le permiten atender a los detalles que precisa una pintura. Su mente esencialmente pictórica le hace ver los modelados como una suma de siluetas más que como un conjunto de volúmenes. Degas acabó por definir de manera brillante esta etapa de su vida, homenajeando al grupo de artistas que le acompañó en sus comienzos y que le dio parte de su fama: “Ahora tengo la necesidad de traducir las impresiones en forma de escultura”.
La mayor parte de las esculturas estaban trabajadas en cera mezclada con arcilla
Degas estimaba que sus esculturas eran objetos íntimos y personales que realizaba para su propio deleite.
Solamente los más allegados al artista sabían que éste había creado unas 150 esculturas. Este tesoro sólo se dio a conocer tras su muerte. Sus herederos encontraron un gran número de objetos escultóricos en su casa y en su estudio. La mayoría de las esculturas estaban realizadas en cera mezclada con arcilla, y los herederos decidieron que 74 de ellas serían reproducidas en bronce para garantizar las conservación de las imágenes. Fue una sabia decisión. De no haber sido así, este gran tesoro de obras nunca hubiera visto la luz.
Por lo tanto hay setenta y cuatro esculturas de Degas, las cuales fueron fundidas por Hebrard entre 1919 y 1921, cuando ya había fallecido Degas, utilizando  las pequeñas figuras de cera que se encontraron en su estudio. Cabe pensar que estos bocetos de cera fueron experiencias de búsqueda de movimiento y de posturas, quizás aprovechadas para su pintura, pero que en ningún caso se propuso fundir. Pues cuando en vida Vollard le sugirió hacerlo de una de ellas, él replicó: "El bronce está bien para los que trabajan para la eternidad. Mi placer consiste en empezar una y otra vez".

Degas decía que la aleación de cobre y estaño conocida como bronce es eterna y que él , nada odiaba más que lo que quedaba fijado para siempre


La bailarina de 14 años - Esta escultura transmite orgullo, templanza, seguridad, elegancia. La bailarina mira hacia arriba con los ojos entreabiertos, como si disfrutase de una merecida ovación y a la vez no quisiera perder detalle de las sonrisas de felicidad del público al que ha ofrecido una actuación brillante. Sitúa la pierna derecha por delante de la izquierda y une sus manos por detrás de la espalda, saludando al respetable. Va vestida con una falda de seda, un corpiño abotonado, un lazo en el pelo, unas mallas en las piernas y unos zapatitos de ballet. En las rodillas se ven las arrugas de la tela por tener la pierna perfectamente estirada. Sólo le falta respirar para ser real. 

Esta escultura fue la única  expuesta en vida de Degas, se mostró en la exposición impresionista de 1881. Con coloración natural, peinada con verdaderos cabellos, vestida con un tutú y verdaderas zapatillas, demuestra un hiperrealismo, una veracidad que rozan el extremo. Presentada en una vitrina a la manera de un espécimen de museo, revela un Degas casi antropólogo o naturalista.
Los críticos acusaron violentamente esta obra de Degas , decían que había representado a la niña de manera bestial, se la comparó a un simio o a un azteca; se le encontró un rostro "en el que todos los vicios imprimen sus odiosas promesas, marca de un carácter particularmente vicioso".
“La pequeña bailarina” fue sin duda un gran paso hacia delante sin precedentes, especialmente por la incorporación de materiales escultóricos como la arcilla o la cera, junto con el empleo de materiales extravagantes para la época como pelo humano, lazos de satén y otras piezas de ropa confeccionadas a mano con tejidos como el tul, y la seda. La edición de bronce, realizada tras su muerte, intenta preservar lo mejor posible las características de la cera.

Bailarina de Degas, esta escultura representa la música y el movimiento
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"Degas realizó una serie de pequeños caballos en bronce. Todos ellos revelan una observación intensa y lúcida. Nadie antes que él – ni siquiera Géricault - había representado los caballos con un naturalismo y una expresividad tan magistrales. Pero hacia 1888 tiene lugar un cambio cualitativo. El estilo sigue siendo exactamente el mismo, pero la energía es distinta.Los primeros bronces son de caballos vistos, maravillosamente vistos, ahí fuera, en el mundo que pasa a nuestro lado, el mundo observable. En los últimos, los caballos no son sólo observados, sino también temblorosamente percibidos desde dentro. El artista no sólo ha percibido su energía, sino que se ha sometido a ella, la ha sufrido, soportado, como si las manos del escultor hubieran sentido la terrible energía nerviosa del caballo en la arcilla que estaba manipulando”. John Berger
El cambio en las esculturas de caballos, coincide con su descubrimiento de las fotografías de Muybridge, que mostraban por primera vez en la historia cómo se mueven realmente las patas de un caballo al trote o al galope. Y su uso de estas fotos concuerda perfectamente con el espíritu positivista de la época.
La naturaleza pasa de objeto a sujeto de la investigación. Las obras tardías parecen acatar todos los requisitos del modelo más que la voluntad del artista.





Caballo en el abrevadero.-Metropolitan Museum

 Caballo al paso marcado.-cera roja.-foto Frank Horva


Caballo encabritado.-cera roja.-foto Frank Horvat

Pura sangre al paso
 
La serie de esculturas hípicas permite apreciar la forma de esculpir de Degas, apoyado por la presencia de algunas herramientas utilizadas por el artista: construía un esqueleto metálico que él mismo fabricaba, cogía el molde de cera, le daba forma, lo destruía, volvía a hacerlo… el material permite esa libertad. En el caballo Pura sangre al paso, el cuello no es más que ese esqueleto. 
 SELLO POSTAL
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 1970.- La Bailarina del ramo. Degas, Edgar Hilaire. Este sello de francia nos recuerda uno de los más grandes impresionistas de todos los tiempos con el motivo impreso en el sello de su obra “La Danseuse au bouquet“.